7000 palabras. Tómenselo con calma. Yyy, ¡Espero que lo disfruten!.
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Huir. Alejarse. Por mucho que lo intentaron, querían hacerte daño para hacerte llorar. Nunca les lloraste, sólo a tu alma.
No tengo dinero, mis bolsillo están vacíos porque no me dan ni un centavo, puedes tomar mi alma si así lo desean, pero dejen de lastimarme; la infancia de Toji era ese vil pensamiento.
Desde que despertaba e incluso dormido tenía que estar alerta, no había un lugar seguro en aquella residencia en donde vivía su numerosa familia.
El día en que nació quizá él no fue consciente de lo que se avecinaba; nunca fue querido y jamás lo sería por ninguno de los integrantes de su familia. Quizá era por el hecho de que fue el resultado de una infidelidad de su madre —con el entrenador de los pequeños del clan— sobra decir que el pobre hombre fue torturado y asesinado por el líder, o también quizá influyó el hecho de que fue un bebé prematuro enfermizo, un mal augurio para la familia.
Tenía prohibido visitar a su madre, no era como si ella quisiera verlo; su cuerpo lleno de antidepresivos y ser usada por todos los hombres del clan una vez que perdió su honor al serle infiel al líder Zen'in.
Pero no la dejarían jamás libre.
Una vez que entras al clan, no puedes salir a menos que prefieras una bala en la cabeza.
— ¡¿Dónde carajos está Toji Zen'in?!.
Aquel pequeño niño de 6 años estaba encerrado en el closet viendo desde las pequeñas aberturas como su padre lo buscaba furioso mientras jaloneaba del cabello a su madre, podía ver la sangre y los moretones en el rostro de su progenitora.
— ¿Fuiste tú el que quiso envenenarme? ¡Sé que te escondes en el puto closet!
Había intentado asesinar a su padre, después de haber presenciado cómo su madre era abusada por varios familiares del clan y su padre con indiferencia veía todo sentado en el sofá.
Anhelaba matarlo.
Para que su madre se liberará de aquel monstruo.
— Si no sales ahora, mataré a tu madre y será tu culpa.
Toji cubría sus labios queriendo evitar soltar un sollozo y tener las fuerzas para no salir, sabría que su padre lo golpearia hasta dejarlo inmóvil. Ya no quería dolor.
Abre la puerta del closet.
Una vez que está ante la mirada aterradora de su padre que sonríe ampliamente al verlo, da una patada a su madre justo frente a sus ojos.
