Capítulo cincuenta y nueve: Más contigo, yo soy yo.

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— Mierda — escupió Namjoon, mientras presionaba a fondo el acelerador, tratando de alcanza el automóvil gris que llevaba a cierto pelirosa dentro.

El timbre de llamada sonó atraves del parlante inteligente del coche del moreno, quien dirigió sus orbes marrones hacia el monitor táctil que se encontraba a un lado del volante. Estaba llamado a Jimin, y éste le había contestado, tal vez podrían arreglar las cosas y-

— ¡Deja de llamarme! ¡No quiero hablar contigo!

— ¿Ah si? Pues de malas, porque ya lo estás haciendo. — dijo Namjoon con sorna, más el peculiar sonido de la llamada siendo colgada borró su sonrisa en un segundo. — Joder — dijo fastidiado, dando la orden por comando de voz a su auto para que volviese a marcarle al chico.

— ¿Qué? — volvió a contestar Jimin fastidiado, y Namjoon quiso reír cuando cayó en cuenta de que ambos parecían un par de colegiales pelear por estupideces.

Joder, es que en verdad no podía creer que a sus treinta y dos años estuviera persiguiendo a un chico en su auto, llamándole por teléfono como un acosador. Trató con todas sus fuerzas de reprimir una risa, pero terminó fallando en el intento.

— ¿Te estás riendo? — preguntó molesto el más pequeño, y aunque no podía verlo Namjoon podría apostar su mano derecha a que en esos precisos momentos, Jimin tenía el entrecejo fruncido para después alzar una ceja y soltar una risita burlesca.

Namjoon no contestó, ninguno dijo nada por algunos segundos, hasta que el bullicio de la ciudad y la tediosa cantidad de vehículos comenzaba a aumentar. Habían llegado al centro de Moscú, lo que quería decir que Jimin estaba a salvo y Namjoon... bueno él estaba jodido.

— Adiós bobo. — fue lo último que el moreno escuchó antes de que la llamada terminara.

Los ojos marrones del más alto buscaron con determinación el auto contrario, pero lo último que vió fue una melena rosa desaparecer en por una esquina. Namjoon abrió los ojos como platos, esto definitivamente estaba saliéndose de sus manos.

Importándole una mierda todo, el peliplateado bajó del auto, dejándolo a media carretera. Sus piernas corrieron tan rápido como pudo, y no fue hasta dos calles después que pudo dar nuevamente con el de cabello rosa.

— ¡Te tengo! — dijo victorioso, pero la alegria no le duraría por mucho tiempo, pues por alguna razón, Jimin volvió a ver hacia atrás, conectando sus miradas y emprendiendo la carrera más épica de su vida.

— NO CORRAS PEQUEÑA...

— ¿PEQUEÑA QUÉ?

— Pequeña... PEQUEÑA BOLA DE HELADO ROSA ¡VEN ACÁ! —

Jimin ignoró sus impulsos internos por echarse reír por el apodo tan ridículo, y más bien optó por correr, sin embargo sus piernas eran pequeñas, contrarias al mayor que tenía piernas largas y una excelente condición física. Por lo qué la distancia prontamente se volvió escasa, estando a pocos metros de diferencia, armándose de valor, el pequeño pelirosa reunió todas sus fuerzas para correr con todo lo que podía y escapar de él.

Tomando una bocanada de aire, Jimin cerró los ojos con fuerza y después corrió con toda su energía hacia donde el destino lo quisiera llevar, sin embargo, su pequeño cuerpo colisionó con fuerza contra una sólida corporalidad. Su corazón sintió caer al vacío pero sintió un brazo envolverlo por la espalda y otro sostener su cabeza, era extraño, porque en un fragmento de segundo, sintió su cuerpo flotar en el aire, un vacío en el estómago fue lo último que pudo sentir antes de impactar con fuerza sobre el suelo.

Jimin apetraba los párpados con fuerza, y sus manos palparon la superficie, que aunque levemente dura era confortable, por otro lado su mejilla gordita estaba estampada contra una cómoda base.

Bratvá - KookV ℘Where stories live. Discover now