Capítulo cuatro : Abandonarse y no.

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— "Ya tendrá tiempo para agradecerme después, esto solo ha sido la prueba de mi buena fe para con usted."—

Pronuncié sonriente, pues éste solo es el primer paso, todo debe salir todo de acuerdo a como he maquinado.

— No, esto no puede quedarse así, d-dígame una manera de como pagarle, y así lo haré.

Sonreí, el hombre no es ningún estúpido, sabe perfectamente que en este mundo que nos movemos, entre más tarde en pagar, más alto es el precio. Es inteligente, carismático y gracioso, debo admitir que el hombre me cae bien, y es extraño que alguien me agrade la verdad.

Él parece estudiar mis expresiones, atento a mi respuesta y es entonces, que se me ocurre una magnífica idea.

— Pues... pensándolo bien, si existe una manera de compensar el gesto Señor Kim.

— Dígame y lo haré.

— Invíteme a cenar. En su casa. Esta noche, a las 8pm, prepare un delicioso platillo casero, para mi eso es suficiente. Deseo irme con un buen recuerdo de Corea.

— ¿Mi ca-sa?, digo si, está bien.— ¿por qué razón él desea venir a casa?  Es un magnate y lo único que pide a cambio es un plato de comida casera...

Dios... soy yo de nuevo.

— Entonces, ¡ya está!, llegaré puntual. Igual y aprovecho para que toquemos el tema de una propuesta que ha andado rondando mi cabeza.

— ¿Propuesta?.

— Así es, una propuesta, singular como ninguna otra y créame, rechazarla no es una opción.

La sonrisa ladina de Jungkook denotaba sin duda, que aquellas palabras tenían una veracidad inigualable. Y es que vamos, era verdad, no iba a poder negarse, no existía ni la más mínima oportunidad de hacerlo.

Era si o morir, de ello no había duda.

— Bien, nos vemos en unas horas señor Kim, uno de mis choferes vendrá por usted en unos minutos, verifique que el auto sea color rojo, y que tenga mis iniciales talladas en la placa delantera.

Sin más que añadir, me giré sobre mis talones y caminé de vuelta a mi auto, con una sola idea en mente ; tener ese rubio a toda costa.





                           

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Los vientos apacibles de Corea no se comparan con los turbulentos y glaciales de Moscú.

Bajé de mi Bugatti negro, el cual es mi fiel amigo cuando viajo a Corea. Y en cuanto estuve fuera, contemplé con dedicación la vista exterior de la casa  que me recibía, la cual no es precisamente ostentosa, sino más hogareña pero sin perder elegancia.

Vuelvo mis ojos a la puerta frente a mi, al escuchar como es abierta. El hombre frente a mi, me recibe con una cálida sonrisa.

—Señor Jeon, buenas noches, bienvenido, pasé por favor. 

—Buenas noches, gracias por el recibimiento. Traigo esto para usted. — dejé la fina botella sobre sus manos para proceder a explicarle un poco. — Se llama Kvas, y es un alcohol casero muy tradicional en Rusia, hecho a base de centeno, harina de trigo, cebada, pan negro y, en algunos casos, manzana, es un licor muy suave, pero delicioso, así que espero sea de su agrado.

— Oh, no debió molestarse, muchísimas gracias. Tome asiento, en seguida le traigo algo para beber, jugo, vino, agua, ¿desea algo en especial?.

Bratvá - KookV ℘Where stories live. Discover now