Bratvá - KookV ℘

Capítulo veintidós : Ronronea.

— ¡Es que no puedo creer que te molestaras por eso!

— El muy idiota estaba viéndote demasiado, y tú, ¡tú estabas sonriéndole Taehyung! — dijo puchereando.

— Oh por dios Kookie hyung, solo fui cortés.

— ¿Cortés? ¿Y desde cuando la cortesía se basa en dejar que tomen tu mano y te dejes abrazar? — reclamó un azabache, saliendo de la ducha usando solo su bata negra.

— Pero Jungkook ¡era un niño!

— Pero dijo que le gustabas.

— Solo tenía ocho años...

— ¿Y?

— ¡Lo hiciste llorar!

— La culpa la tiene él, por creer que en verdad le iba a cocer los ojos. — se defendió. — Maldito enano cabeza de frijol. — siseó Jungkook, cruzándose de brazos, mientras recordaba aquella escena.

Y es que luego de comer pizza, decidieron ir a una tienda de peluches, pues Taehyung quería una colección de unos ositos de felpa, pero resulta que en lo que él pagaba en la caja, un crío de ocho años, se había acercado a su novio, para decirle que era muy bonito, y que si quería ser SU príncipe, y como si fuera poco, su rubio no había dejado de sonreír con ternura hacia el infante, agachándose hasta él y dejándose abrazar.

Razón, por la que un molesto Jungkook, se acercó hasta ellos, separando a su castañito de ese roba novios, enano, feo y cholco.

Diciéndole que Taehyung era suyo, e iniciando una pequeña riña, pues Jungkook había tomado posesivamente la cintura de su Tae, apretándolo contra él, como tratando de decirle a todo el mundo, que ese bonito rubio era suyo. Además eso no es todo, pues el azabache le había dicho que si seguía mirando mucho a su novio, iba a cocerle los ojos como la bruja de Coraline, y sin más le sacó la lengua y se marchó de ahí, dejando a un asustado niño, llorando desconsoladamente.

Al principio, Taehyung pensó que Jungkook solo jugaba, pero luego cayó en cuenta que su hyung, de verdad estaba celoso de un niño. No le tomó mucha importancia, realmente le hacía gracia que Jungkook se comportara como un niño pequeño.

Su primera cita, había sido para nada normal, todo fue único, espontáneo y divertido, realmente había sido la mejor cita de su vida. Luego de su travesía en la cuidad, habían vuelto a casa, ambos tomaron una ducha juntos, así que recién estaban por ponerse sus pijamas y dormir. 

Claro, no sin antes hacerle un pequeño drama a su hyung por ser un celoso y posesivo, razón por la que cada vez que Jungkook lo veía, el rubio hacía un puchero, se cruzaba de brazos y volvía a ver hacia un lado. 

El pelinegro, se acercó hasta él, quien cabe recalcar se encontraba parado al borde de la cama. Jeon rodeó lo rodeó con sus brazos, hasta abrazarlo por la cintura, y acariciar el bonito rostro de su bebé.