amante de su tristeza

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[Camila]


Su mano apretaba con fuerza mi playera, su cabeza se escondía en mi cuello y leves quejidos salían dede su garganta. Susurraba "lo siento, lo siento mucho" arrastrando las palabras. Estaba apunto de despertarla

—¡No! ¡Taylor!— gritó al sentarse con desesperación en la cama —no, no, no, no, ¡NO! ¿¡Dónde esta Taylor!?— preguntó desesperadamente mientras su mirada divagaba por toda la habitación. 

Encendí la lámpara de la mesa de noche y me giré a mirarla. Ella tomaba sus rodillas contra su pecho abrazándose a sí misma mientras respiraba pausadamente. Su rostro era  inexpresivo, pero sus ojos siempre la delataban. Había aprendido a leer sus miradas, y la suya incluso me transmitía la desesperación y el miedo que la poseían. 

—Lern— la llamé y pareció salir de su trance. Me miró y se lanzó a mis brazos.

Hace cuatro meses que Lauren me propuso mudarme con ella al departamento que Oliver le regaló, ya que era incluso demasiado grande para 3 personas. Acepté, ya me había hartado de que mi padre y madre quisieran controlar mi vida. 

Cuando se enteraron de que me iba a mudar, casi finge un infarto mi padre.

Tenía la gran herencia que me dejó mi abuelo y era suficiente para vivir independientemente por un muy largo rato. Lauren tenía su habitación, y yo tenía otra que estaba justo a lado de ella. Quedamos en dividirnos los gastos y era todo, ya que el departamento había sido comprado.

Había pasado cuatro meses y medio desde que no dimos otra oportunidad, meses en los que me enamoré cada día más de ella. 

Aunque yo tenía mi habitación, Lauren me pedía dormir con ella, o algunas veces iba a mi habitación a pedirme dormir conmigo. Pero me había dado cuenta de que algunas veces se avergonzaba de pedirmelo ya que no quería despertarme y ella terminaba sin dormir.

Las últimas dos semanas sus pesadillas eran peores, odiaba verla de esa manera. Estaba consumida por la culpa del accidente, o había algo que la tenía nerviosa. Había notado que sus pesadillas eran peores en ella cuando estaba nerviosa, o triste al recordar a su hermana, Taylor

—Lo siento— se disculpó

—¿Porque?— 

—Por todo— suspiró y me abrazó con fuerza pero sin lastimarme. Se aferraba a mí —Camz, no quiero que mis problemas te afecten a tí, tu no tienes la culpa de mis problemas. No tienes que dormír conmigo de nuevo si tu no lo quieres y..—  la callé con un beso en los labios. Sus besos siempre eran un éxtasis de sensaciones y eran irremediablemente adictivos. 

—¿Porque me dices esas cosas, Lauren?— pregunté al separamos

—Camila, soy conciente de que soy un desastre. Todas las noches haces lo mismo, te despiertas, me abrazas, me tranquilizas y te quedas despierta hasta que duermo de nuevo. No es justo que tu tengas que cargar cargar con mis problemas también— su arrepentimiento se podía observar en su mirada. Cada vez que la miraba me sentía más convencida de amarla. Todos huyen de ella, creen que tiene el corazón de piedra. A sus espaldas y cuando ella no estaba cerca, las personas a su alrededor hablan de lo rara que creían que era ella. Siempre con ese porte tan correcto, acompañado de su inexpresividad y su fría he intimidante mirada. Manteniéndose lo más lejana posible de las personas, y desencajando completamente en las expectativas de la personas. Todos ellos eran estúpidos, ninguno sabía leerla, ni siquiera se tomaron la molestia de intentarlo. Todos creían que ella era rara y fría, que su corazón era de piedra y no sentía nada. Incluso yo lo creí. Ella demostraba tener el control de su vida, de ella misma y de sus emociones. Pero ella sólo intentaba protegerse, protegerse de todos, incluso de sí misma. En su fría mirada cargaba la tristeza. En su inexpresividad, el odio, en su corazón, el dolor , y en su mente, los recuerdos.  Esa era su manera de protegerse, y proteger a los demás de ella. Ella no era fría con quién amaba o quería. Ella no tenía el control de todo en su vida. Ella no tenía el corazón de piedra, solo lo tenía jodidamente lastimado y intentaba que nadie lo tocase, pero su amor era el más puro y sincero que había conocido. Ella amaba de verdad, ella estaba conmigo porque me quería, ella amaba su soledad y el amor de una persona solitaria y fría, siempre es el más puro que hay, porqué puedes tener la certeza que ellos te eligen por amor, y no por miedo a la soledad. Y aunque ella no conocía el amor, estaba amando sin forzarlo, sin inventar sentirlo. Ella no era todo lo que mostraba, tenías que leerla para conocerla. Y quién lo hiciese terminaría enamorandose de ella, justo como lo hice yo.

Sabía que ella seguía trabajando como lo ha hecho siempre, pero trataba de olvidarme de eso. No me agradaba su trabajo, ciertamente nunca creí enamorarme de alguien que hiciese el tipo de cosas que hacía Lauren. Pero ella era la excepción, ella estaba siendo la excepción en mi vida. Estaba llevándole la contra a mis padres por estar con ella. Sabía que nunca me arrepentiría de haberlo hecho, ella siempre sería mi excepción favorita.

—Shhh, Lolo— la besé con ternura y lentitud —no me molesta despertar y abrazarte, podría hacerlo cuantas veces lo necesitaras— acaricié su mejilla. La miraba a los ojos, y ellos parecían enrojecerse. Tomó mi mano y la retiró de su mejilla, jugaba con mis dedos cabizbaja mientras yo intentaba encontrar su mirada.

—Camz, lo he intentado, en verdad te juro que lo he intentado, pero no he podido deshacerme de los recuerdos. Aún duele, y duele demasiado. Cuando yo le prometí a tu hermana cuidarte con mi vida, lo dije en serio, y yo cumplo mis promesas. Pero no puedo hacerlo estando de esta manera contigo, porque yo soy la que te consume, no haces mas que cargar con mi dolor y mis pesadillas. Te estoy hundiendo conmigo. Yo te quiero, y te quiero demasiado, pero no puedo, ni quiero arrastrarte conmigo y el desastre que me sigue. Tu relación con tus padres se jodió por mi culpa, tu amistad con Dinah podría terminar también por mi culpa. Ya casi no sales con ella por estar conmigo cargando con mis problemas. No has tenido ni un poco de paz desde que estas conmigo— su otra mano me acariciaba con delicadeza. Me alejé de ella con molestia y su mirada se tornó preocupada por mi reacción

—¿Quien dijo que yo quería paz? ¿Qué sentido tiene eso? A mi no me molesta que me despiertes por las noches, nunca me molestaría cuidar de tí. Quiero abrazar tus miedos y pesadillas, no dejarte sóla con ellas. Mi relación con mis padres no se jodió por tu culpa, esa la jodieron ellos mismos… Lauren, yo no te pido que dejes de ser quién eres, ni tampoco que olvides simplemente todo tu pasado. Nunca te he pedido eso porque no me interesa hacerte cambiar algo que no puedes o no quieres. Y no perderé mi amistad con Dinah, ella te aprecia y es felíz si soy feliz y créeme, que contigo lo soy… Y por lo mucho que te quiero, no me importa si tengo que cargar un alguno de tus problemas para aliviarte de el, con gusto lo haría. No importa si me arrastras contigo, porque sin duda aceptaría fuese como fuese, con que fuese a tu lado. Y, amenos que tu no me quieras, yo no me iré de tu lado, no te dejaré sola. Yo me he enamorado de cada parte de tí, amo todo lo que conforma quién eres. Inclusive el dolor.  Lauren, amo cada una de tus cicatrices, y no me importaría perderme en ellas por tí. Amo la forma en la que mantienes el control frente a los demás y la forma en la que liberas tu dolor golpeando el costal a las tres de la madrugada cuando no puedes dormir— fuí sincera, amaba cada una de sus tristezas y deseaba sanar el dolor en su interior. 

Cold gazeWo Geschichten leben. Entdecke jetzt