diferente

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[Lauren]

Sé que quizás estoy cometiendo un error, pero algo me hace creer que estoy cometiendo el mejor error de mi vida.

Nunca antes había dejado a nadie acercarse a mi tanto como a élla se lo permito. Oliver tiene gran culpa de ello.

⟦…⟧

—No, y no pienso discutirlo— sentencié

—Entiéndelo, Lern, no le harás daño—

—¡No me llames así!— dije mas fuerte de lo que quería.

Odiaba que me llamaran así, Lern. Lern, Lern, Lern, Lern, solo élla podía hacerlo. Tylor era la única que podía hacerlo, aunque eso había cambiado esta mañana. Camila me había llamado de esa manera, y raramente no me había molestado que élla lo hiciera.

—Lo siento Lauren, pero lo digo enserio, date un oportunidad. No puedes creer que lastimarás a todo aquél que se cruce en tu camino, ¡por dios! Debes de entender que fue un accidente— protestó Oliver

—Mira, solo hago esto por que ella me ayudo cuando estaba apunto de tener un ataque de pánico. No significa que deba dejarla entrar a mi vida—

—Okey, si, tienes razón. Pero al menos deberías pensarlo, nunca sabes que depara el destino— dijo antes de salir de casa

Lo pensé por unos minutos, al final terminé sediendo, le daría la oportunidad a Camila de entrar a mi vida.

Compré la pizza que le llevaría a Camila y le marqué a Zayn. Seguía molesto conmigo, pero le conté que me disculparía con Camila y terminó ayudándome a conseguir su número.

Dinah, la amiga de Camila, me pasó su número. Zayn, Ty y élla terminaron llevándose muy bien.

—Solo no le digas a Mila que yo te di su número, odia que pasé su número sin su permiso— dijo suplicante

—No te preocupes Dinah, no le diré que fuiste tu, y gracias por el número— dije antes de colgar

Enseguida llamé el número que Dinah me dio.

Uno… dos… tres tonos y contestó

—¿Quién habla?— preguntó. Su voz era linda, suave y delicada.

—Su pizza y una linda chica la estan esperando afuera de la universidad, no demore o la pizza puede desaparecer misteriosamente— dije y de inmediato colgué. Élla lograba ponerme nerviosa.

⟦…⟧

En verdad esperaba no equivocarme con élla.

Pasó una semana desde que le dije a Camila que la dejaría entrar a mi vida, una difícil y dura semana en la que ir a la universidad fue un tormento. O al menos en algunas ocaciónes lo era. Camila había ayudado a que fuese menos tormentoso ir a la universidad.

El imbécil de Shawn, me provocaba cada que tenía la oportunidad y mi paciencia comenzaba a agotarse. No entendía como sabía tanto de mi.

Chris, el seguía negándome como su hermana. Trataba de evitarlo, pero terriblemente compartíamos algunas clases. El es un año menor que yo, tiene 20 años.

Era lunes, me había despertado demaciado temprano, esa maldita voz que me culpaba del accidente, no me dejaba en paz. Aproveché he intenté dibujar un poco, pero seguía sin poder darle forma a todos esos malditos rayones en mi cuaderno.

Cuando iba camino a la universidad, en un semáforo una pequeña se acercó a venderme rosas. La niña me trajo terribles recuerdos, élla podía estar pasando por lo que yo una vez pasé. Le compré todas las rosas, no eran muchas. Incluso le di algo de dinero de más.

—Sus ojos son tan hermosos señorita— dijo la pequeña mirándo atenta mis ojos —Espero que un día usted deje de estar triste— dijo la pequeña con una ligera sonrisa de medio lado

Arranqué camino a la universidad alejando todo mal recuerdo de mi cabeza. No podía estar reviviendo esos terribles momentos a toda hora.

Me estacione y esperé a que Camila llegara. No me gustaba tener las miradas de todos sobre mi y justo ahora las tenía. Unas simples rosas acaparan la atención de todos.

Mientras esperaba a Camila, me puse a detallar la rosa. Nunca lo había echo, me parecían tan insignificantes, pero eran tan frágiles, lindas y llamativas. Estaban llenas de espinas y debían ser cuidadas perfectamente para que vivieran por un tiempo y resplandecieran de esa manera en la que lograban atraer la atención de cualquiera. Por un momento asemeje a Camila con las rosas, eran tan lindas. Me perdí en los pequeños y hermosos detalles de las rosas que no me di cuenta de el momento en el que Camila llegó

—¡Lern!— Lancé las rosas hacia atrás de mi. Camila me había asustado —lo siento— se disculpó

—Me asustaste— levanté y acomode las rosas

—Lo sé, yo te puedo asustar cuando quiera— dijo ayudándome a terminar de levantar las rosas

—Okey— una sonrisa escapó de mis labios —Son para ti… no, mejor te compraré otras— dije al ver lo maltratadas que habían quedado

—Uy, no Lern, no es necesario, fue mi culpa, lo siento. Aparte, estas son bellísimas, gracias— me dio un pequeño beso en mejilla. Sonreí aún más inconscientemente.

—¿Te puedo acompañar a tu clase?— pregunté

—Obviamente, compartimos la primer clase— dijo sonriente, o burlona, no lose.

La acompañé a dejar las rosas en su casillero y enseguida fuimos a clase de literatura.

Fue la primera vez que no pude concentrarme en la clase, mi vista se desviaba al rostro de Camila. Era tan hermosa, en todo el sentido de la palabra. Llevábamos una semana, una sola maldita semana saliendo y yo ya me doblegaba a élla. Tenía miedo, nunca había sentido eso en el estómago por nadie, nunca sentí que podía ser mejor persona de lo que nunca fui. Pero con élla, con élla todo era diferente y me asustaba, pero era hora de enfrentar mis miedos.

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