Heridas [2]

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—Si después de que te cuente esto, quieres alejarte, lo entenderé— respiró con dificultad

—Lern, si no quieres contarme, no necesitas hacerlo— le dije buscando su mirada

—Si quiero hacerlo, quiero sacarlo de aquí — se señaló el pecho

—Okey, te escucho— acaricie su mano

—Oliver no es mi padre biológico, mi verdadero padre se llama Mike. Oliver cuidó de mi cuando nadie mas lo hizo, aunque fue algo tarde, pero lo hizo. Mi  padre biológico me odia y cuándo yo tenia 8 años el debía dinero y le advirtieron que me llevarían lejos de el y mi familia si no pagaba. El nunca pagó, yo no le interesaba, me odiaba desde el accidente. Tenía una hermana menor, dos años menor que yo. Se llamaba Tylor— su voz se quebró aún más —yo la quería demaciado, te lo juro, yo… yo hubiera dado mi vida por ella— se rescosto en el volante —íbamos en la carretera de regreso a casa, estaba lloviendo muy fuerte y mi padre se detuvo en una tienda. Solo íbamos yo, mi padre, Tylor y Christopher. Papá y Christopher se habían bajado a comprar unas cosas para el camino, Tylor y yo nos quedamos en el auto— respiró hondo — yo no sabía que había dejado las llaves pegadas y el auto encendido. Comencé a jugar en el auto con Tylor y de la nada sentí que el auto se movió, yo me asusté y quise pararlo pero presione el pedal equivocado y aceleró más. El auto choco contra un tráiler y… — sus palabras estaban llenas de dolor y coraje hacia si misma, sus lágrimas se retenían, era como si algo le impidiese soltar todo el dolor que llevaba dentro —El tráiler golpeó del lado del copiloto, que era en dónde se encontraba Taytay— apretó con fuerza el volante, aún estaba con la frente pegada al volante —yo solo tenía 7 años, yo no quería que eso sucediera, yo… es que debí ser yo, no élla — se giró hacia mi y como pudo me abrazó. Se aferró a mi como si buscara aliviar el dolor interno en mis brazos

—Lauren, tu no tienes la culpa, tenías 7 años, tu padre no debió dejar el auto encendido— acaricie su cabello, parecía tranquilizarla

Nos quedamos en la misma posición durante minutos, hasta que se tranquilizó.

No entendía el dolor que estaba sintiendo, no podía hacerlo, no había pasado por lo mismo que ella, no entendía el dolor que estaba sintiendo al contarme esto, pero quería cuidarla, cuidarla de élla, cuidarla de sus miedos, de la culpa que carga consigo, de su familia, cuidarla de todo aquél que la quisiera dañar. Solo era una niña, como se atrevía su padre a odiarla cuándo el fue quién dejó el auto encendido.

Ahora entendía un poco su lejanía con las personas, un poco por que quizás haya más dolor dentro de ella, dolor que se a guardado para si misma. Su seriedad disfrazada su dolor, simplemente no podía fingir una sonrisa cuando si alma llora.

Élla se había vuelvo una persona realmente importante para mi. Las sensaciones que tenía al estar a su lado, eran indescriptibles. Ese cariño que fue creciendo entre nosotras me hacía querer sanar sus heridas. De alguna manera lo haría.

—Camila…— se separó lentamente de mi

—¿Si…?— limpié la única lágrima que logró sacar. Eso era lo que me confirmaba lo mal que se encontraba y aún así intentaba hacerce la fuerte.

—¿Tu si me elegirías a mi?— preguntó mirándome a los ojos.

—Sin duda lo haría— dije antes de juntar nuestros labios en una perfecta sintonía. Sellando el momento con el amargo sabor del recuerdo y el dulce sabor olvido. Por que eso era, una mezcla de sabores. Ella me ofrecía el amargo sabor de su pasado y yo le ofrecía el dulce sabor del olvido, aquél que le mostraría como desacerse del dolor y con el tiempo sanaría sus heridas.







Una discumpa por hacer este capítulo tan corto

Cold gazeWhere stories live. Discover now