Un mal día

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—¿Que haces, Lauren?— preguntó molesto, Oliver. Dejé de golpear el costal de box y lo miré.

—Entrenando, ¿no ves?— dije obvia. Él salió de la habitación, yo continúe —¿¡Que haces!?— pregunté molesta al verlo abrír el costal con unas grandes tijeras.

—Lauren, son las cuatro de la madrugada, llevas una hora golpeando ese maldito costal, déjame dormir—

—Si no entreno ahora, cuándo?— lo miré molesta.

—Hazlo a la hora que la gente normal lo hace, o sea cuándo amanece, o mejor aún, práctica meditación—

—Lo siento— dije quitándome los guantes, los arroje al suelo.

—Lauren, se que ya he insistido demasiado, pero debés buscarlos. Te conozco, o al menos un poco y se que no estarás bien hasta que sepas que arreglaste el problema—

—Oliver… eso ya no tiene arreglo, no lo entiendes? No servirá de nada que los busqué, si lo hago no tendré a Tylor devuelta—

—No, pero puedes recuperar a la
familia que te queda, Chris aún esta aquí, no lo pierdas por seguir culpandote de un accidente—

—Yo… yo no puedo— dije con tristeza

—Claro que puedes, no dejes pasar más tiempo— dijo antes de salir de la habitación.

Simplemente no podía, siempre he sido una cobarde, prefiero evitar las cosas en lugar de afrontarlas y aprender de ellas. Pero el miedo me consume y siento que esto es una carrera la cual no podré ganar.

Mi decisión estaba tomada, era un rotundo NO, prefería evitar los recuerdos.

Salí a correr, como normalmente lo hacía cuando quería alejarme de algún pensamiento, pero esta vez no funcionó, así que regresé a mi casa.

Después de bañarme saqué una cuaderno nuevo de mi mochila, un lápiz y comencé a dibujar. Me gustaba dibujar, pero ahora tenía la mente en otro lado. No pude hacer nada más que rayones. Enojada lancé el cuaderno a la puerta de mi habitación.

Tenía que buscar una manera de mantenerme ocupada, era la manera en la que no me sofocaba tanto a mi misma.

Caminaba por los pasillos a paso apresurado, me había quedado dormida y se me había echo tarde, tenía un examen que presentar.

No estaba de buen humor, iba tarde, tenía un horrible dolor de cabeza, iba sin desayunar, la llanta de mi moto se había ponchado y había olvidado mi celular y mi cartera en mi casa. Había empezado un mal día.

—Buenos días profesor, disculpe la tardanza, ¿me permite entrar a su clase?— dije tan amable como pude. Pensé que me dejaría entrar, siempre he sido buena estudiante.

—No y le pediré que se retire de aquí por que estoy apunto de comenzar el examen— intentó cerrarme la puerta en la cara.

Detuve la puerta y miré el reloj que estaba dentro del salón. Apenas eran las 8:02 am y la clase empezaba a las 8:00 am

—¡Solo llegué dos minutos tarde!— proteste controlandome

—No me falte al respeto, señorita— alzó la voz, una punzada en mi cabeza se hizo presente y una inevitable mueca se formó en mi rostro —¡Y todavía se molesta!—

—Solo le dije que había llegado dos minutos tarde, no le cuesta nada permitirme la entrada a su clase—

—¡Ya le dije que no entrará, así que retirese de aquí, que conmigo usted no presentará examen por faltarme al respeto!— esta vez me gritó

—¡Usted y su maldita clase pueden irse a la mierda!— dije enojada mientras caminaba en dirección a la oficina del director. El profesor de finanzas me siguió, venía detrás de mi diciéndome un sin fin de cosas sobre lo irrespetuosa que soy y como perdería su clase.

Sentía que mi cabeza estallaría en cualquier momento, esta comenzando a marearme. Llevaba días sin comer bien, en algunos ni siquiera comía nada.

El profesor de finanzas abrió la puerta de la oficina del director sin siquiera tocar.

—¡Director! Tengo un problema con la señorita Jau…—

—Profesor Enrique, le pediré que a la próxima toque antes de entrar, porfavor. Y en este momento me encuentro ocupado— dijo el director. Yo me encontraba afuera de su oficina.

—La señorita Jáuregui, me faltó al respeto en medio de un examen y…— ¿ese viejo no entendía que el director se encontraba ocupado?

—¿Lauren?— preguntó el director

—Así es, es una joven muy irrespetuosa y— fue interrumpido nuevamente

—Adelante, puedes pasar Lauren— se dirigió a mi muy amable y sonriente el director. Entré— Que fue lo que..—

—Listo director, ya le mostré dónde quedan sus siguientes clases, pero quiere hablar con usted— dijo una voz femenina que reconocía muy bien.

—Gracias, Camila, puedes volver a tu clase— me giré a mirarla y sentí que el aire me faltaba, (literalmente)

Mi decisión había sido un NO, pero parecía que al universo, destino o lo que sea que controle esta mierda le importaba un carajo lo que decidiera.

El aire comenzaba a faltarme y sentía que la oficina se hacía cada vez mas pequeña. Tal vez esto era una señal de que debía dejar de "evitar" y comenzar a afrontar las cosas que me atemorizaban.

Una punzada en el pecho y cientos de imagenes se hicieron presentes. El miedo se hizo cargo de la situación y la gran necesidad de correr comenzó a crecer.

Ni siquiera me había movido ni un poco y mi corazón seguía incrementando el ritmo de mis latidos.

—¿Lauren, porqué nunca me mencionaste que tenías un hermano?— preguntó el director.

—Yo no soy su hermano— dijo Christopher con molestia. Fueron las 5 palabras más dolorosas que le había escuchado decir a Chris.

Era increíble como esa parte de mi que tanto intenté enterrar, volvió a salir con el sonido de 5 plabras dichas por mi hermano.

El aire parecía agotarse, ahora podía sentir aquélla desesperación que abrazaba a Camila al estar apunto de ahogarse.

Salí de la oficina sin decir nada, simplemente manteniendo esa rígida y dura apariencia, mostrando completa tranquilidad. Por dentro sentía que el aire se estaba por acabar, entré al baño y me encerré en uno de los cubículos.

Bajé la tapa del baño y me senté. 1... respire hondo y solté 2... repetí y malditasea, no lograba controlarme ni un poco.

Quería llorar, sentía la necesidad de hacerlo, pero ni una maldita lagrima salía de mi.











Tengo que admitir que a veces cuándo leo mi historia para asegurarme que todas las partes conectan, termino enojandome por que no hay más capítulos, o porque las camren sufren, jajaja, ya luego termino recordando que yo soy el que escribe la historia y me siento estúpido.

Cold gazeWhere stories live. Discover now