Calcomanía (Novela 1)

By Lily_delPilar

2.1M 332K 374K

En el año 1978, dos jóvenes se enamoran en tiempos de dictadura. Uno de ellos es orgullosamente gay y oposito... More

Sinopsis
Parte I
1: 1
1: 2
1: 3
1: 4
1: 5
1: 6
1: 7
1: 8
1: 9
1: 10
1: 11
1: 12
1: 13
1: 14
1: 15
1: 16
1: 17
1: 18
1: 19
1: 20
1: 21
1: 22
1: 23
1: 25
1: 26
1: 27
1: 28
1: 29
1: 30
1: 31
1: 32
1: 33
1: 34
1: 35
1: 36
1: 37
1: 38
1: 39
1: 40
1: 41
1: 42
1: 43
1: 44
1: 45
1: 46
1: 47
1: 48
1: 49
1: 50
1: 51
1: 52
1: 53
1: 54
1: 55
1: 56
1: 57
1: 58
1: 59
1: 60

1: 24

25K 5.4K 10.6K
By Lily_delPilar

24

Enero, 1979.

Cuando su padre le preguntó el jueves por la mañana si Liú Tian asistiría o no a la cena, lo hizo por mera cordialidad.

—Le dije a Julián que preparase pato pekinés para la cena —dijo antes de marcharse—. Espero sea de su agrado.

Xiao Zhen también lo esperaba.

Al llegar a la universidad ese día, lo buscó en los pocos lugares donde se habían encontrado antes. Considerando el tamaño del recinto, no fue sorpresa cuando terminó yendo por segunda vez a la cancha de basquetbol sin algún rastro de dónde podría encontrarlo. Por fortuna, rebotando la pelota con aburrimiento, se encontró a Luan. Se le acercó antes de que lo notase y decidiera marcharse solo porque ese chico era así.

—Luan, hola, me preguntaba si podrías ayudarme con algo.

—Negativo y adiós.

Ya comenzaba...

—Solo quiero preguntarte si sabes algo de Liú Tian. —Luan pasó corriendo por su lado hacia el otro lado de la cancha—. Oye, te estoy hablando.

La pelota se estrelló contra el tablero y se fue lejos.

—Te escuché y decidí no responderte.

—¿Pero por qué?

—¿Pero por qué? —lo imitó Luan con voz aguda—. ¿Eres mi mamá?

—¿Qué? Por supuesto que no.

La sonrisa de Luan se veía demasiado tirante en su rostro.

—Entonces, no te debo explicaciones.

—Pero...

—Y que sepas que solo le tengo miedo a mi mamá, porque esa señora y su sandalia dan miedo.

Xiao Zhen dejó caer los hombros en expresión cansada.

—¿Por qué eres así conmigo?

Luan se rascó detrás de la oreja. A Zhen le pareció más que nunca un perro callejero mal domesticado. Como se quedó sin respuesta, Luan se limitó a arrojarle el balón a la cara. Xiao Zhen logró golpear la pelota a último instante.

—¡¿Qué te hice ahora?! —reclamó.

—Existir.

Como si no hubiese hecho nada malo, Luan fue detrás del balón. Lo siguió tras suspirar.

—¿Realmente no me dirás dónde está Tian?

Luan estiró la mano.

—Diez billetes de la señora fea.

—¿Qué?

—Dame diez billetes y te digo.

—Pero, Luan...

—Ahora son quince. No quieres que te pida dos señores con boina.

Apretando los dientes, Xiao Zhen sacó los billetes de su bolsillo y se los entregó. Luan tuvo el descaro de contarlos.

—Bien, ¿podrías contarme ahora qué te dijo?

—Ah, sí. —Asintió con aire distraído guardándose los billetes en el pantalón—. Me dijo que no te dijera dónde estaba si venías a preguntar por él.

¿Entonces sí se estaba escondiendo de él?

—Pero, Luan...

—Pero puedo traicionarlo por treinta.

Dejó caer los hombros.

—¿Es en serio?

—¿Tengo cara de no serlo?

Xiao Zhen apretó todavía más los dientes y sacó más billetes.

—Son treinta aparte de. —Estiró la mano—. Completa el dinero o me iré sin decirte nada.

Le entregó todo lo que tenía.

—No tengo más —dijo.

—Una lástima que el trato...

—Te daré lo que faltó mañana —se apresuró en agregar cuando vio a Luan agarrar el balón para marcharse—. Hoy ya no me queda dinero ni para almorzar.

—¿Y debería sentir pena?

—Solo dime dónde está Tian, por favor.

Luan se quedó observándolo con los ojos entrecerrados.

—Hay un interés del 5% por cada día de retraso.

—Solo dime dónde está.

—En la biblioteca.

¿Por qué no se le había ocurrido revisar ese sitio antes?

—Si es que te atreviste a mentirme...

—¿Qué? —Luan se cruzó de brazos—. ¿Qué harás?

—Eres insoportable.

—Gracias, y fue un gusto hacer negocios contigo.

Ambos terminaron esa conversación sin despedirse. Xiao Zhen se apresuró en ir a la biblioteca y alcanzar a Tian antes de que cambiase de escondite. Nada más ingresar a ese recinto repleto de estantes con libros y que olía a hoja vieja y madera, comenzó a revisar cada pasillos y mesas en los dos niveles. Estaba llegando al último rincón del segundo piso cuando divisó parte de un zapato mal puesto sobresaliendo del pasillo.

Sus pasos fueron silenciados por la alfombra gruesa al acercarse. Llegó al lado de Liú Tian sin aviso, quien leía concentrado un libro con los lentes posicionados en la punta de la nariz.

Gege.

La novela que sostenía en las manos salió volando por el susto. Con este caído a un costado de sus piernas y colocándose los anteojos sobre la cabeza, Liú Tian lo fulminó con la mirada.

—Xiao Zhen, si quieres matarme por algo, hazlo pero que sea por tus besos.

Gege —advirtió Xiao Zhen comprobando los alrededores.

Liú Tian agarró el libro y estiró las hojas que se habían arrugado ante la caída.

—Ay, ni te estreses, nadie viene a este lugar. —Entonces, su sonrisa brillante y cuadrada—. Es un sitio perfecto para besarnos, ¿no crees?

Si en algún instante imaginó que ese chico se estaba escondiendo de él porque lo odiaba, claramente estuvo equivocado.

—¿Cómo sigues de la herida? —preguntó, sus ojos dirigiéndose a esa venda blanca en su cabeza que llevaba más como un accesorio de moda que medicinal—. ¿Y del tobillo?

—El tobillo ya no me duele y la cabeza... todos creen que el padre de Emma nos descubrió teniendo sexo y me golpeó. —Eso le sacó una carcajada divertida—. ¿No es acaso la gente ciega y ridícula?

Xiao Zhen con posibilidad era uno de ellos, porque todavía se le hacía extraño pensar que ese chico, tan atractivo y con tantas mujeres enamoradas de él, fuese realmente gay.

—Por cierto, ¿cómo supiste que estaba aquí? Luan me vendió, ¿cierto?

—Lo siento.

—¿Al menos te sacó un buen dineral?

—Cuarenta y cinco.

Abrió los ojos con incredulidad soltando luego un gruñido ofendido.

—¿Cuarenta y cinco monedas? ¿Tan poco valgo para ese monstruo?

—Cuarenta y cinco mil —aclaró Xiao Zhen—. Y me cobró interés.

Liú Tian pestañeó y después se soltó una carcajada divertida.

—No puedes negar que Luan es un sobreviviente.

Xiao Zhen recuperó la seriedad al recordar la razón del porqué se encontraba ahí. Se colocó de cuclillas a su lado para así bajar la voz.

Gege, ¿te estabas escondiendo de mí?

Los ojos del chico se curvaron de manera adorable, sus dedos tocaron la barbilla de Xiao Zhen en una caricia suave.

—La verdad no estaba ocultándome de ti, solo quería psicoanalizarte.

—¿Psicoanalizarme? —preguntó con la piel de su barbilla todavía vibrando a pesar de que la caricia había terminado.

Liú Tian se encogió de hombros, pero una sonrisa seguía colándose en sus labios.

—Quería saber cuán interesado estabas en mí. Y aprobaste, Xiao Zhen, yo creo que estás muy enamorado de mí.

Aquello lo hizo sonrojarse y balbucear una respuesta rápida.

—Pensé que me odiabas —admitió.

—¿Cómo podría odiarte si eres tan bonito? Además —dijo bajando la mirada con vergüenza—, lo medité un poco y me dije que lo mínimo que podía hacer por ti, era escucharte.

—Lo siento —una disculpa sincera y de corazón cuando realmente no tenía idea del porqué la decía.

—No lo elegiste como familia, no es tu culpa. Debe ser terrible tenerlo como pariente. Lo siento —esta vez fue culpa del chico para disculparse—, escuché esa información cuando me salvaste.

Xiao Zhen bajó la mirada con un nudo gigante en la garganta.

—Solo somos él y yo... él, es mi papá.

La expresión de Tian era de incredulidad algo exagerada.

—Vaya —al final jadeó con la mano masajeándose el corazón—, así que realmente es tu papá.

—Sí.

—Entonces —Liú Tian dudó antes de continuar— Xiao es el apellido de tu madre y Zhen es... ¿un nombre inventado?

También dudó antes de hablar.

—Así me llamaba mamá. Es el nombre chino que ella me dio.

Liú Tian acomodó la manga de su propia chaqueta, parecía algo tenso.

—¿Y yo podría saber cuál es tu nombre real?

Hizo crujir sus dedos, la respuesta en la punta de su lengua. Liú Tian jugó con las hojas del libro para hacer tiempo.

—Te prometo que no me reiré. Además —agregó con una sonrisa tímida—, nada es peor que Roberto Carlos Liú.

—Charles —soltó de golpe.

—Charles Gautier —pronunció Liú Tian con cuidado, su voz siendo suave, casi como una caricia algo tímida e íntima. No supo por qué se sonrojó con eso—. No es tan terrible.

—No me gusta —confesó.

—¿Por qué no? Si Carlitos es lindo, solo que no va contigo.

Gege...

Alzó las manos.

—Está bien, está bien, nada de Charles. Pero puedo llamarte Charleston. O Charl... ¡o Carlitos! O Carlus o Chalala, ¡o Cactus! Ese último me gusta mucho. ¿Puedo? Dime que sí.

No pudo contener la sonrisa que se formó en su rostro. Tras aquello, regresaron a la realidad y entre ellos se coló un silencio que no se sintió del todo cómodo. Liú Tian fue el primero de ellos en notarlo, porque cambió postura y soltó un suspiro entrecortado, sus miradas encontrándose de inmediato.

—Entiendo —habló Liú Tian asintiendo un poco—. En serio, entiendo. Es tu padre y no puedes hacer nada contra eso, seguirá siendo tu familia pase lo que pase, estés o no de acuerdo con él. Pero ese es el punto. Es tu padre y ya está. No tienes del deber de pensar igual que él, ni mucho seguirle.

—Sigue siendo mi padre —fue su escueta respuesta.

—Pero no por eso deberías aceptar lo que hace... ¿o lo haces? ¿Lo aceptas?

Se tomó su tiempo para contestar, las dudas flotando en su cabeza. Porque si bien llevaba años pensando aquello, era difícil expresar una opinión que siempre fue solo un pensamiento.

—No —al final susurró—. Pero me da miedo.

La caricia en su barbilla regresó y eso lo hizo alzar la cabeza con sorpresa.

—Eso es suficiente para mí, Xiao Zhen.

Notó que Tian se veía algo borroso. Con sorpresa, Zhen se palpó el rostro percibiendo una lágrima con la punta de los dedos. No recordaba la última vez que lloró frente a alguien. Ni siquiera lo hizo para el funeral de su madre.

—No he hecho nada para evitar lo que hace.

Liú Tian se estiró con naturalidad y le secó la mejilla con el pulgar.

—Solo eres un adolescente, Charleston. No seas tan exigente contigo.

—Tú eres diferente, harías lo que fuese para oponerte.

—Sí —aceptó Liú Tian, de pronto la boca de Xiao Zhen seca ante su respuesta—, pero yo soy un idiota impulsivo y posiblemente ya ni siquiera estaría vivo. La valentía tiene una cuota enorme de estupidez.

Ambos se quedaron en un silencio esta vez cómodo, Xiao Zhen casi había olvidado la razón por la que estaba ahí. Dejándose caer sobre su trasero, hizo crujir su cuello antes de continuar.

—Él quiere conocerte.

Los ojos de Liú Tian parecieron querer escapar de sus órbitas.

—¿Tú papá? ¿El General Gautier quiere conocerme? —Su voz se elevó una octava—. ¿A mí? ¿Pero por qué?

—Por el accidente del otro día.

Liú Tian gimió en miseria.

—Lo siento, Xiao Zhen, pero no, muchas gracias, soy idiota pero me sigue gustando mi cabeza pegada al cuello.

—Liú Tian...

Gege —lo corrigió.

Gege, por favor —pidió con un puchero—. Solo es una cena y estaré yo. Además, no es algo a lo que puedas negarte.

El gemido de queja de Liú Tian fue aún más fuerte y dramático, dejándose caer contra la pared a su espalda.

—Pero, Xiao Zhen, ¿en serio quieres que conozca a mi suegro?

—No es tu suegro.

Claro que esa información no fue una que Liú Tian tomó en consideración.

—Le tengo pánico a conocer a eso..., los suegros —continuó hablando con voz apresurada—. No conozco ni a los de Emma y llevo con ella... no sé, algo de tiempo.

—¿Ni siquiera sabes eso?

—Bueno, no saber así de no saber, no, obvio. Llevamos como... entre uno y dos años... o tres. Espérate. —Se quedó meditándolo unos segundos más—. Creo que es un año y medio.

—Eso es un poco cruel de tu parte. —Y antes de que Liú Tian pudiese formular una protesta, siguió—. Es el viernes a las ocho. Tendremos que juntarnos a la salida de la universidad una hora antes, a papá no le gusta la gente impuntual. Como es una cena, le pidió a nuestro chef que hiciese pato pekinés.

—Pero no me gusta el pato.

Gege...

—¿No puedes pedirles que hagan sopa de wan tan? Por favor, Carlitos...

Gege...

—¿Y si les dices que soy alérgico? Es que en serio detesto el pato, sobre todo cuando lo sirven completo. Es como si en cualquier momento se fuese a levantar para decirte «cuac, cuac, no me comas, cuac, cuac, soy un pobre patito, cuac».

Por supuesto, Xiao Zhen no se rio.

—¡Está bien! —suspiró Liú Tian con dramatismo—. Me comeré el pato, pero con una condición.

—Solo pide algo que pueda cumplir.

—¿Eso significa que nada de besitos de recompensa?

—Sé serio, gege.

—Lo soy, es que tú eres muy aburrido. —Se cruzó de brazos—. Si no puedo recibir un beso, entonces no quiero nada. Igual me voy a comer el pato pero que sepas que no estoy feliz. Y pobre que me hagan comer una segunda porción, porque conocerás el Roberto Carlos que vive en mí.

—Hay otra cosa más que debo pedirte.

—¡¿Más malas noticias?!

—Por favor... no parezcas gay.

—Pero soy gay.

Xiao Zhen perdió parte de su paciencia.

—Lo sé, gege.

Alzando los brazos en el aire, Liú Tian musitó con molestia.

—Pero qué sensible...

Xiao Zhen se pasó la mano por el cabello.

—Es que.... solo me lo has dejado en claro un millón de veces. —Xiao Zhen observó el cielo y contó hasta cinco—. Solo recuerda con quién vas a cenar el viernes.

Liú Tian se llevó una mano a la frente en un saludo militar.

—Iré vestido como el mayor heterosexual aburrido que conocerás en tu vida.

—No seas exagerado, solo no seas obvio, ¿está bien?

Liú Tian puso los ojos en blanco.

—Tranquilo, si tu señor padre me pregunta si soy gay le diré "iug, penes, qué asco, si eso no se come". —Le cerró un ojo—. Pero que sepas que tú no caes en esa categoría.

—Él jamás preguntaría eso —balbuceó Xiao Zhen en un gemido exasperado.

—Era una broma, Xiao Zhen. —Liú Tian comenzó a guardar las cosas cuando el timbre resonó en la biblioteca anunciando el cambio de horario—. Por cierto, ¿debo llevar un vino o algo así?

—¿Por qué deberías llevar un vino?

—Porque voy a conocer a mi suegro, obvio.

—No vas a conocer a... —Xiao Zhen se rindió a media oración—. A papá le gustan los dulces de arroz.

Liú Tian se limpió el trasero con golpes de manos.

—¿Me ves cara de repostero? Le quiero gustar pero tampoco tanto.

Y con eso se había marchado de la biblioteca.

Continue Reading

You'll Also Like

6.5K 290 33
(VERSIÓN ANTIGUA) Me dijeron "Vamos diviértete, eres joven para hacerlo, está es tu noche" Y lo hice, claro que lo hice, baile, reí, tome y me aloqu...
818 92 13
una historia tan hermosa como irreal
4.4K 251 21
Fem Sasuke. Al principio, Suki Uchiha no pensó mucho cuando Orochimaru sugirió usar Genjutsu para tratar con Naruto. Después de todo, él era débil co...
386K 76.6K 63
Si de pronto tuvieses que decidir entre tu familia y de quien estás enamorado, ¿qué elegirías? ¿Tu calcomanía social o tu décalcomanie? Descúbrelo en...