Lᴇx Aᴍᴇʀʏ
—Vale, genios, ¿y qué vamos a hacer ahora?—pregunté al bajar del coche.
—Pues obviamente dar una vuelta—respondió Kiara.
—¿Hemos venido hasta Chapel Hill sólo para dar una vuelta?—ladeé la cabeza.
—Si y no—habló Alex—O sea, no del todo—
—¿Entonces?—
—Ten un poco de paciencia, Lex—protestó el castaño—Venga, vamos—
Nada más pisar Chapel Hill me di cuenta de que era un sitio muy bonito. Estaba lleno de arces. Había mucho verde y muchos edificios de ladrillo.
Habíamos aparcado en la calle Franklin, que parecía la avenida principal.
—¿A dónde vamos?—volví a preguntar.
Alex, que antes estaba mirando escribiendo algo en su móvil, levantó la vista.
—Bueno, iremos a matar el tiempo un rato. Por aquí hay muchas tiendas de vuestro estilo—
Paseamos unos minutos por la calle y entramos en algunos locales.
Bueno, en muchos locales.
Durante una milésima de segundo me planteé comprarle a JJ una gorra de los Tar Heels, el equipo de baloncesto de la Universidad de Carolina del Norte, pero el pensamiento se alejó rápidamente.
Tal vez aún no me había hecho del todo a la idea. Una parte de mi creía que todo seguía igual.
Suspiré y seguí busqué a Alex y Kiara por la tienda.
El primero estaba en una esquina hablando por teléfono, y la chica miraba un par de camisetas.
—Hey—llegué a dónde estaba Kie—¿Algo interesante?—
—Pues si—levantó una sudadera—¿Qué te parece?—
—Mola—asentí.
—A ver, ¿y a ti qué te pasa?—se cruzó de brazos.
—No es nada—negué.
—Estabas pensando en JJ—dedujo, y yo asentí—Vale, pues vamos a cenar—cambió de tema como una forma de ayudarme.
Kiara me agarró de la muñeca y le hizo un gesto a Alex para que saliera de la tienda. Él colgó la llamada y lo hizo.
—Tenemos hambre—le comunicó la morena.
—Tienes hambre—corregí.
—Bien, vámonos—sonrió Alex.
—¿A dónde?—pregunté.
—A Al's Burguer Shack—respondió él, y empezamos a caminar.
El sitio estaba en la misma calle Franklin, a un minuto de la tienda de la que acabábamos de salir.
Cuando entramos, vimos que era un restaurante informal, una hamburguesería de aspecto agradable.
Nos sentamos en una de las pocas mesas que quedaban libres (cosa que interpreté como una buena señal sobre la calidad del lugar) y esperamos a que una camarera nos trajera el menú.
—Os recomiendo las Sweet Potato Fries—habló Alex—Y en hamburguesas la Kenny J—
Pedimos un par de hamburguesas con patatas y cenamos entre risas.
Kie tuvo que salir un momento para llamar a Pope y el castaño estuvo bastante pendiente a su móvil, y la verdad es que hubo algún momento en el que me sentí un poco mal.
—Vale, nos vamos—Alex se levantó cuando terminamos de cenar.
—¿A dónde iremos ahora?—inquirí. Ya era algo tarde.
—Ah, es una sorpresa—sonrió el chico, y volvimos por la calle Franklin hasta el coche.
Subimos al vehículo y Alex condujo por las calles de Chapel Hill hasta que llegamos a la entrada del campus de la Universidad de Carolina del Norte.
Hacía mucho que no venía.
—Me habéis tendido una emboscada—protesté—No me lo esperaba de ti, Hunting—
Él sonrió.
—¿Vienes?—
Miré a Kiara, quién sólo asintió y me lanzó mi mochila.
Yo me la puse a la espalda y ambos entramos en la Universidad mientras la morena nos esperaba en el coche.
Alex me guió por el campus hasta el pabellón de baloncesto.
Los dos nos paramos al llegar delante de la puerta de entrada.
Suspiré y la abrí.
El sitio estaba exactamente igual que hace un año, cuando venía a verle jugar.
Y en la pista estaban los chicos del equipo, entrenando.
Los días antes de los partidos se quedaban hasta tarde, lo recuerdo.
Al vernos entrar todos dejaron de tirar y se acercaron a nosotros.
—Hey, mini Amery—me saludó Chuck, uno de los chicos. Era muy amigo de mi hermano.
—Hacía mucho que no te veíamos por aquí—sonrió Dean, otro de los colegas de Jake.
—Si, la verdad es que he estado bastante... bueno, ocupada—admití.
—Alexia—Mitman puso su brazo sobre mis hombros y señaló un punto en la pared.
Allí estaba el dorsal de mi hermano, colgado junto a las camisetas de grandes jugadores del equipo.
Colgado junto a la camiseta de Jordan.
—Dios mío—sonreí con los ojos cristalizados—No sabía que habíais hecho esto—
—Tu hermano habría sido un grande del baloncesto—habló Chuck—Se lo merece—
—Dios mío—repetí. Me había quedado literalmente sin palabras.
—Le echamos de menos—Chris, otro de los chicos, se colocó a mi lado—Muchísimo—
Asentí en silencio, aguantando las lágrimas.
Mi hermano estaba al lado de Michael Jordan.
—Cuando termine la universidad tal vez me lleguen ofertas de equipos de la NBA—habló Jake cuando nos sentamos en las gradas.
Acababa de terminar un partido con unas estadísticas impresionantes.
35 puntos, 9 rebotes, 14 asistencias.
Para un base, 9 rebotes es algo increíble.
—¿Irás?—pregunté, después de haberle dado un sorbo a mi limonada.
—Tal vez—respondió—No lo tengo claro—
—Serías idiota si no lo hicieras—le miré con la cabeza ladeada y una mueca crítica, y él sonrió.
—Me gusta el baloncesto. Me encanta, en realidad. Pero he estudiado mucho. Y no quiero hacer la carrera de medicina para nada—
—Vale, tienes un punto—asentí—Pero la NBA es la NBA—me encogí de hombros.
—Si, tienes razón—Jake se recostó en su asiento—¿Imaginas que algún día mi camiseta estuviera ahí colgada?—señaló la pared en la que reposaba la de Michael Jordan—Al lado de Mike—
Chuck se acercó a nosotros, sonriente.
—Lo siento, colega, pero eso pasará cuando...—
—... cuando un minotauro nos dé clases de álgebra—Chuck recodó la frase que le había dicho cuando mi hermano había fantaseado con ello.
—Bueno, el profesor Affleck es un poco minotauro—comentó Dean, y todos rieron.
Después de hablar un rato con todos ellos, Alex y yo salimos a la parcela de césped que había al lado del pabellón.
Ya había oscurecido, pero había bastante iluminación. Chapel Hill parecía un lugar muy seguro.
Nos sentamos sobre la hierba y yo abrí mi mochila.
Saqué el anuario y lo coloqué sobre mis rodillas, para después dejar la bolsa a un lado.
—Esto era lo que quería enseñarte—dije—Y esto es lo que quería que te quedaras—abrí una página concreta de la que sobresalía un papel externo al anuario y se la tendí.
Era la foto del equipo.
Alex le dio la vuelta y vio lo que mi hermano había escrito por la parte de atrás.
CAMPEONES FINAL FOUR 2019
ORGULLOSO DE MI FAMILIA
—Vaya, gracias—sonrió.
Yo le indiqué con un gesto que no era para tanto y abrí el anuario.
Llegué a las páginas en las que se veían las fotos individuales de los alumnos y busqué "Mitman". No tardé mucho en encontrarle.
ALEX MITMAN
El primer año fue fácil. Como montar en bicicleta. Pero la bicicleta estaba en llamas y el suelo estaba en llamas y todo estaba en llamas porque era el infierno.
—¡AJAAJAJJAJAJA!—me eché a reír al leer la frase que había elegido—¡No me puedo creer que eligieras eso!—
—En la universidad todo el mundo elige frases graciosas para su anuario, no soy el único chalado—sonrió él.
Me fijé en el chico que aparecía a su lado y volví a reír.
HENRY MONROE
Laurie, si ves esto, quiero mi sudadera de regreso
Busqué rápidamente a los alumnos de segundo año, y encontré a mi hermano con bastante rapidez.
JAKE AMERY
The Office, temporada 7, episodio 19, minuto 14:45
Fruncí el ceño con confusión y miré a Alex. Él cogió su móvil y entró en la app Amazon Prime.
Buscó The Office y puso el episodio indicado.
—¡Dios mío estaba loco!—conseguí pronunciar entre risas—¡AJAJJAJJAJAJJA!—
Ambos nos echamos a reír y nos tumbamos en el césped aún soltando carcajadas.
Tardamos un par de minutos en calmarnos.
—Oye, gracias por este viaje improvisado—le dije, y me giré hacia él—Me ha venido realmente bien—
Alex se giró hacia mi, y ambos quedamos a pocos centímetros el uno del otro.
Él sonrió y pasó un mechón rebelde de mi cabello por detrás de mi oreja, mientras no dejaba de intercambiar miradas entre mis ojos y mis labios.
—Me alegra que estés mejor—dijo, casi en un susurro.
Después de eso todo fue muy rápido.
Puse mis manos en sus mejillas y le besé sin siquiera pensarlo.
Quise que funcionara, de verdad lo quise, pero no era lo mismo que besar a JJ.
No sentía que Alex fuera para mi.
Me separé de él al darme cuenta de ello, y el castaño pareció un poco confuso.
Me incorporé rápidamente, quedando sentada sobre el césped.
Mierda, ¿qué hago ahora?