𝟧| 𝖳𝗎 𝖿𝗎𝗍𝗎𝗋𝗈 𝖽𝖾𝗉𝖾𝗇𝖽𝖾 𝖽𝖾 𝗆𝗂

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Lx Aᴍᴇʀʏ

Cerré los ojos y suspiré, para después llevarme las manos a la cabeza.

Estaba en el porche de la casa de John B, esperando mientras JJ hablaba con Kie y Pope.

Habíamos quedado en que no él no les contaría lo de los cortes, pero les hablaría sobre la amenaza, esperando que eso fuera a suficiente.

Si no lo era, estaría jodida.

Tenía que volver a estar con ellos, les necesitaba.
Y, aunque pudieran negarlo, ellos me necesitaban a mi.

Escuchaba como se quejaban y JJ trataba de calmarles.
No parecía ir demasiado bien.

Cuando salieron fue después de casi media hora, y el rubio tenía su vista fija en el suelo.

Me levanté y les miré expectante.
Kiara suspiró y ladeó la cabeza, y yo sonreía tímidamente.

—¿Por qué no nos lo dijiste antes?—preguntó la morena.

—Tenía miedo—admití—De perderos. Sois lo único que me queda—

Los poges se miraron entre ellos.

—Vamos a buscar a John B—dijo Pope.

—¿Puedo...?—

Kie no me dejó terminar.
—Ayudarnos. Si—

—Hay otro punto—añadí—Los 400 millones—

—Si los conseguimos, podrías pagar la medicación de tu hermana—habló JJ—Y decir la verdad a la policía—

—¿La creerán si habla tarde?—preguntó el moreno.

—Si se demuestra que he estado bajo amenaza, si—asentí—Mi tío puede ayudarme, de todos modos. Sabrá cómo dar credibilidad a la historia—

—O sea que encontramos a John B, y luego vamos a por la pasta—resumió el rubio—Si es que sigue vivo—

—Es listo—le miré—Encontraría la manera—

—Siempre lo ha hecho—

—¿Y qué habéis pensado?—pregunté—Para encontrarle—

—Su barco no se hundió lejos—dijo Kie—Buscaremos en las islas más cercanas con la lancha—

—Vale—asentí, tratando de pensar un plan mejor. No se me ocurrió ninguno—¿Cuándo nos vamos?—

—¿Crees que tus padres te van a dejar?—preguntó la morena.

—Ni de coña—sonreí—Pero no van a saberlo—hice una pausa—Me las apañaré—

—Bien, entonces salimos mañana—siguió Kie—Estaremos fuera unos dos o tres días, posiblemente. Yo llevaré comida y bebida, y Pope traerá combustible. Vosotros dos coged todo lo que creáis que pueda servirnos—

Asentí y suspiré.
Vale, no había ido mal. Nada mal.

Caminé hasta Figure Eight y llamé al timbre de los Cameron.
Ward abrió.

—Quiero hablar con Rafe—hablé sin más.

—Bien—El hombre se metió en casa y Rafe salió poco después.

—Vas a ser mi coartada—le dije directamente.

—¿Cómo?—

—Voy a estar unos días fuera, y tú le dirás a mis padres que estoy contigo—

—¿Por qué cojones iba a hacer eso?—

—Porque si no voy a la puta policía—

A él pareció desconcertarle mi respuesta, porque abrió los ojos con sorpresa.
—Ya sabes que no te conviene—negó.

—Mira, si estoy callada no es por vuestra amenaza de mierda, ¿vale? Así que como por ahora tu futuro depende de mi, vas a ser mi coartada—

—¿Cuántos días?—respondió tras varios segundos de silencio.

—Tres, tal vez cuatro, o incluso más. No lo sé—

—Vale—asintió—Si preguntan, nos quedaremos un par de días en el barco, ¿te parece?—

—Tú, yo, y ponle tres personas más—

Rafe asintió y volvió a entrar en casa.
Yo fui a la mía.

Mis padres me preguntaron si tenía hambre, pero yo no quise cenar.

Les expliqué lo de que pasaría un par de días con Rafe y otros kooks, y estuvieron completamente de acuerdo, por supuesto.

Sonreí para mis adentros y subí a mi cuarto.
Cogí una mochila y pensé en qué podría llevar.

Lo primero que metí fue el botiquín de primeros auxilios, por si acaso, más nos valdría estar preparados para cualquier situación.
Pensé que también podría venirnos bien algún objeto estilo navaja multiusos, y como sabía que Jake había tenido un par, decidí ir a su cuarto.

Entré y cerré la puerta tras de mi, para que mis padres no supieran que estaba aquí dentro.

Fui hacia su mesilla de noche y abrí el primer cajón.
Lo primero que se veía era un libro; Los renglones torcidos de Dios.
Jake era un fanático de la lectura, y tenía un gusto exquisito sobre ésta.

También había un par de lápices medio terminados.

Recuerdo que él subrayaba algunas frases en los libros que leía, las que le gustaban o llamaban la atención.
Cuando era más pequeña no lo entendía, pero con el tiempo empecé a hacer lo mismo.

Al apartar el libro, vi que debajo había un par de paquetes de pañuelos y una tobillera.
Jake era el capitán del equipo de baloncesto del instituto, y yo iba a ver absolutamente todos sus partidos. Tanto en el instituto como en la universidad.
De hecho, él había conseguido una beca deportiva en la uni de Carolina del Norte, en Chapel Hill.

Mi sueño era ir allí también.

Volví a guardar el libro en el primer cajón, para luego cerrarlo y abrir el segundo.
Allí había un par de libretas que tuve el impulso de mirar, pero me contuve.

Sabía que si lo hacía terminaría llorando.

A parte de las libretas, había un estuche.
Lo abrí y vi que tenía una de las navajas multiusos guardada en él, además de unas llaves y, algunas cosas más a las que no di demasiada importancia.

Cerré el cajón y salí de allí con la navaja.

Una vez en mi cuarto, la guardé en mi mochila y pensé en qué más podría llevar.
Me decidí rápidamente por unos prismáticos y cuatro linternas que encontré en la buhardilla.

Después, cuando vi que mis padres ya no estaban allí, bajé a la cocina y cogí una caja de cerillas y un mechero.

Pensé que eso sería suficiente, así que lo único que añadí a la bolsa fue algo de ropa de recambio.

Cuando terminé, me puse el pijama y me metí en cama, realmente cansada.

Antes de apagar la luz, sonreí.
Sigo siendo una poge.

𝖥𝗂𝗋𝖾 [𝖩𝖩 𝖬𝖺𝗒𝖻𝖺𝗇𝗄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora