𝟥𝟢| ¿𝖯𝗋𝖾𝗍𝖾𝗇𝖽𝖾𝗌 𝖼𝗁𝖺𝗇𝗍𝖺𝗃𝖾𝖺𝗋𝗆𝖾?

2.1K 137 5
                                    

Lx Aᴍᴇʀʏ

—Oh, hola señor Routledge—le saludé al encontrármelo "accidentalmente" en el pasillo—Quiero decir, Big John—

—Hola, Alexia—me devolvió el saludo y siguió caminando.

—¿Cuándo le va a decir a su hijo que se presentará a alcalde?—

No tuve que darme la vuelta para saber que se había detenido. Y que no se lo esperaba.

—¿Cómo has dicho?—habló, más en un tono de asombro que de reproche.

Me di la vuelta con una ligera sonrisa en mi rostro.
—He dicho—repetí—Que si tiene pensado decirle a su hijo que se presentará a alcalde—

—¿Cómo... cómo lo sabes? ¿Quién te lo ha dicho?—dijo con nerviosismo—¿Acaso pretendes chantajearme con ello?—

Di un par de pasos hacia él.
—Oh, claro que no—negué—Sólo me gustaría hablar con usted un minuto—

Salimos al porche y le dije a Liam que se alejara un poco. Él lo hizo y nosotros nos sentamos.

—¿Cuánto sabes?—me preguntó.

—Todo—respondí—Sé que queréis construir una urbanización llamada Steele Hills, y sacar a todos los poges de la isla, porque no podrán permitirse vivir en ella. Y también sé que su instinto ahora mismo le dice que corra a avisar a mi padre—

—¿Y por qué no debería hacerlo?—

—Porque tengo una contraoferta—me incliné un poco hacia delante—Una que le interesará—

—Tu padre me ofrece cien millones de dólares. ¿Qué puede ser mejor que eso?—

—John B—ladeé la cabeza—Si acepta el trato, perderá a su hijo. No volverá a dirigirle la palabra. ¿Usted cree que vale la pena?—

El hombre bajó la vista al suelo, pensativo, y yo supe que era una buena señal.
Había vacilado, y eso me aportaba un margen de maniobra.

—Vamos a ser claros—me recosté un poco en mi asiento—Usted no quiere perder a John B, así que le propongo un trato—

—Te escucho—

Sonreí casi inconscientemente.
Ya lo tenía.

—Necesito que me confirme una teoría—hablé—Y que nos ayude en otra cosa más. Sólo tiene que darme algo de información—le propuse—Y cuando consigamos el oro, usted y John B se llevarán su parte, y podrá conservar a su hijo—

Big John soltó un bufido y desvió la vista un poco, pensando en la oferta.

—¿Qué información necesitas?—

—El oro—dije—¿Está en una casa en Figure Eight? En una pequeña, recién adquirida por mi padre hace apenas un mes—

—Si—asintió—No sé dónde exactamente, pero está ahí—

—Bien. La segunda parte del trato es que me sitúe todas las cámaras de la casa—me levanté, y él me imitó—Es todo lo que necesito—

[...]

—Vale, lo tenemos—entré en la habitación de John B, dónde me esperaban él, Kie, Pope, Rafe, Sarah y JJ—Tengo la ubicación de todas las cámaras, pero vamos a necesitar un señuelo—

—¿Un señuelo?—preguntó Rafe.

—Si—asentí—Y tengo al hombre perfecto—

—Genial. ¿Y quién es?—

—Alex Mitman—respondí—No es del todo parte del grupo, así que mi padre no le reconocerá. Se vestirá del tío de Correos y llamará al timbre. Cualquiera puede confundirse de dirección, ¿no? Merodeará por la casa un par de segundos para que las cámaras se fijen en él, y uno de nosotros se colará para ir cargándose las cámaras con cuidado—

—Yo puedo hacer eso—se ofreció JJ—No sería la primera vez—

—No, ni de coña—negué—Tienes la condicional, JJ, no vas a arriesgarte así—

—Vamos, no me pillarán, no pasará nada...—

Le interrumpí.
—He dicho que no—

Me miró sin pestañear durante unos segundos, pero terminó apartando la vista.

—Yo lo haré—dijo Kiara, y yo asentí.

—Bien. Una vez estés dentro, te diré dónde están las cámaras—informé—Cuando te las hayas cargado todas, entraremos los demás—

Los poges asintieron y yo le dije a Liam que me acompañara hasta la casa de Alex.
Llegamos en menos de veinte minutos, y una vez allí llamé a la puerta.
El chico abrió pocos segundos después.

—Lex—sonrió al verme—¿Qué tal?—

—Bien—le devolví la sonrisa—Pero necesito que me hagas un favor—

—¿Qué clase de favor?—

—Bueno, no es para tanto—negué—Sólo tienes que hacer de repartidor—

—¿Cómo dices?—frunció el ceño y se cruzó de brazos.

—Pues eso, que tienes que hacer de repartidor—repetí.

—No entiendo—

—Es por el oro—especifiqué un poco—Vamos, te necesito—

—Vale, está bien—terminó asintiendo—¿Tiene que ser ahora?—

—La verdad es que si—

Me miró con cara de en serio y yo sonreí inocentemente. Alex terminó aceptando y ambos nos fuimos de su casa, hacia la de John B.

Llegamos en unos minutos, y una vez allí preparamos el resto del plan.

𝖥𝗂𝗋𝖾 [𝖩𝖩 𝖬𝖺𝗒𝖻𝖺𝗇𝗄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora