𝟫| 𝖴𝗇𝖺 𝖾𝗇𝗍𝗋𝖾 𝖼𝗂𝖾𝗇

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Lx Aᴍᴇʀʏ

—Oye, Liam, ¿has visto la miel?—le pregunté mientras la buscaba por las estanterías del supermercado—No la encuentro por ningún sit...¡Hey!—vi a Alex Mitman a unos cinco metros de nosotros—Hey, Alex—

Él sonrió al verme y caminó hacia dónde estábamos Liam y yo.
—Hola, Alexia, ¿qué tal?—

—Bueno, bastante bien—asentí—¿Y tú?—

—Haciendo algunas compras para mi abuela—respondió.

—Oh, es cierto, ¿cómo está?—pregunté con una sonrisa.

—Mejor. Estuvo enferma unas semanas, pero ya está bien—

—Vaya, me alegro. Es una mujer increíble—

—Es muy... auténtica—asintió él—Le caes genial, ¿sabes? Te adora—

Hablamos un rato más en aquel pasillo, y decidimos vernos mañana por la mañana para desayunar.
La verdad es que Alex era un buen chico, y había sido muy buen amigo de mi hermano.
Tal vez por eso le tenía un cariño especial.

Liam y yo salimos del supermercado poco después, y cuando llevamos a la casa de John B decidí llamar a Jazzlyn.

—Oye, Jazz, necesito que me traigas una cosa—le pedí a través del teléfono.

¿Qué pasa?—

¿Puedes traerme el último anuario de Jake? El de segundo año, de Chapel Hill—

Si, claro, ¿te lo llevo mañana?—

¿Puedes traérmelo antes de las once?—pregunté.

Ok—

Después de eso me despedí de ella y salí de mi habitación.
Mientras caminaba por el pasillo, antes de llegar al salón, alguien me agarró del brazo. Era Sarah, y estaba llorando.

—¿Sarah?—me sorprendí al verla así.

—Lex—consiguió vocalizar ella—Necesito tu ayuda. Estoy muy asustada—

—Vale, a ver, vamos a mi habitación ¿si?—le cogí la mano y volvimos a entrar en mi cuarto.
Cerré con seguro para que JJ no la viera así y nos sentamos en mi cama—¿Qué pasa?—

—No lo sé... tal vez no sea nada, o tal vez si...quizá, quizá pase algo gordo pero no estoy 100% segura—

—Sarah—la interrumpí—¿Qué pasa?—repetí la pregunta.

—Me he hecho una prueba de embarazo—dijo—Y ha dado positiva—

—Oh por Dios—

—Lo sé, es muy malo—

Sarah empezó a llorar de nuevo, y la abracé para intentar consolarla.
Vale, esto no era bueno. No en este momento.

—Bueno, antes de nada tenemos que volver a comprobarlo. Puede ser un falso positivo. No es muy común, pero puede ser. Lo sabes, ¿verdad?—

—¿Pero y si...?—

No la dejé terminar.
—No pienses en eso. Ya habrá tiempo si resulta que estás... bueno, embarazada. Pero aún no lo sabemos. Me acercaré a la farmacia y compraré otra prueba, ¿vale?—

—Vale—asintió ella.

—¿Quieres que avise a Kiara?—

—Si, por favor—

Kie llegó en diez minutos.
Le expliqué lo que pasaba y se quedó con Sarah mientras yo hablaba con Liam.
Le dije que me encontraba un poco mal y que tenía que ir a la farmacia a comprar un paracetamol. Él no rechistó.

Liam me esperó fuera, y yo compré la prueba y el medicamento. Me guardé lo primero en el bolsillo del pantalón antes de salir de la tienda.

Volvimos a la casa de John B media hora después de haber salido.

—Vale, aquí la tengo—dije, entrando en la habitación.

Sarah la cogió.
—Voy al baño—

Ella salió de la habitación, y Kiara y yo nos miramos.

—Joder, esto es muy fuerte—dijo—¿Cuántas posibilidades hay de que sea un falso positivo?—

—Una entre cien—respondí, con la vista fija en la puerta.

—Mierda—murmuró.

Sarah entró en la habitación poco después, con la prueba en la mano. Tendríamos que esperar cinco minutos para saber si daba positivo o negativo.

La rubia se tumbó en la cama abrazada a un cojín, y Kiara y yo nos colocamos cada una a uno de sus lados.

—¿Ya pone algo?—preguntó ansiosa, y Kie se giró hacia la mesilla de noche, dónde estaba la prueba.

—Nada—negó.

Esto era realmente una putada.
Quedarte embarazada a los dieciséis tiene que ser muy jodido.

La verdad es que admiro muchísimo a las mujeres jóvenes que siguen adelante con sus embarazos. Tienen todo mi respeto.
No entiendo a la gente que las critica.
Hay que ser muy valiente, no todo el mundo podría.
Además, una chica puede hacer lo que quiera con su cuerpo. Es una decisión plenamente suya. Nadie más tiene ningún derecho a decidir por ella.

Pero aún así era muy jodido.
Y Sarah, que la conozco y no es precisamente responsable, no creo que fuera capaz de criar un bebé ahora.

Quiero decir, hace dos meses no sabía nada de la vida. Su padre casi le ataba los cordones.

—¿Ahora?—volvió a preguntar—¿Ahora pone algo?—

Kiara volvió a girarse, pero esta vez se puso de pie.
—Ya está—dijo.

—Oh por Dios—Sarah se incorporó—No quiero verlo, dímelo tú—

Kie levantó la cabeza e intercambió miradas entre mi y la rubia.
Yo asentí, y ella suspiró.

𝖥𝗂𝗋𝖾 [𝖩𝖩 𝖬𝖺𝗒𝖻𝖺𝗇𝗄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora