𝟤𝟫| 𝖫𝖺 𝗎́𝗇𝗂𝖼𝖺 𝗊𝗎𝖾 𝗌𝗂𝖾𝗆𝗉𝗋𝖾 𝗁𝖺 𝗂𝗇𝗍𝖾𝗇𝗍𝖺𝖽𝗈 𝖺𝗒𝗎𝖽𝖺𝗋𝗅𝖾

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Lx Aᴍᴇʀʏ

—No ha documentado la posesión de los 400 millones—dije, con la vista fija en el techo, mientras permanecía tumbada en mi cama—Si el dinero no existe no se considera hurto—

—Supongo—comentó Rafe, la única otra persona que estaba en mi cuarto—Pero tendrá cámaras. El allanamiento sí que es un delito—

—Son de seis meses a dos años de cárcel—añadí—Si fuera bajo fianza no tendríamos problemas, pero somos reincidentes, así que no nos darán ese beneficio. Mi padre aportaría los vídeos y estaríamos jodidos—

—¿Y qué sugieres?—preguntó el rubio, tumbándose a mi lado.

Lo pensé en serio durante unos segundos.
Mi cabeza seguía doliéndome, pero intentaba no centrarme en eso.
El oro era lo más importante ahora.

—Tantear el terreno—hablé—Ir a la casa y localizar las cámaras, supongo. Seguro que hay un par de ellas—

—¿Y si el oro no está en la casa?—

—Lo estará—asentí—Conozco a mi padre y sé que lo tiene ahí. Es muy de su estilo—

—¿Imaginas que lo conseguimos?—Rafe se giró hacia mi y yo lo imité, quedando frente contra frente.

—No me cuesta hacerlo—dije—Porque vamos a conseguirlo—

—¿Y qué harás con tu parte? Porque yo me haré una casa enorme. La construiré justo delante de la de mi padre, para taparle las vistas—rió—Que se joda—

—Yo me iré a Chapel Hill—respondí—Para estudiar en la Universidad de Carolina del Norte—

—¿Vas a ir a la uni?—se extrañó—¿Siendo millonaria? Eres la única persona que conozco que lo haría—

—Ya, gracias—sonreí ligeramente.

Rafe me miró con cara de en serio y yo reí.
Echaba de menos mis charlas con él. Mucho.
Nos ayudábamos mutuamente y eso era algo que siempre me había gustado.

Me volví a girar y quedé de nuevo boca arriba, mirando al techo.

—Oye, Rafe, ¿alguna vez te has enamorado?—le pregunté.

—¿Yo? Qué va—negó, en tono desinteresado.

—Pues qué triste—

—¿Y qué hay de ti?—

Suspiré y posé mi vista en él.
—Si—

—No me digas que te enamoraste de un surfero que fuma hierva—se burló.

—Con severos daddy issues, si—

—Ambos emocionalmente inestables—añadió.

—Cierto. Eso lo tengo—

—Y a los dos os gusta llevar una pistola encima—rió—En tu caso para apuntarme a mi—

—Oh, no, eso era al antiguo Rafe—hablé—Este otro Rafe se ve bien fresco—

Reímos durante unos segundos, hasta que el rubio se calló.
—Vale, pero un momento—dijo—¿Estás enamorada de él?—

Inconscientemente llevé mi mano derecha al collar que JJ me había regalado.

—Es una locura—negué con la cabeza—Y sé que no debería...—

𝖥𝗂𝗋𝖾 [𝖩𝖩 𝖬𝖺𝗒𝖻𝖺𝗇𝗄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora