𝟣𝟥| 𝖳𝗈𝖽𝗈 𝖺 𝗎𝗇𝖺 𝖼𝖺𝗋𝗍𝖺

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Lx Aᴍᴇʀʏ

—¿Cómo ha ido?—preguntó Pope cuando volvimos a la casa de John B.
Estaban todos en el salón.

Yo no respondí, dejé las hojas sobre la mesa y fui hacia la cocina.
Tomé un poco de agua y volví al salón, para después sentarme en uno de los sillones.

—¿Qué demonios es esto?—Kiara frunció el ceño.

Rafe levantó los papeles.
—¿Dos becas? ¿Te has dejado comprar?—

—No—negué—Bueno, mi padre cree que si—

—¿Cómo dices?—Sarah frunció el ceño.

—Él piensa que no me interesáis, y que quiero el oro para poder ir a Chapel Hill. Así que se ha ofrecido a pagarme la universidad. Bueno, a mi y a JJ—

—No entiendo nada—John B negó con la cabeza.

—Ahora le tengo dónde quería—respondí—Está entre la espada y la pared, pero él no lo sabe. Cree que voy a olvidarme del oro porque ya tengo lo que quería. Pero para asegurarse, me ha... bueno, amenazado o algo así—

—¿O algo así?—

—Si, bueno, es que es una amenaza de mierda. Porque puede perder mucho, y está jugando a la desesperada. Se piensa que no voy a contaros lo de la beca, porque os enfadaríais, y simplemente dejaremos de buscar el oro porque es imposible que lo consigamos. Además, si digo algo me cancela la beca—expliqué—Oh, y tiene mi diario—

—¿Tu diario?—Kie frunció el ceño.

—Si. Tengo uno desde que mi abuela murió. Y en él hay varias cosas escritas que... bueno, no es mi mejor obra—

—¿Y cuál es el plan?—

—Seguimos con el mismo, ahora con más motivo. Pasamos desapercibidos. Que cada uno siga con su vida cómo si lo del oro nunca hubiera pasado—

—Alexia, nos jugamos mucho con esto—habló John B.

—Lo sé—asentí.

𝗡𝗲𝘅𝘁 𝗱𝗮𝘆
Lx Aᴍᴇʀʏ

—Oh, eres tú—Chas sonrió al verme—Ahora mismo te la traigo—

Entró en su casa y yo me quedé en el porche esperando.
Chastity era una de mis vecinas más cercanas, y durante un año había tenido un par de problemas con las drogas.
Cuando su madre le amenazaba con hacerle un análisis, venía a verme y yo, por decirlo mal y pronto, le daba una muestra de mi orina. Así ella salía siempre limpia.

—Aquí está—me tendió una cajita, y yo la cogí—Hay dos, me las vendieron así—

—Perfecto, gracias—sonreí y me despedí de ella.

Volví andando a casa con Liam a mi lado, y una vez allí guardé la pastilla en uno de los cajones de mi mesilla de noche y le mandé un mensaje a Sarah diciéndole que ya la tenía, ya que ella no estaba en casa.

Después de eso salí de la casa. Liam estaba en el porche.

—¿Les vas a contar lo otro?—me preguntó con la vista fija en el horizonte.

—No—negué.

Suspiré y le tendí mi mano.
—Trato—

Mi padre se acercó a mi con una sonrisa.
—Eres muy buena mintiendo, hija, pero olvidas que yo también—

—¿De qué hablas?—

—Sé que no te vas a dar por vencida tan fácilmente. No abandonarás esa estúpida fantasía de conseguir los 400 millones y salir completamente limpia. Pero eso es imposible. ¿Sabes por qué? Pues porque ya los tengo en el banco—

Mierda, eso no me lo esperaba.
Creía que tardaría al menos un mes más en guardarlos, y que eso sería suficiente.
Pero ahora se jodía el tema.

—¿Y a qué ha venido todo esto?—pregunté confusa.

—A que eso es lo que les contarás a los poges cuando te pregunten de qué hemos hablado—

—No entiendo—

—Vas a seguir con el plan que tengáis para conseguir el oro—habló—Les vas a llevar a la boca del lobo—

—Ni de coña—contesté. No pensaba jugársela así.

—Si, claro que vas a hacerlo—asintió él—Les llevarás hasta dónde yo te diga. Esos chicos son delincuentes. Todos lo sois—

—Eso es mentira—

—Os colasteis en casa de la señora Crain para conseguir el oro. Es una propiedad privada, Alexia, y yo tengo un vídeo que lo demuestra. Uno de sus cámaras de seguridad. Sarah y John B se fugaron, huyeron de la justicia en medio de una investigación. Eso también es un delito. Podéis ir todos a la cárcel—hizo una pausa—Te estoy ofreciendo tu libertad y la de tu novio. Y, por supuesto, ambas becas—

—¿Me estás diciendo que si llevo a los poges hasta la "justicia"—hice las comillas con los dedos—JJ y yo nos salvamos y vamos a la universidad?—

—Exactamente—

—No veo qué es lo que ganas tú con esto—

—Que toda esa búsqueda del tesoro que a vosotros os parece un juego se acabe definitivamente—

Lo pensé muy en serio.
Si el oro estaba en el banco, era imposible conseguirlo.
Yo podría ir a Chapel Hill y JJ también, pero, ¿valía la pena?
Creo que ya he pasado por suficientes mierdas cómo para que ahora me quede sin ir a la universidad.

—Bien—asentí.


—No pueden saberlo—dije—¿Lo entiendes?—

—Si, claro—habló Liam—A mi no me incumbe—

Volví a entrar en casa y fui a la habitación.
Estaba jugándomelo todo a una sola carta. Y ni siquiera sabía que era lo correcto.

Mi cabeza no dejaba de dar vueltas, pero lo que tenía claro era que no iba a vender a mis amigos.

𝖥𝗂𝗋𝖾 [𝖩𝖩 𝖬𝖺𝗒𝖻𝖺𝗇𝗄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora