Lᴇx Aᴍᴇʀʏ
Cuando volví a casa después de haber pasado la tarde con Sarah ya había anochecido y el camión de mudanzas se había ido, dejando en la entrada varias cajas bastante grandes.
Entré en casa y vi que había más cajas por todas las habitaciones.
—Vamos a cenar, Alexia, estamos en el comedor—escuché desde la entrada, y caminé hacia allí.
Mis padres y Jazz ya estaban sentados a la mesa, a punto de empezar a comer, y yo me senté con ellos.
—¿Qué tal el primer día?—preguntó mi padre.
—Ha sido genial, echaba de menos
esto—dije sonriendo.
Mi hermana puso los ojos en blanco y suspiró.
—¿Pasa algo, Jazz?—le pregunté, aunque su respuesta era obvia.
—Esto da asco, mis amigas están en Nueva York—se quejó—No conozco a nadie aquí—
—Wheezie, la hermana de Sarah, es de tu edad—hablé.
—¿Y?—se cruzó de brazos.
—Puedes ser amiga suya, ¿no?—
Jazzlyn se encogió de hombros y seguimos cenando.
Cuando terminamos, cada uno fue a su cuarto.
Mis padres ya habían colocado mi cama dónde les había pedido mientras yo estaba con Sarah, pero mañana tendría que poner todo lo que faltaba.
Abrí la maleta y me puse el primer pijama que encontré, una camiseta y un pantalón cortos de color azul cielo, con círculos blancos en ambas prendas.
Después deshice la trenza que traía y me peiné el cabello durante cinco minutos.
Cuando terminé me senté en el asiento de la ventana y miré a través de ella.
Mañana iba a rehacer mi cuarto, y después supongo que iría a casa de Sarah, para pasar la tarde.
Habíamos hablado mucho hoy, pero nos quedaban un par de temas pendientes.
Me levanté de aquel asiento y me tumbé en mi cama, quedándome dormida prácticamente al instante por el cansancio.
Nᴇxᴛ ᴅᴀʏ
Lᴇx Aᴍᴇʀʏ
Me desperté con el sonido de mi alarma y empecé con mi cuarto al instante, en pijama.
Abrí las cajas que traían mis cosas y lo metí todo en mi habitación.
El armario era empotrado, lo que me facilitó muchísimo las cosas.
Guardé mi ropa y después las maletas dónde la traía.
Tardé más o menos dos horas en colocar todos mis muebles, y luego bajé al salón, dónde estaba mi padre leyendo el periódico.
—He terminado, papá—dije.
—Genial, hoy vendrán varios técnicos para instalar las televisiones y cualquier cosa electrónica—respondió.
—Voy a casa de los Cameron—me dirigí hacia la puerta.
—¡Espera!—mi padre se levantó del sofá y caminó hacia mi—¿Recuerdas a Heyward?—
—Oh, era aquel hombre tan simpático, ¿verdad? El que me traía barritas de chocolate—respondí sonriendo.
—El mismo—asintió—Pues resulta que tiene un hijo de tu edad, Pope, y se ha ofrecido a pasar la tarde contigo. Outer Banks ha cambiado muchísimo desde la última vez que vinimos, y deberías estar al tanto de todo—dijo guiñándome un ojo.
—Pero he quedado con Sarah—
—No sé, Alexia, cancélalo. Ya le he dicho a Heyward que si—
—Vale, está bien—asentí.
De todos modos, el hombre era muy buena persona, y su hijo no debía ser tan malo—¿Cuánto tiempo tengo?—
—Vendrá en diez minutos—
Subí a mi cuarto y me recogí el pelo en una cola alta, para después ponerme una camiseta de manga corta y unos shorts, y volver a bajar al recibidor.
Allí estaba mi padre hablando con Heyward, mientras un chico que supuse que era su hijo esperaba de brazos cruzados.
—Aquí estás—papá se giró hacia mi—Ella es mi hija Alexia—
—Encantada—dije sonriendo.
—Cuánto tiempo, Alexia—habló Heyward—Él es Pope—señaló al chico.
—Un gusto—dijo él, forzando una sonrisa.
Nuestros padres hablaron durante unos minutos hasta que nos dieron permiso para irnos, y salimos de mi casa.
—Bueno, supongo que no tendrás ninguna duda sobre Figure Eight— habló el chico—Iremos al centro directamente—
Asentí en silencio y caminamos durante unos minutos sin decir nada, hasta que Pope habló.
—Así que vienes de Nueva York—
—Si, bueno, he pasado tres años allí, pero en realidad nací aquí—dije.
—¿En serio? No recuerdo haberte
visto—
—Ya, no... no solía salir de Figure Eight, la verdad—pateé una piedra y me crucé de brazos, no estaba muy orgullosa de no haber salido del barrio rico.
—Claro, eres una Kook—
—Eso es una estupidez—solté sin más—Ni que estuviéramos en la Edad Media—miré a Pope, quién me observaba con una mueca de sorpresa—Um, perdona—
—No importa, en realidad tienes razón, pero el mundo se sigue dividiendo entre pobres y ricos—se encogió de hombros.
—Debería dividirse en buenas y malas personas—pensé en alto, y Pope asintió.
—Me caes bien—
—Tú a mi también, para conocerte hace cinco minutos—ambos sonreímos y seguimos con el paseo.
Pope me enseñó cómo habían reorganizado el centro, y me puso al tanto de varias cosas que habían pasado los últimos meses.
—Te presentaría a mis amigos, pero no sé si...—Pope dejó la frase en el aire, pero entendía lo que quería decir.
Sus amigos eran Poges.
—Me encantaría conocerlos—sonreí—Necesito hacer amigos, en realidad—
—Bah, seguro que te sobran—
—Pues no, solo tengo una, Sarah Cameron—le dije la verdad—El resto de chicas con las que he hablado me parecen aburridas y superficiales—
—Creo que mi grupo te caerá bien—dijo, y me guió hasta un restaurante llamado The Wreck, dónde según me explicó, trabajaba el padre de su mejor amiga.
—¡Hey, Pope!—una chica morena se acercó al chico—Te he estado
buscando—
—Estaba con Alexia, acaba de mudarse, aunque ya había vivido aquí—
—Oh, encantada, soy Kiara—
—Alexia, pero todo el mundo me llama Lex—dije sonriendo.
—¿Cuanto tiempo has vivido aquí?—me preguntó la chica.
—Hasta los trece años—respondí.
—Pues Outer Banks ha cambiado muchísimo—
—Por eso le estaba enseñando el sitio— intervino Pope—Solo conoce Figure Eight—
La mueca de Kiara cambió bruscamente al escuchar el nombre del barrio.
—Entonces eres una Kook—dijo.
—Soy una persona como cualquier otra de este sitio—respondí, y la chica volvió a cambiar de expresión.
—Vale, qué alivio—habló—Pensé que serías otra de esas niñas pijas y descerebradas—
—Para nada, no te preocupes—
—Oye, ¿dónde están John B y JJ?—preguntó Pope.
—Dentro, ¿pasáis?—
El moreno me miró y yo asentí, para después entrar los tres en el restaurante.
Antes de que se dirigieran a alguna mesa, me giré hacia Kiara.
—Una cosa, si tu padre tiene un restaurante...—ella me interrumpió.
—Si, supuestamente soy una Kook, pero a mi tampoco me va ese rollo—dijo, y yo volví a asentir.
Después caminamos hasta una de las mesas, dónde un chico rubio y uno moreno estaban sentados.
—Tíos, ella es Alexia, acaba de volver a Outer Banks después de haber pasado tres años en Nueva York—me presentó Pope.
—Toma ya, New York—habló el rubio—Tú tienes que ser una Kook—
—Es como Kiara, lo de kooks y poges le da igual—habló Pope—Lex, ellos son JJ y John B—señaló primero al rubio y después al moreno.
—Encantada—dije.
—Igualmente—respondió el moreno—Bueno, tíos, tengo que irme—
—Yo también debería, tengo que llegar antes de la cena—me dirigí principalmente a Pope, ya que era a quién más conocía de ellos.
—Si quieres te acompaño, vivo en Figure Eight—dijo Kiara.
—Muy a su pesar—comentó John B, y luego se despidió y se fue.
Poco después Kiara y yo también nos fuimos, y hablamos bastante durante el trayecto.
El grupo, en general y bastante por encima, me había caído bastante bien