Bella.
-¿Y qué tal llevas que Max tenga novia?- pregunta Sam desde el otro lado de la isleta de la cocina.
-Bien. No tengo motivos para llevarlo mal.- cojo las dos tazas de café y las llevo a donde se encuentra Sam.
Ambas nos miramos. Sam ríe.- Sino te conociese...
La miro, muerdo mi labio inferior conteniendo mi sonrisa.- No, en serio. Ahora se me hace un poco raro porque el ha sido la persona más importante de mi vida pero supongo que con el tiempo, tendré una buena amistad con su novia.
-Tienes demasiado carácter como para llevarte con ella como si fuese una amiga más.
Me encojo de hombros.- ¿Qué quieres que te diga? No puedo ir en contra de mi carácter.
Las dos reímos.
-No, de verdad que no me quiero tener una mala relación con ella, también me gustaría que Max y Tom empezasen como sin nada, sin contar lo pasado. No quiero escoger entre los dos, Max es demasiado importante en mi vida, es la persona por la que sé que sin duda alguna, daría mi vida. Pero Tom también es mi pareja y está haciendo algo que pensé que sería imposible, y es que está consiguiendo que Max pase al pasado.
-Entonces no te has olvidado de Max.- da un sorbo a su taza de café.
-De un día para otro, nadie puede hacer que me olvide de una persona con la que he vivido tantísimas cosas. Supongo que a él le pasa lo mismo.
-No entiendo nada.
Las dos reímos.
-Me gusta saber que nos tenemos el uno al otro para lo que sea y, estos últimos años, no pude tenerlo por haber tenido una relación con el. Quiero que ambos estemos bien y lo mejor, es tener una pareja que nos favorezca en vez de que nos destroce más de lo que ya nos hemos destrozado entre nosotros. Es lo mejor para todos.
O eso creía...- pienso mirando hacia afuera. Tom acababa de llegar.
Max.
Había pasado toda la mañana pensando en como organizar el día. Estaba nervioso por si algo podía ir mal ya que quería que todo lo que iba a hacer, saliese como lo había pensado.
Ainhoa en menos de un mes celebraría su cumpleaños pero antes de que eso pasase, quería sorprenderla con mi regalo y aquello en lo que llevaba pensando todas estos días: pedirle que fuese mi pareja.
Realmente estaba nervioso y por eso mismo, solamente tenía ganas de verla salir de su portal para poder ir a donde había preparado todo.
Bajo al aparcamiento con las últimas bolsas en las que estaba la mayor parte de las cosas que tendría que colocar en el hotel abandonado al que la chica me había llevado. Guardo estas en el maletero de mi coche y, en cuanto todo está guardado, entro en el interior del vehículo.
Mientras espero a que la puerta del aparcamiento del edificio se abre, tarareo el estribillo de la canción que está sonando por todo el coche. En cuanto se abre, salgo de este en dirección de la casa de Ainhoa.
La chica vive a media hora de mi edificio y no podía tener más ganas de verla. Estaba seguro de que era la chica perfecta con la que podría olvidarme de Bella porque, en este tiempo, ya lo estaba consiguiendo.
***
Desde la esquina de la calle del edificio de Ainhoa visualizo una plaza libre para dejar el coche y, en cuanto llego, aparco el coche ahí mismo.
Aviso a la chica de que ya he llegado para que baje. Saco del bolsillo de mi chaqueta la cinta con la que le vendaré los ojos para que no vea a donde vamos. La miro y dejo caer mi cuerpo hacia atrás sobre el asiento.
Hacía tiempo que no estaba tan nervioso...
Miro hacia el portal al escuchar como se cierra la puerta, hacía demasiado ruido cuando se cerraba. Estaba con la mirada perdida hasta que veo como Ainhoa camina hacia el coche, estaba preciosa con esa falda corta ajustada y ese top de manga larga con el que se le veía la mitad de la barriga.
-¡Hola!- entra en el coche y besa mis labios.
-¡Hola!- río. Me encantaba que fuese tan ella misma.- Tengo que taparte los ojos.
Suelta una carcajada.- ¿Por? ¿No vamos a ver una película al cine?
Asiento con la cabeza.- Pero antes vamos a otro sitio. ¿Confías en mi?
-Bueno.- ríe.- Venga, sí.
Suelto una carcajada.- Ahora te noto un poco nerviosa.- hago un nudo con los dos lados de la cinta.
Compruebo que no vea nada y, como la chica no da ninguna señal de que sigue viendo, enciendo el coche para ir al hotel abandonado. Aún quedaba un largo camino para llegar.
***
Dejo el coche delante del hotel como lo había dejado aquella vez cuando me trajo Ainhoa. Salgo del vehículo y corro hasta la otra puerta para ayudar a Ainhoa.
-Como no puedo confiar en ti porque si te dejo sola aquí, lo más seguro es que te destapes los ojos, tendré que subir contigo y todas las cosas que he traído.
-Yo cada vez tengo menos claro en donde estamos.- ríe nerviosa.
Suelto una carcajada.- Tranquila, no te voy a dejar tirada en ningún lado.
-Te mataría si lo hicieses.
-Claro, claro.- digo divertido.
Saco las cuatro bolsas del maletero del vehículo mientras Ainhoa habla. Se notaba que estaba más que nerviosa.
En cuanto tengo las bolsas y cierro el coche, agarro a Ainhoa de la mano y pasamos hacia el hotel. Había pensado en todo lo que habíamos tenido que saltar la primera vez para entrar y, como me había acordado de la puerta trasera que me había ocultado, entraríamos por ahí.
Después de diez minutos subiendo escalones con los que Ainhoa se tropezaba cada dos pasos que daba, llegamos a la azotea del hotel. Dejo a Ainhoa a un lado de la azotea para que no se caiga por las escaleras ya que se movía más con los ojos vendados que cuando podía ver perfectamente.
Empiezo a sacar todas las telas que había comprado para adornar la azotea y las coloco de la misma manera que había visto en la foto de decoración que había encontrado. A los lados, coloco dos pequeñas bolsas que eran regalos y en el centro la pequeña caja que contenía el regalo con el que le pediría que fuese mi pareja.
-Empiezo a pensar que me vas a tirar desde aquí.- dice divertida.
Suelto una carcajada.- Tienes demasiada imaginación.
Pasados cinco minutos, tengo todo colocado como quería, por suerte no hacía viento. Muevo a Ainhoa para que ahora quede delante de todo y hago una foto.
-¿Preparada?- no podía evitar reír. Ainhoa era demasiado graciosa cuando no dejaba de hablar ni de dar vueltas alrededor de sí misma por los nervios.
Ríe.- Supongo.
Deshago el nudo que le había echo a la cinta. Ainhoa coge la cinta, abre los ojos como platos al ver todo lo que había preparado en la azotea.
-¿Qué? ¿Por qué has echo esto?- me mira con una sonrisa de oreja a oreja. Parecía que no se lo creía.
-Abre lo que hay por ahí.- digo divertido.- Así igual lo sabes.
-Me da pena deshacer todo.- ríe.
Suelto una carcajada.- Adelante.
Ainhoa camina despacio sobre las telas que había colgado y colocado por el suelo. Coge la bolsa más grande y saca el regalo del interior. En el interior de la caja había un pequeño bolso de marca que llevaba queriendo desde hace tiempo, cada vez que íbamos a tomar café a la cafetería que hay cerca del edificio de la empresa, se quedaba mirándolo.
-¡Estás loco!- dice riendo.- ¡Qué era muy caro!
Me encojo de hombros.- Sigue abriendo los demás.
-Ay dios mío, que no hacía falta que me regalases nada.- coge la bolsa que era un poco más pequeña y la abre. En el interior había dos billetes para viajar a Italia. Mientras veíamos una película me había dicho que nunca había viajado a Italia y que le gustaría ir pronto.
Abre la boca en forma de O al desdoblar los billetes.
-¡Max!- camina hacia mi.- En serio que no puedo aceptar todo esto, te has gastado un dineral.
Agarro su cara con mis dos manos y la beso. Era la única manera de que se callase.
Nuestros labios se separan.- Te queda uno me parece.
Sonríe, se muerde el labio inferior.- Ay de verdad.
Se acerca hasta la pequeña caja que había colocado justo en el centro. Seguramente no la hubiese abierto antes que las dos bolsas porque le daba miedo lo que podía haber dentro. Por lo que conocía de ella, hubiese ido antes por ella.
Me siento sobre una de las telas, un poco lejos de la caja. Ainhoa coge la caja del suelo después de mirarme. La abre y sonríe de oreja a oreja. En la parte superior de la caja, en el interior de esta, aparecía escrito: ¿Quieres ser mi novia? No me canso de tener "citas" contigo.
-¿Qué me dices?- pregunto mientras la chica saca la pulsera de oro que había en el interior de la caja.
-¡Qué si!- ríe.- ¿Como te voy a decir que no?- pregunta tirándose encima mía.
Ainhoa me besa. Ese beso hacía que todos mis nervios desapareciesen y, sobre todo, curaba todas mis heridas del pasado.
Suelto una carcajada.- ¿Te ha gustado la sorpresa?
Asiente con la cabeza. Sonríe.- ¿Me pones la pulsera?
***
Bella.
Coloco los platos que contenían la cena sobre la mesa del salón. Me tiro sobre el sofá, Sam traería los cubiertos para ponernos a cenar.
El día de hoy se me había pasado demasiado rápido, con Sam todos los días parecían cortos. Siempre podíamos hablar de cualquier tema y pasar horas y horas hablando sobre eso mismo. Además de que cuando una hacía una tontería, la otra la seguía con una tontería aún más grande.
Es imposible aburrirse con ella.
-¿Estás bien?- pregunta caminando hacia el sofá.
Frunzo el ceño.- Claro. ¿Por qué no iba a estarlo?- pregunto divertida.
-¿No tienes el móvil aquí?
-No. Me lo he dejado arriba en la habitación desde que vimos las películas después de comer.
Sam me da el móvil. En la pantalla de este, aparece una publicación de Max en la que se ve a Ainhoa sentada sobre sus piernas en una azotea que, sino recordaba mal, era la misma que la de hace unos días. Estaba decorada con telas y con varios regalos. Me doy cuenta de una pequeña caja que sujeta Ainhoa entre sus manos y mi cara cambia.
En el interior de la caja, estaba escrito: "¿Quieres ser mi novia? No me canso de tener "citas" contigo." Mi cara cambia por completo. Bajo la imagen para ver el título de la foto, Max había escrito "La soltería se ha acabado para mi."
Muerdo mi labio inferior, cada segundo que pasa, un poco más.
-Voy a subir por mi móvil, seguramente todos me estén preguntando.
Me levanto del sofá dejando sola a Sam y subo los escalones de la escalera de dos en dos. Corro hasta la habitación y, tras coger el móvil, entro en el baño de esta.
Me echo agua en el labio, me estaba sangrando de morderlo tan fuerte. Miro mi reflejo en el espejo y hago una mueca.
No quería llorar, me había prometido a mí misma que no habrían más lágrimas por él. Me gustaba que el diese el paso que llevaba días comentándome pero, en verdad, ese paso significaba un punto y final para la relación que habíamos tenido.
Bajo de nuevo al salón. Me siento en el sofá.- ¿Cenamos?- miro a Sam.
-¿Estás bien? No puedes guardarte todo como hiciste la primera vez. Que te sientas mal por esto no está mal ni significa que no quieras a Tom, solo que cerráis esa etapa.
Asiento con la cabeza.- Tranquila, el me había comentado que tenía ganas de pedírselo y me alegro por el. Solamente es eso, esa etapa se ha cerrado completamente.
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¡Holaaap! ¿Qué tal? Ayer se me hizo tarde porque pensé que tenía el capítulo editado y me di cuenta de que no, pero bueno, aquí lo tenéis. A la noche publicaré el siguiente. Espero que os gusten.
En este tiempo aprovecharé para escribir más capítulos y que no se me junte el tema de los estudios, del trabajo y de fotografía con publicar en la novela. Además, tengo pensado en continuar la novela de SHE en cuanto lleve esta un poco más avanzada. Os iré hablando sobre este tema en las notas que vaya dejando al final de cada capítulo.
Por último, iré añadiendo a los que me habéis hablado en el grupo de la novela (el número lo tenéis en el Comunicado que publiqué antes de estos capítulos y aquí abajo) y si queréis hablarme para que os añada, no hay ningún tipo de problema ya que aún no lo borraré. Igualmente quiero que no os de vergüenza o algo parecido por hablarme, en ese grupo hay muchos más lectores como vosotros.
Muchísimas gracias por todo, por el recibimiento de los nuevos capítulos y por todo en general, por seguir esperando nuevos capítulos, darle tanto cariño a mi novela. Espero que sigáis votando por esta novela y comentando cada capítulo ya que leo cada uno de ellos y los tomo en cuenta para los capítulos que vienen.
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Muchísimas gracias :)