El sol se colaba por su ventana mientras ella permanecía sentada en la cama, la misma postura que tenía cuando todos se habían ido a dormir tras brindarle una pequeña despedida, frente a ella estaba sus grandes maletas en las que había metido toda su ropa y parte de sus pertenencias para iniciar esta nueva vida sola, por qué así lo había asimilado durante toda la noche.
Desvió su mirada hacia el reloj de su mesita, en unas horas estaría de nuevo volviendo al que consideraba su lugar en el mundo, pero tenía miedo de no ser lo feliz que era cuando se fue por primera vez, tenía miedo de notar la falta de su amor... tenía miedo de seguirle echando de menos aunque esta vez la diferencia es que ambos se amaban...
Andrea: ¿estás lista?-la miró con el rostro ojeroso-no has dormido nada ¿verdad?-ella negó-Dalia está haciendo el desayuno, ve a darte una ducha, te llevaremos al aeropuerto...
Irina: está bien-logró pronunciar.
Andrea salió de su habitación para que ella se pudiera meter en el baño a darse una ducha, abrió el grifo y esperó a que el agua se calentase mientras miraba su ojeroso aspecto en el espejo, se metió dentro de la ducha y dejó que el agua limpiase su cuerpo a la vez que se mezclaba con sus lágrimas de dolor ante el chasco que presentía cuando estuviese rumbo a París ella sola.
Salió de la ducha casi sin ganas, se colocó un pantalón de chándal de color negro con una camiseta blanca de manga corta, secó ligeramente su pelo con el secador y apenas se dio algo de maquillaje, salió de la habitación para sentarse frente a sus amigas, ambas la admiraron con tristeza.
Dalia: Irina, estás martirizándote demasiado, todavía no sabes su respuesta.
Irina: me la puedo imaginar, fue una locura proponerle eso, era mejor irme y punto.
Andrea: exageras, hasta que estés montada en el avión no des todo por echo.
Irina: prefiero montar aquí el drama y no hacerlo en el avión, sería bochornoso.
Dalia: bueno, come algo-Irina negó con un suspiro-¡Come!-se sobresaltó-carambas, que no soy tu madre.
Andrea: son muchas horas de vuelo, anda dale un bocado a algo, todo tiene muy buena pinta.
Irina: comeré algo, pero quiero que me llevéis al aeropuerto en cuanto acabemos... cuanto antes vaya, antes sabré su respuesta...
Terminaron de desayunar en un silencio extraño que se acompañaba de los suspiros de Irina y de su impaciencia por irse, sus amigas apenas daban pronunciado palabras de consuelo pues ya lo habían dicho todo, avanzaba con sus maletas por el departamento mientras Dalia y Andrea cogían sus bolsos para irse, el timbre sonó.
Andrea: esa debe ser mi madre que quiere acompañarnos-abrió la puerta y vio a su madre-hola mamá-le dio un suave abrazo-¿y papá?
Cayetana: dejé a las enfermeras encargándose de él para poder ir a despedir a mi pequeña Irina-la vio sollozando-mi vida-la abrazó-ya Andrea me comentó lo de Flavio, vamos, seguro te está esperando en el aeropuerto-todas salieron del departamento y entraron en el coche.
Irina: sabes Cayetana, no estoy tan segura de que vaya a estar allí, tiene muchas cosas que lo atan a Houston.
Cayetana: bueno y si así fuera tu eres fuerte para rehacer tu vida.
Irina: no lo soy...
Cayetana: ¿Cómo qué no? ¿Acaso no fuiste feliz en París?
Irina: si pero antes sabía que no me amaba, sin embargo ahora...-suspiró.
Cayetana: sé que pase lo que pase encontrarás la forma de ser feliz Irina, estoy segura.
Llegaron al aeropuerto dos horas de que saliese su vuelo, con el tiempo perfecto para facturar y embarcar, nuevamente se encontraba allí, todavía recordaba las ganas y la ilusión con la que se iba a París por primera vez y ahora mismo estaba admirando a todo el personal en busca del rostro que le quitaba el sueño.
Se puso en la fila de facturación mientras su familia la esperaba haciendo sus mismos gestos, buscando a Flavio, todas ansiaban que aquel hombre apareciese para hacer feliz a Irina, así se lo merecían los dos, apenadas se daban cuenta de que los minutos pasaban y que aquel hombre no aparecía por ningún lado haciendo que los ojos de Irina de nuevo se aguasen.
Irina: ya es hora de que embarque-suspiró dando una última vista a su alrededor.
Andrea: llama en cuanto llegues, por favor.
Cayetana: no te olvides de nosotros, ven a vernos o intentaremos irte a ver ¿vale?-ella afirmó-Ignacio me dio esto para ti.
Irina: ¿Qué es?
Cayetana: son las llaves de su estudio, allí tiene muchas obras para que pongas las que te apetezcan en las galerías, ¡Ah! Y olvídate de la galería cerca del apartamento que Ignacio tiene alquilado.
Irina: ¿por qué?
Cayetana: Beatriz se quedó con ella en el divorcio y no se va llevar ningún beneficio a tu costa, por el resto sigue haciéndolo así de bien.
Irina: gracias-tomó las llaves y las guardó en su bolso.
Dalia: por favor, no te derrumbes-Irina aguantó sus lágrimas-eres una mujer muy fuerte capaz de soportar todo esto y más... no te desanimes, sé que el amor de tu vida está muy cerca-Dalia la abrazó.
Irina: espero tengas razón y pueda superar esto.
Andrea: ven aquí anda-Irina se separó de Dalia y se abrazó a Andrea.
Irina: sé feliz por favor, lucha por Samuel... lo vuestro es muy posible-Andrea afirmó dejando ir sus lágrimas-no dejes de contarme como te va...
Cayetana: ven a vernos pronto cielo-Irina se refugió en los brazos de Cayetana-mantennos informadas de cómo estás.
-Pasajeros con el vuelo 485VD con destino a París, embarque por la puerta B15.
Irina: ya me tengo que ir, ese es mi vuelo.
Suspiró una vez más antes de girarse y darle la espalda a su familia, caminó hacia la puerta de embarque mientras la miraban preocupadas de como estaría en París tras la desilusión que cargaba en su corazón, hizo fila a la vez que buscaba su pasaje en su bolso para enseñárselo a la azafata.
Flavio: ¡¡¡IRINA!!!
Su voz frenó sus actos y levantó su rostro de su bolso para girarse y ver si aquella voz correspondía a la persona que ella tanto esperaba o si se trataba de algún juego de su imaginación, pero no, lo vio corriendo con su pasaje en la mano, ella soltó una risa automática mientras sus ojos cambiaban sus lágrimas de tristeza por las de emoción, Flavio la alcanzó y la cogió en sus brazos mientras sonreían.
Irina: ¡Has venido!-sin darle tiempo a que dijese algo más Flavio besó sus labios.
Flavio: cómo no iba a venir-recuperó su respiración tras la carrera-no iba dejar que te volvieses sin mí a París.
Irina: pero... ¿y la consulta? ¿Y Samuel? ¿Y...?
Flavio: y nada-tocó su rostro-a partir de ahora tu eres mi vida y me dedicaré a recuperar el tiempo perdido contigo.
Irina: todavía no me lo puedo creer ¿esto es un sueño?
Flavio: créete esto: te quiero-ella sonrió-y esta va ser tu vida a partir de ahora... conmigo, a mi lado, quiero ver el mundo con tus ojos, quiero que me enseñes a querer París y que formemos una familia...
Irina:-lo abrazó intensamente soltando carcajadas-¡Te quiero Flavio! Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
-Último aviso para los pasajeros con el vuelo 485VD con destino a París, el avión despegará en 20 minutos.
Flavio: ¡Vamos! O perderemos el vuelo.
•
Dalia: ¿acaso dudabas que Flavio fuera a ir? Me debes una cena Andrea
Cayetana: no me puedo creer que hayáis apostado tan frívolamente a si iba o no.
Andrea: se trataba de una cena en el restaurante del barrio, ese al que íbamos los domingos, en aquel momento se me antojó tanto-suspiró.
Cayetana: no tenéis remedio, menos mal que apareció el pobre hombre, no me quería ni imaginar a mi pobre Irina sola sin él en París.
Dalia: él estaba loco de amor por ella, como no iba ir, ¡incrédula tu hija! No creía que apareciera.
Andrea: ¡Yo que sé! Teniendo a Samuel aquí, su mujer y su hijo enterrados, además de su trabajo... pensé que se quedaría.
Dalia: a Samuel ya lo cuidas tu eh-le dio un codazo.
Andrea: ¿Qué quieres decir?
Cayetana: vamos hija... ¿has vuelto con él? Hace tiempo que te vemos más alegre.
Dalia: pues si lo ves a él Cayetana, está que no cabe de la dicha.
Andrea: ¿sigue yendo al bar?-entrecerró los ojos mirando a Dalia.
Dalia: yo no he dicho eso-se hizo la despistada-pero vamos ¡habla! ¿Has vuelto con él?
Andrea: poco a poco, ¿vale?
Cayetana: que modernos sois de verdad-suspiró-en mi época o si o no, eso de estar a medias.
Dalia: es que ves Cayetana, los tiempos de antes eran envidiables que es eso de no lo sé y estamos yendo poco a poco.
Andrea: me voy me estáis dando alergia de verdad-resopló para coger una dirección distinta a la de ellas.
Andrea se limitó a la carretera visualizando algún taxi, de pronto levantó la mano haciendo que uno se parase frente a ella, subió y le brindó una dirección, su interior ardía inexplicablemente desde que se había levantado, a causa de la marcha de Irina no había podido saciar sus instintos, pero ahora tendría toda la tarde libre para ello.
Se bajó frente a aquel lugar que de solo verlo le provocaba urticaria pero sabía perfectamente que se encontraba allí, caminó por aquellos pasillos que tantos recuerdos albergaban y que fue testigo de su amor por Samuel. Sin ser vista por nadie se adentró en las oficinas de modas Gazar, intentando no ser vista por Beatriz, llegó hasta su despacho y sin ser anunciada, entró.
Samuel: ¿tú qué haces aquí?-soltó una risa a la vez que Andrea cerraba la puerta.
Andrea: vine a buscarte-humedeció sus labios y Samuel arqueó sus cejas.
Samuel: si Beatriz te ve puede entrar en cólera, lo sabes.
Andrea: no me vio absolutamente nadie, tranquilo-Samuel escuchó como ella cerraba la puerta con llave.
Samuel: que tramas Andrea-con decisión caminó hacia él y giró la silla en la que estaba sentado para tenerlo de frente, él se mordió el labio.
Andrea: me levante con muchas ganas de montármelo contigo...-alzó su falda dejando ver sus muslos mientras él trabajaba saliva fuertemente fijándose en detalladamente en ellos.
Samuel: Andrea... no amenaces con volverme loco, corres peligro.
Andrea: de camino aquí me acordé de cuantas veces lo hicimos aquí-se sentó sobre a horcajadas sobre él, Samuel gruñó sintiendo la intimidad de Andrea rozando con la suya-y me apeteció mucho.
Samuel: últimamente es lo que más te apetece.
Andrea: es que no sé qué tienes...-se movió sobre él mientras Samuel gruñía-me apetece estar contigo constantemente-se inclinó sobre él y mordió su oreja mientras él no pudo evitar alzar sus manos y tocar sus pechos por encima de la blusa.
Samuel: madre mía-jadeó mientras ella gemía con su tacto-te ha aumentado el pecho-ella se separó.
Andrea: perdona ¿Cómo dices?
Samuel: al tacto-tocó su pecho y ella se excitó notando la sensibilidad en ellos-son más grandes.
Andrea: ¿tú crees?
Entonces Samuel desabrochó de una sentada su blusa y admiró como el busto de Andrea amenazaba por sobresalir del sujetador, su boca automáticamente se hizo agua al verlo y no dudo en hundir la cara sobre ellos para humedecerlos con su boca mientras ella agarraba su cabeza impidiendo que se detuviera.
Con el brazo todavía resentido del accidente, la agarró de sus muslos y se levantó con ella en sus brazos para sentarla sobre su escritorio, quitó su chaqueta, posteriormente su corbata y con rapidez la camisa fue a parar al suelo, ambos se besaban con extremada urgencia, con una excitación fuera de lo normal, por parte de ambos, Samuel se separó ligeramente para desabrochar su pantalón mientras no perdía ojo en como Andrea se sacaba su ropa interior dejando su falda sobre su cintura.
Samuel: no sabes lo que estás haciendo.
Sin apenas darle tiempo a reaccionar Andrea notó su miembro dentro de ella, lo que le hizo emitir un gemido agónico que Samuel hizo callar poniendo su mano sobre su boca, ella enganchó las piernas sobre su cintura mientras él la embestía duramente contra aquel escritorio, sus gritos eran opacados por la mano de Samuel pero aun así podían escucharse perfectamente.
Su ritmo era frenético al igual que su deseo, Samuel no podía entender el cómo Andrea desde hace un tiempo estaba más apetecible que nunca, el cómo su cuerpo empezaba a cambiar, mientras que ella por su lado tampoco podía entender como reaccionaba tan escandalosamente al cuerpo de Samuel, el cómo su fuego era cada vez más intenso y con ganas de mas, se derretía entre sus brazos mientras la invadía en su totalidad.
Samuel agarraba su pelo mientras hacía fuerza para satisfacerla a través de embestidas, notaba como comenzaba a contraerse víctima de sus movimientos, notaba como se quedaba sin voz a la vez que su garganta se secaba porque estaba experimentando el clímax, su cuerpo estalló a la vez que ella se aferraba para acallar sus agónicos gritos de placer, sus movimientos fueron lentos mientras sus corazones luchaban por volver a su ritmo cardíaco normal después de aquel fogoso momento.
Andrea: madre mía, eres increíble.
Samuel: y tú últimamente como que estás muy sexual ¿no?
Andrea: la verdad es que sí, últimamente noto mi cuerpo muy raro ¿sabes?-empezó a vestirse mientras todavía recuperaba la respiración.
Samuel: ¿Por qué? ¿Te encuentras mal?-pareció preocupado.
Andrea: no es solo que, desde hace días pues tengo más apetito sexual... no sé dices que me ha crecido el pecho.
Samuel: puede ser algo premenstrual ¿no?-ella alzó la mirada.
Andrea: ¿Qué has dicho?
Samuel: bueno, siempre he sabido que cuando os va a venir el periodo que el pecho aumenta y que el apetito sexual es cambiante...
Andrea: ¿algo premenstrual?-cogió su bolso rápidamente y sacó el móvil de forma frenética, en ella se notaban los nervios.
Samuel: Andrea... ¿Qué ocurre?-se acercó a ella con la camisa desabrochada.
Andrea: ¡Mierda!-dejó el teléfono caer nuevamente dentro del bolso-tengo un retraso Samuel...