23. Remordimientos M. (3/5)

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Flavio había colocado casi todo lo de la mudanza, durante todo el día había tenido la cabeza ocupada y no había tenido tiempo de pensar en el dolor que cargaba en su alma, pero ya era de noche y tocaba irse a dormir, tocaba llegar a ese momento en el que todos sus remordimientos se agolpaban en su cabeza y le repetían de manera constante que él había sido el causante de que Noemí cometiera aquel acto tan cobarde.

Rosario: en la cocina está todo colocado ¿quiere que prepare algo de cenar?

Flavio: no Rosario, gracias.

Rosario: traje cuatro cosas que quedaban en la nevera, puedo hacerle un revuelto o un caldito.

Flavio: estoy bastante cansado la verdad, creo que me iré a dormir, tu puedes irte-sonrió.

Rosario: mañana le haré la compra, para que tenga un poco de todo ¿vale?

Flavio: gracias por todo-él suspiró pesadamente.

Rosario: buenas noches-Rosario se fue de la casa mientras él se puso el pijama y tras cepillarse los dientes se acostó en la cama.

Comenzó a dar vueltas, su rostro aparecía por su mente recriminándole lo que había querido hacer, echándole la culpa de que si no estaba a su lado era solo culpa de él, sus ojos humedecieron imaginándose el rostro de su hijo, se lo imaginaba junto a su mujer, sus lágrimas desbordaron presas de los remordimientos, se levantó de nuevo de la cama y apretó su cabeza con sus manos para espantar aquellos malos recuerdo y cogió su teléfono.

Flavio: espero no haberte despertado.

Irina: no te preocupes, apenas me acababa de meter en cama, ¿necesitabas algo?

Flavio: simplemente no daba dormido...-suspiró-pensaba en ella-Irina torció el gesto con tristeza.

Irina: se que es fácil decirlo pero tienes que intentar seguir adelante Flavio, que te tortures de esta manera no va hacer que las cosas cambien.

Flavio: lo sé, pero siento que si hubiese hecho las cosas de otra manera ella estaría aquí.

Irina: ya Flavio, pero ¿Cómo estaría? ¿Borracha nuevamente? Día tras día, eso hubiera terminado por consumirte-ella cerró los ojos dándose de cuenta de lo brusca que estaba siendo y él simplemente se entristeció dándose de cuenta de que tenía la razón-perdón...-se apresuró a decir ante el silencio-no debí ser tan atrevida.

Flavio: claro que sí, eres mi amiga, tu deber es decirme lo bueno y lo malo, ¿no?

Irina: si... los amigos hacen eso.

Flavio: te dejaré dormir, mañana tenemos que volver a la clínica.

Irina: sin pacientes-soltó una pequeña risa tratando de quitar hierro al asunto después de aquel momento-los aplacé todos al mes que viene y otros los cancele.

Flavio: es cierto-se quedó pensativo-buscaremos que hacer, tranquila, buenas noches.

Irina: buenas noches Flavio.

Andrea: bueno... vivo con mi madre, siempre estuvimos las dos solas desde que tengo memoria, mi padre murió cuando yo era muy pequeña, pero la verdad no lo recuerdo, ni tengo fotos de él, ni sé cómo es-suspiró-mi madre salió sola adelante y...-soltó una risa-aparte de ser costurera en una fábrica, por las noches trabajaba en cierto bar para pagarme lo que necesitaba.

Samuel: ¡Vaya! Si quiero ver cómo será la hija de grande tendré que fijarme en la madre, ¿sigues sus mismos pasos?

Andrea: es pura coincidencia, lo prometo-tomó un sorbo de vino-mi madre y Dalia se hicieron muy amigas cuando trabajó en el bar, por aquel entonces ella se acababa de mudar al vecindario, luego llegué yo, conocí a Irina, después fui a la universidad y esas cosas, lo normal.

ADORABLE TORMENTOWhere stories live. Discover now