24. Dramas e ilusiones M. (4/5)

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Al día siguiente Irina llegó puntual a su puesto de trabajo, estaba contenta de haber vuelto a sus obligaciones, aquella semana había sido muy intensa dados los acontecimientos y la falta de trabajo, abrió las persianas del consultorio para después colocarse en su mesa y colocar unas cosas.

Flavio entró, todavía traía el rostro evidentemente ojeroso y demacrado, su pelo ya no brillaba con la normalidad con lo que lo hacía antes y la característica sonrisa que figuraba en su rostro al entrar todos los días había desaparecido, Irina se levantó para seguirlo.

Irina: ¿Cómo estás?

Flavio: bueno, sobreviviendo-movió unos papeles en su mesa-bien, vamos a centrarnos, cuéntame.

Irina: a ver aplacé varias citas para el mes que viene, la gente que no pudo decirme exactamente qué días podía venir las eliminé, pero... tengo apuntados aquí sus nombres así que podíamos llamarlos de mayor a menor urgencia y tratar de devolverle sus fechas o darle una nueva para esta semana.

Flavio: perfecto, yo me encargaré de mirar sus expedientes para recordar su estado-Irina se iba-espera, siéntate un momento-ella obedeció-¿sabes? Anoche pensé en ti-Irina suspiró con una sonrisa.

Irina: ¿En mí? ¿Por qué?

Flavio: verás, estuve recordando la conversación que tuvimos en aquel restaurante, aquel día que hablamos sobre lo de tu accidente-a Irina le cambió el rostro-sé que te incomoda que hablemos del tema, pero... si te hago una resonancia, un par de radiografías, no sé hasta ¡Podría operarte!

Irina:-se levantó-no me gusta hablar de este trauma Flavio... fui clara la última vez-sus ojos se aguaron-no quiero exponerme a mas decepciones.

Flavio: ¡NO, espera! Irina, perdona.

Irina trató de irse de forma apresurada, él trató de alcanzarla y al tomarla del brazo para que ella lo mirara, Irina perdió el equilibrio de su cuerpo, instintivamente se aferró al cuello de Flavio para evitar pegarse una trompada contra él suelo, mientras él la tomó de la cintura firmemente.

Irina estaba prácticamente sobre su cuello, pudo inhalar el aroma de su perfume y suspiró con dolor al repetirse una vez más que aquel olor jamás se mezclaría con el suyo, sollozó consternada y Flavio la abrazó de forma sincera, fundiéndose con ella en un mismo llanto, ambos marcados por el dolor.

Flavio: perdóname... yo no quise hacerte sentir así.

Irina: no debí de reaccionar así tampoco, solo intentas ayudarme-ambos se separaron y se limpiaron las lágrimas.

Flavio: parece que daño todo lo que tengo cerca.

Irina: no es tu culpa-suspiró-es que... ya me sometí a una operación y quedé peor Flavio, tengo miedo de pasar por el mismo proceso y sentir la decepción de que seguiré siendo una coja el resto de mi vida, no quiero hacerme ilusiones.

Flavio: solo te haría un estudio, para saber si es posible, después tú decides.

Irina: déjame pensarlo por favor...-él asintió-voy a ocuparme de las citas de los pacientes.

Andrea abrió los ojos lentamente, aquella cama era un lujo, había dormido del tirón toda la noche sintiendo el cuerpo de Samuel pegado al suyo, se giró para verlo y se sorprendió de ver que no estaba, el tacto de las sábanas la mantuvo en un sueño tan catatónico que ni se percató de cuando se marchó, cogió su teléfono y miró la hora.

Andrea: ¡Mierda! Entre que me voy a cambiar y voy a la empresa llegaré tardísimo-comenzó a desabrocharse la camisa de Samuel cuando lo vio entrando por la puerta, después caminó hasta la habitación.

ADORABLE TORMENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora