27. Reportaje

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Al día siguiente llegó ojeroso tras aquella horrible noche, Flavio entraba en la oficina con el rostro pálido e Irina se percató de ello, no dudo en ir junto a él para averiguar si se encontraba bien, entró con la agenda y el café de siempre, lo miró mientras se colocaba la bata.

Irina: tienes mala cara ¿estás bien?

Flavio: tranquila, son los cargos de conciencia-pasó la mano por su rostro-¿algún paciente hoy?

Irina: si, a las 12, tiene tiempo de revisar su expediente, se trata de una lesión en el peroné, está pendiente de operación y de varias pruebas.

Flavio: perfecto ¿algo más?

Irina: no... intentaré contactar con los que no di ayer para restablecer las citas.

Flavio: ¿has pensado en lo de ayer?

Ella lo miró atentamente con cierto brillo en los ojos tratando de esconder una pequeña sonrisa que amenazaba con salir, en verdad había estado pensando en aquel pequeño beso durante la noche, casi ni había dormido pensando en las miles de sensaciones que aquel acto le había transmitido.

Flavio: lo de la operación-aclaró y su caída mental fue estrepitosa, Irina endureció el rostro.

Irina: ya te dije que es un tema que no me gusta y que no estoy receptiva a tratarlo.

Flavio: en serio, creo firmemente que se puede corregir, por lo que me has contado es una mala operación,  contaré con segundas opiniones, si en algún momento no hay arreglo seré claro y te lo diré.

Irina: Flavio, dije que no, por favor, bastantes desilusiones me estoy llevando-suspiró y él se percató de algo en lo que no había caído.

Flavio: tienes mal de amores ¿no es así?-ella frunció el ceño.

Irina: bueno yo...-suspiró-prefiero volver al trabajo.

Flavio: dios perdóname, que indiscreto soy, es solo que como tú me ayudas con lo de...-cerró los ojos evitando el dolor que producía pronunciar su nombre-solo quiero decirte que si necesitas algo que aquí estoy, para eso están los amigos.

Irina: claro, los amigos... pero de verdad no te preocupes, estoy bien, solo es un mal día, confusiones y demás, poniéndome a trabajar se me pasará-sonrió disimulando.

Flavio: está bien.

Andrea llegó a la empresa con normalidad, de seguro el correo que le había enviado a Samuel con su renuncia permanecía enterrado en la carpeta de borrados de su correo personal, caminó hasta su estudio, dejó sus cosas como de costumbre en el perchero y observó una caja en medio de la mesa, en seguida soltó una risa al reconocerla.

La abrió y desplegó las solapas que cubría lo que había dentro de él, lo cogió entre sus manos y deslizó sus dedos sobre aquella tela lisa, un nuevo conjunto de lencería, esta vez color turqués cogió la tarjeta que figuraba al fondo de la caja con una sonrisa para leerla.

Andrea: "Ya sabes que no soy ni de flores, ni de bombones"

Beatriz: buenos días ¿puedo?-de forma rápida Andrea guardó la lencería con las mejillas sonrojadas mientras Beatriz se aproximaba-vaya... es una marca muy buena y cómoda.

Andrea: que vergüenza, señora-Beatriz sonrió.

Beatriz: no te preocupes-tomo asiento en una de las silla, poniéndose seria-sé que ayer mi hija estuvo desacertada contigo-Andrea cogió aire-pensé que recapacitaría pero ayer ni siquiera vino a dormir, dudo que se presente a trabajar y necesito que se empiece ya con la confección de los vestidos para la entrevista-le pasó una hoja-asignaron una modelo para cada vestido y estas son las medidas, ¿puedes encargarte?

ADORABLE TORMENTOWhere stories live. Discover now