31. Te quiero

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Irina entraba en el consultorio de Flavio, dando largos suspiros, esperando con ansiedad que su jefe llegara para poder hablar con el de lo que sintió con aquel beso que tanto había ansiado que se diera entre ambos, lo esperaba en la consulta con el café sobre la mesa, él entró mirándola con media sonrisa y colgó su chaqueta para colocarse el batín, como todos los días.

Irina: buenos días, ¿Qué tal?

Flavio: bien-dijo tragando saliva-¿Cómo está el día hoy?

Irina:-miró la ventana-está muy soleado la verdad, podríamos ir a comer a alguna terraza hoy-Flavio miró fijamente la pantalla, él se refería a los pacientes, resopló sin saber qué decir.

Flavio: sí, claro, esto Irina eh... verdad que no te acuerdas de nada de lo del viernes ¿verdad?

Irina: ¿Cómo no acordarme?

Flavio: si, digo ibas muy tomada y te confundiste...-sonrió-fue una salida de amigos muy graciosa.

Irina: claro, de amigos...-una vez más se decepcionaba cayendo de su nube.

Flavio: ¿has puesto hielo en tu pierna?

Irina: si... estuve en reposo todo el fin de semana.

Flavio: bueno, de todas formas quiero revisarte luego, ahora... ¿Puedes traerme la agenda amiga?

Irina: claro-sonrió con amargura-amigo.

Salió de la consulta con las lágrimas a punto de salir a borbotones, pero debía mantener la compostura, de nuevo se había equivocada, juraba que todo estaba saliendo como ella pensaba, pues aquel beso le había demostrado que aunque fuera poco lo que sentía, Flavio estaba sintiendo algo por ella.

Patricia veía las pequeñas miradas que Samuel le dedicaba a Andrea por los rincones de la empresa, aquello la irritaba enormemente, allá donde estuviera no la calentaba ni el sol, estaba fuera de su control y sus intentos por increpar o molestar a Andrea terminaron por ser inútiles pues aquella mujer tendría lo que ella misma siempre había querido... el amor de Samuel.

Los días transcurrieron entre Flavio e Irina, ambos evitando una situación que poco a poco se les iba de las manos, el amor por él amenazaba por salir contantemente, mientras él tan solo podía brindarle una amistad ignorando de cierta forma lo que pasaba por el corazón de Irina, aun así insistía en tratar su problema en la pierna ante su insistente negativa.

La relación de Samuel y Andrea a pesar de evitar las etiquetas llevaba un buen rumbo, tenían sus conversaciones, salidas a cenar y planes de fin de semana, ambos sabían el uno del otro en el plano sentimental pero también en el sexual, sus cuerpos se complementaban, conocían cada rincón del otro y sabían cuando el otro necesitaba algo o que era lo que pensaba así como cada gesto de su rostro...

4 MESES DESPUÉS.

Andrea: ¡Ya vístete!-soltó una carcajada recogiendo su ropa tirada por el despacho-no sé cómo me dejo embaucar por ti-le tiró la corbata a la cara bajo su sonrisa.

Samuel: ¿A caso no la gozaste?-cogió su corbata y la cogió de la cintura, comenzó a atar sus manos bajo sus carcajadas.

Andrea: ¡Basta Samuel!-soltó otra carcajada-tengo que estar en casa de mi madre a las 10-se soltó de él.

Samuel: dirás tenemos-ella suspiró poniéndose el vestido y empezó a tocarse el pelo continuamente.

Andrea: no es necesario que tomes al pie de la letra la invitación... Mi madre te invitó por cortesía.

ADORABLE TORMENTOOnde as histórias ganham vida. Descobre agora