65. En familia

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Dalia observaba los movimientos lentos y taciturnos de Irina desde que habían llegado a cambiarse la ropa de la boda para volver al hospital al lado de Ignacio, se acercó lentamente a ella cuando salía de la habitación con ropa limpia y le brindó un abrazo que la hizo derrumbarse de forma automática, acarició su pelo suavemente mientras la escuchaba sollozar.

Dalia: ya está mi niña-le dio un beso en la frente-no llores más.

Irina: no puedo con esta situación, ya no se ni que es lo que siento, ni lo que quiero.

Dalia: ¿Por qué dices eso cielo?

Irina: porque en París si, lo echaba de menos pero sabía que nunca sería mío y de alguna forma eso me ayudaba a seguir adelante y a no tener la ansiedad de volver a él, pero ahora que sé que siente algo por mi todo cambió-resopló fuertemente con las lágrimas bordeando sus mejillas-y no sé qué hacer, porque también tengo miedo de volverme a París y que no sea lo mismo de antes.

Dalia: ¿Qué es lo que tu corazón quiere Irina? ¿Irte a París o estar con Flavio?

Irina: las dos cosas Dalia, creo que por una parte ya fue suficiente de tanto dar vueltas, quisiera perdonarle a pesar de que lo que me dijo cuándo le confesé mis sentimientos fue muy duro, pero pienso en París y...-sonrió-echó de menos los desayunos franceses, la gente, las visitas a la torre Eiffel, la galería de arte, todo sería fabuloso si tuviera ambas cosas, pero es un poco incompatible.

Dalia: ¿y por qué no? Piénsalo, podríais iros los dos, empezar una nueva vida... formar una familia-pasó su mano por el pelo apartándoselo a la vez que la intentaba convencer de aquella idea-¿has pensado en la posibilidad de pedirle que se fuera contigo?

Irina: no va querer... Flavio tiene su vida aquí, su consulta, sus pacientes... tiene a Samuel, aquí tiene enterrados a su hijo y a su mujer, sería muy egoísta por mi parte pedirle que se viniera conmigo a París.

Dalia: bueno, pero no os vais a ir para no volver ¿No? Vendríais aquí de vacaciones y así, Samuel perfectamente podrá ir a verle y estoy seguro que si se va contigo acabará montando una clínica allí.

Irina: no lo sé...-suspiró-la propuesta es tentativa pero ¿y si no quiere?

Dalia: si no lo preguntas no lo sabrás-tomó su rostro-que el temor a fallar no te impida jugar, cielo... si no lo intentas no sabrás que es lo que pueda pasar o como puedan darse las cosas, piénsalo.

Irina: si, lo haré.

Andrea: ¡Pienso matarte!-cogió su vestido del suelo-¡Esta tela me ha costado un pastizal! ¡¡¡No vale para nada!!!-Samuel soltó una carcajada desde la cama-¡Samuel no me hace ni puta gracia hijo!

Samuel: la culpa fue tuya, ¿sabes cómo me has puesto? No lo pude resistir-Andrea salió del baño y se cruzó de brazos.

Andrea: ¡Me has roto hasta las bragas!-él soltó otra risa y ella no pudo evitar reírse al mismo tiempo-no tienes remedio Samuel...

Samuel: tengo ropa en el armario, tuya-recalcó.

Andrea: me alegra que la conserves... para estos casos me viene genial-abrió el armario y buscó en los cajones algo para ponerse, mientras él se levantaba alcanzándola.

Samuel: ¿estás mejor?-ella se incorporó y se giró.

Andrea: si-resopló-debemos volver al hospital nos hemos tardado demasiado, parezco una insensible y además creo que me espera una reprimenda que no quiero atrasar más.

Samuel: como prefieras-ella apartó su mirada y el resopló-oye...

Andrea: dime-volvió a mirarle.

ADORABLE TORMENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora