Se miraban en silencio examinando los cambios sufridos en ellos desde la última vez que se vieron, el brillo de sus ojos había descendido, sus ojos estaban adornados por unas grandes ojeras mientras Andrea observaba la incipiente barba desarreglada de varios días, estaba más demacrado y sus ojos se notaban pesados, al parecer, ella no era la única que sufría en esta historia pero sin duda era la que más lo estaba pasando mal.
Samuel: perdóname, por favor, Andrea yo no estaba en pleno uso de mis facultades cuando pasó eso, tienes que creerme.
Andrea: ya has repetido eso hasta el cansancio, ¿no tienes nada más que decir?-dijo fríamente.
Samuel: no me trates tan frío, me duele.
Andrea: ¿ah si?-sus ojos se aguaron-¿Te duele que te trate frío? ¡¡Imagínate lo que me duele a mi descubrir que me has estado engañando sabe dios por cuanto tiempo!!
Samuel: ¡¡Que no te engañe mujer!!-ambos respiraban agitadamente-Andrea... ¡POR DIOS! Jamás te engañé con ella en sano juicio, tienes que creerme.
Andrea: ¡¡NO ME TRATES DE LOCA!! Patricia me contesto al teléfono la misma tarde que llegasteis diciendo que estabas con ella en el jacuzzi bebiendo champán.
Samuel: ¿me llamaste?-entonces comprendió las locuras que Andrea dijo cuándo discutieron por teléfono en Costa Paraíso, no eran locuras, ni tampoco imaginaciones de ella, Patricia había cogido su teléfono en algún momento para engañar a Andrea y tenderle una trampa, ahora todo le cuadraba-¡Me la voy a cargar! ¿Por eso me decías esas cosas cuando te llamé por la noche?
Andrea: ¡Y con razón! ¿Te crees que por ser pobre e inocente te vas a reír de mí? ¡¡Pues estás muy engañado Samuel Gallardo!!-ella respiró agitadamente, completamente enfadada y dolida con lo que entre los dos se estaba debatiendo.
Samuel: Andrea...-apuntó dulcemente y ella creyó derretirse por aquel tono mientras sus ojos se aguaban-sé que no he sido el mejor de los hombres, sé que no he estado a la altura de tus expectativas, pero sé lo que digo cuando te digo que te quiero, que te quiero con locura y que siento un enorme vacío al saber que ya no vas estar a mi lado-caminó lentamente tratando de acercarse a ella-confía en mí, te juro que yo no te engañé y que si lo hice en ese momento puntual fue únicamente por una trampa del destino y porque estaba completamente borracho, por favor, vuelve conmigo-sus lágrimas se desbordaron lentamente recorriendo sus mejillas completamente desesperado, quemando su último cartucho: la súplica-olvidemos todo esto, sacaré a Patricia de la empresa y veré como hago con Beatriz, pero por favor, vuelve conmigo, te juro que te daré lo que siempre te mereciste.
Ella lo miró atentamente escuchando cada una de sus palabras, era lo que siempre había querido escuchar de Samuel, era lo que siempre había querido que Samuel le transmitiese, pero nunca lo hizo, no hasta ahora que la daba por perdida y la quería recuperar... analizaba cada una de sus palabras mientras las imágenes se daban una tras otra en su cabeza, mientras aquel desengaño crecía en su partido corazón, mientras sentía que no podía confiar en él, ni en sus palabras, había perdido todo lo que ambos tenían y entonces lo vio claro... aquello era el final de su relación.
Andrea: no.
Samuel: ¿Qué?
Andrea: que no Samuel, no puedo creer en ti-Samuel cerró los ojos derrumbándose por completo, ella no pudo guardar la compostura, ambos estaban destruidos-me has sido infiel y sinceramente, aunque no hubiese pasado esto, lo nuestro no funcionaría... no eres el tipo de hombre que está con una mujer como yo y tampoco me iba a conformar con que me dijeras y demostraras tu amor cuando me creyeras perdida.
Samuel: significa esto el final de lo que hubo entre nosotros.
Andrea: es el final Samuel, creo que lo mejor para los dos es vivir el uno lejos del otro.
Samuel:-se limpió las lágrimas-vale, está bien... no volverás a saber de mi Andrea, será la última vez que me veas-Andrea pasó a su lado dándole la espalda y dejó que su dolor saliera al exterior en forma de lágrimas, respiró profundamente-adiós Andrea.
Ella soltó un fuerte llanto al escuchar aquellas palabras de despedida mientras que él las pronunciaba esperando un arrepentimiento por su parte, pero en su lugar Andrea corrió escaleras arriba, cerró la puerta de su casa y lo siguiente que escucho fue la rabia de Samuel ensañándose con varios objetos del vecindario, descendió sobre la puerta hasta llegar al suelo y rompió a llorar.
Cayetana: hija...-se asomó por el pasillo con el pijama puesto-¿Qué ocurre?
Andrea: Samuel estuvo aquí mamá, ahora si se acabó para siempre-sollozó hundiendo su cara entre sus manos, su madre se inclinó para abrazarla.
Cayetana: tal vez fue lo mejor cariño.
Andrea: la verdad es que no estoy segura, le dije que sí, que lo quería lejos de mi vida pero... en realidad no puedo vivir sin él, mamá.
Cayetana: cariño, necesitas tiempo para curar tus heridas, tal vez alejarte de aquí, no quiero tenerte lejos cielo pero me duele verte así y creo que lo mejor es que te alejes de todo esto que te perjudica, que empieces una nueva vida.
Andrea: creo que tienes razón mamá...
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"No vuelvas hacer eso" era lo que se repetía en la cabeza de Irina al día siguiente de camino al trabajo, desde aquel instintivo beso que le había propinado a Flavio la última vez que se vieron, después de aquello había salido corriendo despavorida completamente avergonzada de lo ocurrido, no había vuelto saber de él y hoy era su esperado preoperatorio para la operación, aquel día entraba como paciente en el consultorio y no como trabajadora con los nervios a flor de piel.
Irina: buenos días-apuntó con una sonrisa nerviosa.
Flavio: buenos días-su cara era seria, aquella reacción era totalmente nueva para ella, las veces anteriores no se lo había tomado de esa forma, notaba algo diferente en Flavio-sobre la camilla tienes para cambiarte
Irina: gracias-cogió las cosas sobre la camilla-voy al baño a cambiarme.
Flavio: si, claro...-Irina abandonaba la consulta para cambiarse en el baño, cuando ella salía Diana entraba-Diana buenos días-esbozó una amplia sonrisa que Irina alcanzó a ver con pena.
Diana: quise pasar a despedirme, entiendo que nuestro trabajo aquí a terminado ¿no?
Flavio: ¿tan pronto vuelves a Nueva York? Pensé que te quedarías unos días más, había pensado llevaros a comer e invitar a Samuel.
Diana: ¿todavía te sigues llevando con él?-soltó una risa-eso es una verdadera amistad, menos mal que solo estuvo un semestre de la carrera y luego se cambió para económicas si no, quien os vería.
Flavio: que gran verdad-meneó la cabeza-pues había pensado en eso, está pasando por un momento bajo y bueno tal vez le anima ver viejos amigos, recuerdo que te llevabas bien con él.
Diana: si-sonrió-aunque quería llevarme mejor-murmuró a la vez que se rascó su cabeza.
Flavio: ¿perdón?
Diana: no nada... -se quedó pensativa-sabes, creo que si te voy aceptar esa comida, me apetece encontrarme de nuevo con Samuel, por cierto, quiero preguntarte algo desde que llegamos.
Flavio: si, claro, con confianza.
Diana: ¿Irina es algo personal?-él se quedó absorto ante la pregunta, ¿a qué se refería con personal? ¿A personal de una amiga o a persona de algo más? Era algo que en ese momento se dio cuenta que no sabía la respuesta.
Flavio: ¿Cómo dices?
Diana: ya me entiendes, no sé es tu secretaria y tienes muchas atenciones con ella, no sé entre vosotros veo algo bonito, una conexión especial, no la típica médico – paciente, tú ya me entiendes-Irina llegaba con su ropa en la mano cuando se detuvo en la puerta para escuchar la conversación de ambos.
Flavio: para nada, no debes de preocuparte por eso, Irina tan solo es una amiga que me apoyó mucho en un mal momento y quiero devolverle el favor, simplemente eso, yo sigo siendo un hombre viudo enamorado de su difunta esposa, lo he pasado muy mal en la vida y no me puedo permitir pensar en este tipo de chiquilladas.
Diana: desde mi punto de vista no lo veo así la verdad.
Aquellas inocentes palabras que negaban la verdad de sus sentimientos dolieron en Irina, se grabaron a fuego lento en su corazón mientras su cabeza las repetía de forma constante hasta llegar a convencerla de que finalmente todos tenían razón, se había hecho falsas ilusiones con llegar a ser algo más que una amiga para Flavio, había mal interpretado las señales que entre ambos se habían dado, no la veía como una mujer, simplemente la veía como alguien a quien le debía un favor, miró su pierna con sus ojos enrojecidos por las lágrimas, todo lo hacía por la lástima que le provocaba, por quitarle ese estigma que traía en su pierna, entró débilmente.
Diana: ya llegó la paciente-sonrió-me voy, hablamos para esa comida entonces.
Flavio: si, claro-Diana se levantó de la silla y avanzó hasta la puerta.
Diana: suerte en todo Irina, no estés nerviosa, estás en buenas manos-ella afirmó lentamente todavía con la resaca de aquellas palabras en su cabeza, unas palabras que le habían caído como jarra de agua fría, avanzó, cerrando la puerta, anduvo un par de metros y las lágrimas se desbordaban.
Flavio: ¿Irina te encuentras bien?-pero ella no respondió, aquellas palabras seguían y seguían revoloteando en su interior sin dejarla escuchar lo que pasaba a su alrededor-¿estás llorando?-él se levantó y se acercó con una sonrisa cálida-no estés nerviosa de verdad, todo va salir bien.
Como podía ser tan tonta, Flavio jamás se enamoraría de ella, solo la veía como una amiga, daba igual el haber estado al pie del cañón siempre, daba igual las insinuaciones, los pocos besos compartidos, los momentos vividos... todo daba igual para él, simplemente sería una amiga, una persona sin más, sin nada especial para él, entonces él la tocó y explotó.
Irina: ¡Déjame!
Flavio: pero... ¿Qué pasa Irina?
Irina: ¿¡Que pasa!? ¡¡Es que no te das cuenta idiota!!-respiró agitadamente tratando de controlar el vómito de palabras que se avecinaba en aquella conversación.
Flavio: ¿pero darme cuenta de que Irina? ¿Te has sentido incómoda? Estén tranquila de verdad la operación es sencilla, todo irá bien...
Irina: ¡¡No es eso!! ¡No es por la operación! Es... Es... Es...-titubeó hasta que no aguantó más-¡¡¡NO TE DAS CUENTA QUE ESTOY ENAMORADA DE TI!!!-en aquel momento Flavio colapsó y las sospechas que últimamente tenía se hicieron realidad-¡Pero tu solo me ves como tu santa amiga! ¿¡¡Una amiga a la que le debes un favor!!? ¡¡Pues lo siento pero no!! ¡Se acabó! ¡¡¡Estoy harta de estas malditas ilusiones que me hice contigo!!!
Flavio: Irina yo... jamás quise que te hicieras ilusiones, desde que te conocí sabías perfectamente que amaba a Noemí...
Irina: ¡¡¡LO SE!!! Pero ilusa de mi-se frotó los ojos con intensidad-creí que en algún momento te darías cuenta que esa mujer no era para ti, después cuando pasó lo que pasó creí que reharías tu vida con alguien y para que mentirte ¡¡¡Me ilusioné pensando que sería yo!!! ¡¡Por eso accedí a la operación!! Para ser una mujer completa para ti, pero no ¡¡Tienes ojos de hombre para todas menos para mí!! ¡¡Tú simple amiga!! Y me niego rotundamente-respiró agitadamente mientras su ropa yacía en el suelo desde hace rato, vestida con la típica batilla de hospital y los tenis puestos.
Flavio: Irina esta operación es por ti... Por mí no...-meneó la cabeza con frustración-dios en que momento pasó todo esto.
Irina: ¿¡En que momento!? ¡¡¡EN EL QUE ENTRÉ POR ESA PUTA PUERTA!!!-sollozó enérgicamente-veía como me mirabas con ternura, como tenías atenciones conmigo para que me sintiese cómoda, ¡¡POR DIOS!! Recuerdo perfectamente aquella cena en la que nos besamos-él agachó la cabeza-me correspondiste de una manera que un amigo no lo hace y tu mirada el otro día, cuando me viste medio desnuda, un amigo no mira así a una amiga Flavio, ¡¡¡TUS OJOS NO SON DE AMISTAD!!! Y eso lo vi cada día desde entonces.
Flavio: lo siento Irina, pero te equivocaste conmigo, yo solo quise ser bueno contigo, atento, que te sintieras cómoda en tu trabajo, perdón si has confundido la situación.
Irina: confundido la situación, claro-se limpió nuevamente sus lágrimas-no quiero que me operes-rompió en llanto-no para hacerme un favor, porque realmente no lo haces y por cierto, renuncio... después de esto prefiero no volver a verte.
Flavio: Irina por favor, no saquemos estos de quicio, puedes seguir trabajando aquí, yo seguiré siendo tu amigo.
Irina: ¡¡¡PERO YO NO!!! ¿¡Cómo crees que puedo mirarte a la cara sabiendo que sabes lo que siento!? ¡¡NO!!
Flavio: quédate, por favor-dijo de forma inexplicable y ella lo miró.
Irina: si me lo estuvieras pidiendo porque me quieres con los ojos cerrados lo haría, pero solo me lo estás pidiendo por amistad y yo no puedo con ello.
Se miraron una vez más, con los ojos cargados de emoción, Flavio no podía admitirle a Irina algo que no sabía exactamente qué forma tenía, pensaba en ella, pero vagamente, no sabía lo que su interior pasaba como para darle una falsa esperanza de verdad... Irina miraba por última vez al hombre del que se enamoró inocentemente, lo miraba con detalle para no olvidar de su mente cada detalle de su rostro y de su cuerpo, porque tenía claro que aquella vez sería la última que vería a Flavio.