Al día siguiente llegó ojeroso tras aquella horrible noche, Flavio entraba en la oficina con el rostro pálido e Irina se percató de ello, no dudo en ir junto a él para averiguar si se encontraba bien, entró con la agenda y el café de siempre, lo miró mientras se colocaba la bata.
Irina: tienes mala cara ¿estás bien?
Flavio: tranquila, son los cargos de conciencia-pasó la mano por su rostro-¿algún paciente hoy?
Irina: si, a las 12, tiene tiempo de revisar su expediente, se trata de una lesión en el peroné, está pendiente de operación y de varias pruebas.
Flavio: perfecto ¿algo más?
Irina: no... intentaré contactar con los que no di ayer para restablecer las citas.
Flavio: ¿has pensado en lo de ayer?
Ella lo miró atentamente con cierto brillo en los ojos tratando de esconder una pequeña sonrisa que amenazaba con salir, en verdad había estado pensando en aquel pequeño beso durante la noche, casi ni había dormido pensando en las miles de sensaciones que aquel acto le había transmitido.
Flavio: lo de la operación-aclaró y su caída mental fue estrepitosa, Irina endureció el rostro.
Irina: ya te dije que es un tema que no me gusta y que no estoy receptiva a tratarlo.
Flavio: en serio, creo firmemente que se puede corregir, por lo que me has contado es una mala operación, contaré con segundas opiniones, si en algún momento no hay arreglo seré claro y te lo diré.
Irina: Flavio, dije que no, por favor, bastantes desilusiones me estoy llevando-suspiró y él se percató de algo en lo que no había caído.
Flavio: tienes mal de amores ¿no es así?-ella frunció el ceño.
Irina: bueno yo...-suspiró-prefiero volver al trabajo.
Flavio: dios perdóname, que indiscreto soy, es solo que como tú me ayudas con lo de...-cerró los ojos evitando el dolor que producía pronunciar su nombre-solo quiero decirte que si necesitas algo que aquí estoy, para eso están los amigos.
Irina: claro, los amigos... pero de verdad no te preocupes, estoy bien, solo es un mal día, confusiones y demás, poniéndome a trabajar se me pasará-sonrió disimulando.
Flavio: está bien.
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Andrea llegó a la empresa con normalidad, de seguro el correo que le había enviado a Samuel con su renuncia permanecía enterrado en la carpeta de borrados de su correo personal, caminó hasta su estudio, dejó sus cosas como de costumbre en el perchero y observó una caja en medio de la mesa, en seguida soltó una risa al reconocerla.
La abrió y desplegó las solapas que cubría lo que había dentro de él, lo cogió entre sus manos y deslizó sus dedos sobre aquella tela lisa, un nuevo conjunto de lencería, esta vez color turqués cogió la tarjeta que figuraba al fondo de la caja con una sonrisa para leerla.
Andrea: "Ya sabes que no soy ni de flores, ni de bombones"
Beatriz: buenos días ¿puedo?-de forma rápida Andrea guardó la lencería con las mejillas sonrojadas mientras Beatriz se aproximaba-vaya... es una marca muy buena y cómoda.
Andrea: que vergüenza, señora-Beatriz sonrió.
Beatriz: no te preocupes-tomo asiento en una de las silla, poniéndose seria-sé que ayer mi hija estuvo desacertada contigo-Andrea cogió aire-pensé que recapacitaría pero ayer ni siquiera vino a dormir, dudo que se presente a trabajar y necesito que se empiece ya con la confección de los vestidos para la entrevista-le pasó una hoja-asignaron una modelo para cada vestido y estas son las medidas, ¿puedes encargarte?
Andrea: claro-tomó la hoja-estaré centrada en esto todo el día señora.
Beatriz: por favor, Andrea, prioridad... en cualquier momento llaman y dicen que vienen, son así.
Andrea: no se preocupe, ahora mismo voy a producción.
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Cayetana esperaba en casa de Dalia a que esta le llevara un té de tila, impaciente deseaba hablar con ella de lo que su hija le había hablado sobre aquel hombre, tenía mucha preocupaciones, preocupaciones que solo ella podía responderle.
Cayetana: ¿y si es como el padre de Andrea?
Dalia: no todos tienen que ser igual que él, que se sepa Samuel es un hombre libre y sin ataduras.
Cayetana: no lo sé Dalia, veo a la niña ilusionada y no me gusta, la hace vulnerable, podrían hacerle daño, ¿es mujeriego?
Dalia: bueno... ese detalle no lo sé con exactitud-resopló-pero bueno, lo que importa es como se comporte con ella a partir de ahora, no lo que pasó en su pasado.
Cayetana: se ve buen tipo la verdad y muy guapo.
Dalia: ¿muy? Es un portento de muchacho, amiga, a ver quien tiene un yerno así en los tiempos de ahora-ambas soltaron una carcajada.
Cayetana: estás loca, Dalia.
Dalia: no te preocupes por Andrea, no le va pasar nada es una niña inteligente, va saber manejar las cosas.
Cayetana: yo también pensé manejar las cosas y mírame, madre soltera-resopló-me preocupa que a Andrea le suceda lo mismo, a veces pienso en si una figura paterna la hubiese preparado mejor para estas cosas que yo sola.
Dalia: oye, no-la miró atentamente-hiciste de madre pero también de padre y no hay nada que sustituya los consejos de una madre, has hecho con Andrea lo mejor que se podía hacer, es estudiada, buena, trabajadora, solidaria... podría seguir, amiga, nunca nos hizo falta su padre para enseñarle las cosas de la vida.
Cayetana: lo sé, pero...-suspiró-es imposible no pensar en eso cuando pasan este tipo de situaciones, su padre tal vez le advertiría de como son los hombres.
Dalia: nada mejor que nosotras para decirle a Andrea como pueden ser los hombres-sonrió-deja de pensar en él, últimamente hablas mucho del padre de Andrea y está empezando a no gustarme.
Cayetana: han pasado muchos años sin saber de él.
Dalia: y así tiene que seguir siendo.
Cayetana: a veces tanta calma significa que se avecina la peor de las tormentas...
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DÍAS DESPUES.
Andrea admiraba el perchero con todos los vestidos seleccionados para la entrevista, estaban completamente listos, los examinaba minuciosamente una vez más para que ni siquiera colgara de ellos algún hilo suelto, hoy era un día importante para la empresa y todo tenía que estar más que perfecto, de pronto notó una presencia sobre su espalda y sonrió.
Andrea: buenos días...-Samuel deslizó un beso fugaz por sus labios.
Samuel: me desperté muy decepcionado esta mañana.
Andrea: ¿ah sí? ¿Y eso?
Samuel: porque cierta señorita se marchó de mi cama de madrugada-entrecerró los ojos fingiendo estar enfadado.
Andrea: ya sabes que no siempre puedo quedarme a dormir, no quiero abusar de Dalia y que me esté siempre de alcahueta, mi madre puede enterarse y enfadarse con ella.
Samuel: ¿prefieres que me enfade yo?
Andrea: se lidiar con esos enfados-se mordió el labio-te pones más salvaje-él oscureció su mirada.
Samuel: shhh...-apoyó su frente contra la suya-si sigues hablando te empotro contra los vestidos, así que tú misma-ella soltó una carcajada.
Andrea: de eso nada, tenemos un reportaje que hacer, debemos ir con una sonrisa y muy frescos.
Samuel: nada como un buen sexo para ir con una sonrisa y fresquito como una lechuga, anda ven aquí-trató de agarrarla pero ella se escurrió de sus brazos con una sonrisa.
Andrea: de eso nada, monada, me tengo que ir que están esperando los vestidos.
Samuel: está bien, está bien, pero después del reportaje...
Andrea: ¿Cómo después? ¿No vas a venir con nosotras?
Samuel: la verdad prefiero dejar esto en manos de Beatriz, ella sabe manejarse en esto, yo solo estaría para mirar, prefiero quedarme con los números.
Andrea: entiendo-resopló.
Samuel: ¿Qué pasa?
Andrea: no es que, bueno iré con la señora Beatriz y luego con... ya sabes.
Samuel: olvídate, Patricia se queda-soltó una risa-armó un berrinche ahora por la mañana de que no iba bajo ningún concepto porque no había ningún diseño suyo.
Andrea: pero...-de nuevo volvió a resoplar-en fin, es igual, me voy ya-le dio un beso en los labios-nos vemos luego.
Samuel: suerte.
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Como cada mañana, Irina y Flavio repasaban las citas de su agenda, gracias al eficiente trabajo de su secretaria la consulta había vuelto a la normalidad tras 2 semanas de la tragedia, los días eran entretenidos y los casos tenían a Flavio lo suficientemente ocupado como para olvidarse por momento de lo sucedido.
Irina: acaba de llamar un paciente de que si le podíamos adelantar la cita para las 10.30 la tenía a la 1 del mediodía, le dije que sí al ver que no tenías nada.
Flavio: si perfecto, ¿me vas por su expediente?-ella se lo extendió.
Irina: si, ya lo traía conmigo-sonrió, él le devolvió la sonrisa.
Flavio: que rápida-sonrió-oye... esta noche ¿tienes algún plan?
Irina: ¿yo?-sonrió-pues, la verdad es que no, ninguno ¿por qué?
Flavio: es que por las noches me sumo un poco entre mis cuatro paredes-resopló-quisiera distraerme un poco, no sé, ¿te gustaría ir al cine? o ¿a cenar?
Irina: bueno yo... pues lo que tú quieras-pasó el pelo por detrás de su oreja-estoy libre.
Flavio: ¡genial! Le diré a Samuel a ver si también quiere y puede venir-Irina suspiró resignada.
Irina: claro, sin problema-caminó hacia la puerta-ya me avisas con lo que vayas hacer.
Flavio: vale.
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Beatriz y Andrea iban en el mismo coche rumbo a la entrevista, el escenario elegido para la misma había sido la playa, le encantaba la playa, era un lugar del que disfrutaba muy pocas veces y eso le hacía estar ansiosa por llegar, los vestidos iban colocados de forma cuidadosa en la parte de atrás.
Beatriz: Andrea querida, me gustaría pedirte algo.
Andrea: sí, claro.
Beatriz: Patricia ha estado muy mal por el tema de la entrevista, no lleva bien lo de compartir el éxito-Andrea resopló disimuladamente-intentaré beneficiarla lo máximo posible para que esté mejor, pero me gustaría pedirte que si en algún momento te preguntasen algo y bueno... pudieses beneficiar a Patricia te lo agradecería-Andrea la miró en silencio durante una pequeña fracción de tiempo.
Andrea: no sé preocupe señora, intentaré ayudarla en lo que pueda.
Beatriz: muchas gracias, Andrea.
Cuando llegaron el equipo de la revista estaba listo, las modelos estaban peinadas y también maquilladas para la sesión de fotos, por el momento vestían albornoces hasta que los vestidos llegasen. Ambas se bajaron del coche y Andrea llevaba el suyo particular, uno de los diseños no elegidos pero que le encantaba, el de tirantes, rojo y con flores amarillas y naranjas estampadas.
-¡Por fin! Los vestidos han llegado-aquel acento sonó raro para Andrea quien caminaba detrás de Beatriz mientras varios empleados de la empresa sacaban los vestidos para las modelos-Pierre Corleone, seré el fotógrafo de la sesión-tomó la mano de Beatriz-¡Oh mon dieu!-miró a Andrea quien reconoció que su acento era francés-tú debes de ser la diseñadora.
Beatriz: así es, ella junto a mi hija Patricia Alcázar son las diseñadoras de mi empresa-sonrió mientras el joven ignoraba el nombre de su hija.
Pierre: tus diseños son fabulosos... y ese vestido que llevaste a la presentación ¡Oh là là! C'est magnifique, impresionante.
Andrea: gracias, la señorita Patricia, me aconsejó en muchas cosas-mintió forzadamente y Beatriz le brindo una sonrisa agradecida.
Pierre: ¡Comencemos! En primer lugar maquillaje te va retocar-se dirigió a Beatriz-la redactora tiene la entrevista preparada, luego te haremos unas fotos, mientras tú-señaló a Andrea-me ayudas con los vestidos.
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Samuel se encontraba en la oficina cuadrando la administración de la empresa y encargándose de algún que otro papeleo, estaba inmerso en los diferentes documentos que tenía sobre la mesa que apenas se percató de que Patricia entró en su despacho sin apenas tocar.
Patricia: te veo entretenido-él levantó la vista y sin darle importancia volvió a sus documentos.
Samuel: veo que ya has salido de tu cueva-reprochaba los días que había estado sin venir por la empresa-¿ya se le pasó el enfado a la niña?
Patricia: he sido una niña muy mala ¿Verdad?-se acercó hasta su silla y apartó los documentos de su vista para sentarse encima de su escritorio-¿no quieres castigarme?-Samuel frunció el ceño.
Samuel: por favor, vete de mi despacho, anda, así de ofrecida te ves muy vulgar.
Patricia: al principio te gustaba, cuando venía y te provocaba-su voz sonaba sensual-te gustaba que viniera con escotes eh... ¿Ahora ya no?-marcó sus pechos delante de él y se inclinó para morderle la oreja-sé que te encanta, no te niegues.
Samuel: vete de mi despacho-dijo con entereza.
Patricia: ¿me vas decir que esa chusma lo hace mejor que yo?-Samuel cerró los ojos recordando todo lo que Andrea le hacía sentir y soltó una carcajada.
Samuel: ya de por si respira mejor que tú, imagínate lo demás-Patricia frunció el ceño-¿tengo que repetirte otra vez que te vayas? No me interesas, lo nuestro fue un intento fallido, ¿entiendes?
Patricia: ¿Y si te interesa la otra?
Samuel: no es asunto tuyo.
Patricia:-soltó una risa-sabes que poco te va durar eso, eres un hombre cambiante y nunca estás con una mujer mucho tiempo... pronto se te pasará el interés con ella.
Samuel: ¡Vete!-pareció enfadado, ella sonrió contoneando sus caderas de nuevo y salió de su despacho para caminar rumbo al suyo.
Patricia: y si no se te pasa el interés Samuelito, ya me encargaré yo misma de que esa relación no vaya a buen puerto.