La gente se disipó y el cielo comenzaba a oscurecerse, allí solo quedaba Flavio junto a su fiel amigo Samuel, al margen Irina era incapaz de irse y dejarlo allí pero ya era tarde para ellas, Andrea se acercó a ellos y posó una mano sobre el hombro de Flavio quien miró hacia atrás con el rostro entristecido.
Andrea: Flavio...- Andrea lo abrazó tiernamente-siento mucho lo sucedido y disculpa no haber venido antes, cualquier cosa que necesites puedes contar conmigo ¿vale?
Flavio: gracias Andrea-Irina se acercó a él también para despedirse mientras Andrea se acercaba a Samuel.
Irina: fuerza ¿vale?-él afirmó con lágrimas en los ojos.
Flavio: muchísimas gracias por todo tu apoyo-sollozó-en verdad me has animado mucho-Irina secó sus lágrimas.
Irina: no tienes nada que agradecer-él la miró atentamente-seguiré estando aquí apoyándote y por la clínica ni te preocupes ¿vale? Yo me encargaré de todo.
Flavio: gracias.
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Andrea: ha sido un día duro para ti también ¿verdad?
Samuel: bastante, viví su relación en primera persona y ahora... ya no está.
Andrea: me imagino-miró de nuevo la lápida de aquel niño-perdona la pregunta pero... ¿y esta lápida?
Samuel: otro duro golpe en la vida de Flavio, es su hijo, con tan solo 2 años falleció de un infarto...-Andrea abrió la boca y se maldijo por la pregunta.
Andrea: perdona, que bruta soy.
Samuel: no te preocupes-apartó su pelo del rostro-¿te apetece cenar conmigo cuando todo esté más calmado?
Andrea: si... cuando tú quieras-tiernamente besó sus labios.
Irina los observó atentamente a la vez que Flavio, los cuales ya se habían despedido. Todos se marcharon finalmente del cementerio en donde habían despedido a Noemí. Andrea e Irina caminaban por la calle tomadas del brazo y en silencio.
Irina: cuando nos íbamos, te has dado un beso con Samuel o fue imaginación mía.
Andrea: me lo he dado, sí.
Irina: ¿Cuándo me lo ibas a contar? ¿Ya sois novios?
Andrea: es que... bueno-cogió aire-nos hemos acostado-Irina abrió la boca, mientras ella asomó una leve sonrisa-pero con todo esto que pasó de Flavio no era plan contarlo.
Irina: tus alegrías también son las mías, entonces si sois novios.
Andrea: a ver, novios, lo que se dice novios... No-hizo una mueca-solo nos acostamos no sé, es raro, me imagino que independientemente de eso él pues seguirá teniendo sus cosas.
Irina: pero ahí estabais muy, no sé, se os veía muy tiernos.
Andrea: el momento lo ameritaba... no íbamos estar hablando de sexo o pensando en obscenidades en esos momentos.
Irina: ya, también es verdad, pero... oye y... ¿Qué tal? Ya sabes-le guiñó el ojo.
Andrea: dios, de solo pensarlo...-Irina soltó una pequeña risa olvidando su pena-es apoteósico ese hombre.
Irina: ¿tienes ganas de repetir?
Andrea: la duda ofende, creo que ha sido el mejor sexo que he tenido en mi vida.
Irina: ¡WOW!
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1 SEMANA DESPUES.
Los recuerdos se agolpaban en aquella casa mientras sacaba los últimos muebles de aquel lugar, no le había costado nada vender aquella casa que fue su hogar durante tantos años, suspiró mirando cada rincón y recordando en cada uno de ellos a su mujer y a su hijo, se aproximó al baño donde la encontró por última vez, la herida todavía escocía y el vacío seguía haciendo acto de presencia, pero al menos había decidido tomar el rumbo de su vida.
Samuel: ya está todo en el camión de la mudanza, están esperando que les des la dirección de tu nuevo apartamento para llevarlos.
Flavio: en seguida voy-Samuel lo vio mirando fijamente a la bañera y palmeó su espalda con una sonrisa.
Samuel: puedes quedarte en mi casa si todavía no estás listo-Flavio suspiró.
Flavio: tengo que continuar Samuel, ya he invadido tu casa durante esta semana, es hora de que vuelva al consultorio y a seguir con mi vida aunque el dolor nunca se vaya-suspiró con los ojos aguados-todavía la sueño por las noches.
Samuel: es normal, apenas ha pasado una semana de lo ocurrido, pero amigo la vida sigue y aquí estamos para lo que necesites-él sonrió.
Flavio: Irina también se ha portado excelente conmigo, ha estado al pie del cañón todos los días.
Samuel: la verdad es que si-se quedó pensativo-ha estado muy preocupada por ti, supongo que es normal ¿no?
Flavio: le he agarrado mucha confianza la verdad, bueno les voy dar la dirección y ya me voy ¿tu qué?
Samuel: yo iré a la empresa necesito jugar con mi tormento un poco.
Flavio: ya no me has dicho como te va con ella.
Samuel: bueno apenas la vi estos días-Flavio hizo una mueca sintiéndose culpable-pero, ya se me hizo el milagro-le guiñó el ojo.
Flavio: ¿en serio?
Samuel: buf amigo, no me cabe en los pantalones cada vez que la imagino desnuda.
Flavio: ¡¡Ay ya cállate!!-frunció el ceño-¡Omite los detalles joder!
Samuel: culpa tuya el preguntar-soltó una pequeña risa-hoy voy a invitarla a mi casa, le prepararé una cena y le haré travesuras-soltó otra risa.
Flavio: me voy, me voy, porque me pones de veinte colores con tus historias.
Le dio la dirección al camión de la mudanza y se subió al coche, pero antes de irse a su nuevo departamento decidió desviarse varias calles, tenía vagos recuerdos del lugar pues solo había estado una vez, pero recordaba nítidamente la puerta y lo que englobaba el vecindario, se bajó del coche y caminó para entrar, miró a todos los rincones en busca de algún vecino que le pudiera facilitar la información que buscaba pero no le hizo falta.
Flavio: buenos días-Irina se vio sorprendida tendiendo la ropa y se puso colorada al verlo.
Irina: ¿Qué haces por aquí?-se acercó y ambos se fundieron en un abrazo.
Flavio: toma-elevó un par de flores rojas-son para ti-ella lo miró ilusionada.
Irina: ¿en serio? ¿Son para mí?-las tomó con dulzura y las olisqueó-jo... gracias, no debías molestarte.
Flavio: es solo para darte las gracias por todo-su sonrisa disminuyó un poco-te has portado increíble conmigo y has sido un gran apoyo para mi en este proceso.
Irina: sigo siendo un apoyo, no quiero que lo olvides.
Flavio: ¿ves? Por eso te las traigo, eres un encanto y bueno, también me pasaba para decirte que ya no estoy en el apartamento de Samuel y... que mañana nos incorporamos al consultorio-Irina abrió los ojos.
Irina: vaya, me habías comentado que querías volver, pero no imaginé que ya, me alegro un montón de que hayas tomado esa decisión.
Flavio: pienso que así mi cabeza estará ocupada y bueno que me olvidaré poco a poco de este asunto.
Irina: estoy segura de que será bueno para ti.
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Samuel llegó a la empresa, dejó el coche en el parking y caminó directamente hasta el piso donde Andrea tenía su estudio, durante aquella semana apenas se habían visto el pelo, ella se había centrado en el trabajo mientras él en el proceso por el que su gran amigo estaba pasando.
La observó con una mano enredando su pelo mientras que la otra se encontraba dibujando, veía su mirada colapsada por los trazos del papel, su concentración era tal que apenas se percató de que Samuel la estaba observando, de pronto llevó el lápiz a la boca y se quedó pensativa.
Samuel: que sexy te veo-ella reaccionó y soltó una corta risa.
Andrea: ¿Cuánto tiempo llevas ahí?
Samuel: el suficiente como para ponerme a tono-ella movió la cabeza sonriendo mientras él caminaba hacia ella, giró la silla y apoyo sus manos en sus posa brazos mirándola fijamente-¿Qué tal?
Andrea: bien ¿Qué tal Flavio?
Samuel: bien, se ha comprado un nuevo departamento y ya se fue del mío-él sonrió-entonces se me ocurrió que podíamos pensar en pasar esta noche uno encima del otro, ¿Qué me dices?-susurró cerca de sus labios.
Ella cerró sus ojos extasiada por la gravedad de su tono de voz, como era capaz de hacerla perder la cordura con tan solo su voz, abrió los ojos y sonrió uniendo sus labios con los de él.
Samuel: ¿es un sí?
Andrea: ¿Por qué no? Me encantó la experiencia de la otra vez-alzó su mano hasta el comienzo de su pantalón y Samuel soltó una risa.
Samuel: estás traviesa eh...-metió la mano por dentro del pantalón y de pronto agarró su miembro con delicadeza moviendo su mano sobre ella, Samuel gruñó con placer a la vez que cerró los ojos por un momento.
Andrea: sorpréndeme con algo nuevo-murmuró sobre su oído a la vez que sacaba su mano de dentro de su pantalón.
Samuel: no hagas que mi imaginación vuele...-ella soltó una risa-en mi casa a las 9.
Andrea: trabajo en el bar-él la miró seriamente-pero no habrá problema.
Samuel: te sabré compensar.
Las horas pasaron lentas y tortuosas pensando en comerse aquel bombón de hombre, pero por fin llegó a casa, directamente se fue a la casa de Dalia y entró echa un revoltijo de risas y de emociones.
Dalia: bueno ¿a ti que te pasa?-soltó una risa.
Andrea: esta noche quede con Samuel-sonrió ampliamente-no podré ir al bar.
Dalia: podré sobrevivir sin ti en el bar, vaya, pasaremos de las ataduras de terciopelo a... sabe dios qué cosa-soltó una risa.
Andrea: me invitó a su apartamento ¡Y no sé qué ponerme! Ayúdame, ¿voy en vestido o me pongo pantalón?-pareció nerviosa.
Dalia: tranquila-suspiró-vas a una cena con un hombre, tranquila.
Andrea: no es un hombre cualquiera... es diferente.
Dalia: ¿Diferente?
Andrea: si no sé, es picaresco pero a su vez es tierno, me incita a cosas que nunca hice-soltó una risa-no sé, me provoca, me apetece buscarlo.
Dalia: vamos, que te gusta reina.
Andrea: tal vez.
Dalia: ve en vestido, es fácil de quitar y con precaución.
Andrea: ¡¡Dalia!!-pasó sus manos sobre su cara-¿me cubres con mi madre?
Dalia: tranquila, le diré que te quedaste en el bar.
Andrea le dio un beso en la mejilla, finalmente se puso un vestido negro, de manga corta y ajustado al cuerpo, peinó su pelo con suaves ondas y salió del vecindario procurando que su madre no la viese, cogió un taxi para llegar hasta la dirección que Samuel le dio, bajó y tocó el timbre.
Había estado preparándose para ese momento gran parte de la parte, en la vida había hecho eso por una mujer y ahí estaba él, Samuel Gallardo un don juan empedernido con un delantal atado al cuerpo y cocinando, el timbre sonó y cogió aire, abrió el portal, mientras ella subía, él servía dos copas de vino.
Salió del ascensor y admiró la puerta entreabierta, se asomó tímidamente y entró, admiró la exquisitez de la decoración, la colocación perfecta de los muebles, admiró sus fotos con una sonrisa, tenía varias fotos con paisajes exóticos y otras de su infancia.
Samuel: ¿vino?-lo vio apoyado en el umbral de la puerta.
Andrea: si-tomó la copa y dio un buen sorbo-tienes un apartamento precioso...
Samuel: preciosa estás tú-se acercó directamente a su boca y la cubrió con sus labios, saboreando el dulce sabor del vino, mientras Samuel invadía su boca con ardor, ambos se movían con soltura aguantando las copas de vino, ella se alejó de él con una sonrisa-sabes tan bien.
Andrea: tú también-respiró profundo.
Samuel: hice la cena ven-ella abrió los ojos.
Andrea: ¿has cocinado tú?-se acercó a la cocina y corroboró lo que decía-tiene una pinta buenísima Samuel.
Samuel: es un risotto de setas, espero no seas alérgica a algo en especial.
Andrea: nada-Samuel la tomó de la mano.
Samuel: ven, siéntate, te serviré-Andrea se sentó en la pequeña mesa que Samuel tenía contigua a la cocina y empezó a servir en la cocina-cuidado que quema eh-puso los platos sobre la mesa, se quitó el delantal y se sentó.
Andrea: he visto que tienes muchas fotos de viajes, ¿a qué sitios has ido?
Samuel: acabo antes diciéndote a donde no he ido-ella soltó una risa probando un bocado del risotto.
Andrea: esto está buenísimo-cerró los ojos saboreando la comida-te quedó fantástico.
Samuel: gracias-sonrió satisfecho-pero no hablemos de detalles superficiales, cuéntame tú ¿Cómo empezó todo en la vida de Andrea Belmonte?