Irina: hoy sales temprano-soltó una risa.
Andrea:-miró su reloj y vio lo temprano que era-en verdad sí, me desvelé toda la noche ¿tienes tiempo para un café? Antes de que entre en la empresa.
Irina: si claro, nos lo podemos tomar aquí en la esquina y de ahí ya me voy a la consulta-soltó un largo suspiro y Andrea abrió los ojos.
Andrea: me tienen preocupada esos suspiros-caminaban rumbo al café de la esquina, se sentaron y esperaron a ser servidas.
Irina: ¿sabes que hizo en compensación al bochorno que me hizo pasar su mujer?-Andrea la miró-¡me invitó a comer! Se portó muy bien conmigo, hasta se ofreció a hacerme unos estudios para saber si mi problema se puede curar...
Andrea: ¿en serio? ¿Y qué le has dicho?
Irina: obvio le dije que no, ¡Qué vergüenza! Pero...-suspiró-se portó tan bien conmigo anoche se ofreció a traerme a casa-cogieron su café-tiene muchas atenciones conmigo amiga ¿no te parece?-soltó una risa.
Andrea: ¿Qué quieres decir?-arrugó la frente.
Irina: bueno, no sé, quita las alfombras, me invita a comer, se preocupa de mi pierna y se preocupa por traerme a casa ¿tú qué crees?
Andrea: Irina... yo solo creo que Flavio intenta ser amable contigo, está casado, además, pasaste un muy mal trago con su mujer, se sintió muy mal-Irina bajó su rostro-no te ilusiones, es un hombre casado.
Irina: pero es que esos detalles quieren decir algo-suspiró-es tan bueno, tan noble y tan guapo... ¡No se merece que esa mujer le trate así!-Andrea pasó la mano por su pelo.
Andrea: ¿estas segura? ¿Crees que quiera algo Irina?
Irina: ¿si no porque se tomaría tanta molestia?
Andrea: ya te dije, yo creo que es amabilidad y estás confundiendo las cosas...-tomó sus manos-mira, deja ver si te envía más señales y lo vamos hablando ¿vale?-miró su reloj-ahora tengo que irme a la empresa.
Irina: está bien-sonrió.
Dejó a Irina con sus precipitadas conclusiones sobre los detalles que Flavio tenía con ella, caminó por las calles de Houston hasta llegar a la empresa, caminó por los pasillos rumbo a su estudio, debía ponerse manos a la obra para completar la colección, ansiaba que llegase el evento para cosechar las beneficios de su trabajo.
-¡Andrea!-se giró cuando la llamó una de las recepcionistas-tienes reunión arriba en la sala de juntas.
Andrea: ¿otra reunión?
-Si cuando se trata de la colección las reuniones son continuas-soltó otra risa-ve, la convocaron para primera hora de la mañana ¿vale?
Andrea: ahora mismo subo.
Ascendió en el ascensor hasta el piso principal donde estaban los despachos y caminó para llegar a la sala de juntas, entró de forma discreta y se encontró con Samuel y Patricia, tan solo faltaba la llegada de Beatriz y unos cuantos empleados para comenzar la reunión, se sentó intentando evitar ciertas miradas.
Samuel: tenemos una cena pendiente-Andrea respiró fervientemente y lo miró, pero él no la miraba a ella precisamente.
Patricia: ¿perdón?
Samuel: si... el otro día te fuiste de mi apartamento tan de prisa que no me diste tiempo a invitarte a cenar-Patricia soltó una risa mientras Andrea entreabría la boca-¿Qué me dices?
Patricia: la duda ofende rey, claro que acepto la cena.
Samuel: tal vez puedes ponerse ese conjuntito... ya sabes, el verde-le guió un ojo.
Patricia: me pondré lo que tú quieras-se mordió el labio y miró a Andrea quien escuchaba-¡Atiende a lo tuyo idiota!
Andrea gruñó y bajó la mirada, lo mejor era hacer algún boceto a escuchar a ese par de cretinos, ¿Cómo se atrevía a hacer eso frente a sus narices? Y ella como una tonta creyendo que le iba insistir ante la invitación de ir a cenar cuando la invitación había sido hacia Patricia.
Beatriz: buenos días-se sentó-esta reunión va ser rápida ¿vale?
Samuel: queremos empezar con el evento lo más pronto posible para adelantarnos a la competencia-continuó-así que el límite que vamos a poner será de 35 diseños.
Patricia: ¡Eso es demasiado!-arqueó las cejas-apenas tenemos 15 entre esta y yo-señaló.
Beatriz: tenemos colecciones de hasta 50 o 60 diseños, cuanto más produzcamos más ganancia obtendremos y más éxito, ya bastante la delimitamos en 35 por el poco tiempo que tenemos-miró a Andrea-quiero que os pongáis fuertemente con ello ¿crees que podrás con la presión? Recién acabas de llegar.
Andrea: claro, no se preocupe.
Samuel: producción ya casi está terminando de producir los que tenemos así que era bueno darse prisa para que producción tenga trabajo, mientras nos encargaremos del evento de la colección.
Beatriz: queremos que el evento esté listo en una semana.
Patricia: creo que os habéis vuelto locos... ¿Cómo vamos a tener 20 modelos en una semana?
Samuel: empezando a dibujar querida.
Beatriz: eso es todo.
En cuanto dieron por terminada la reunión Andrea se levantó, no sabía que era lo que la tenía enfurecida si el hecho de tener casi 20 diseños listos en una semana o el hecho de observar como Samuel usaba los mismos trucos con Patricia, entró en su estudio y tiró su bolsa.
Andrea: ¿serán celos esto que siento?
•
Como cada mañana Flavio admiraba a Noemí, ¿sería hoy un buen día? Todas las mañanas se hacía la misma pregunta cuando la veía dormir, deseaba que su mujer se curase, que volviese por todos los medios volver a ser esa joven que lo enamoró cuando eran jóvenes... ansiaba con todas sus fuerzas recuperar a su mujer.
Flavio: ya tengo que irme al trabajo-suspiró-ya sabes.
Rosario: si... no se preocupes señor, la vigilaré como siempre y evitaré que cometa alguna locura.
Flavio: cualquier cosa por cualquier motivo no dudes en llamarme, por si te volviese agredir ¿vale?
Rosario: si, váyase tranquilo
Dio una última visual a su casa con tristeza antes de marchar a la clínica, recordaba los momentos de felicidad que siempre lo rodearon desde que conoció a su mujer, recordaba sus citas, la primera vez que la beso, que la hizo suya, recordaba nítidamente el día de su boda y los únicos momentos que tuvo con su hijo.
Desvió su camino y acabó en el cementerio, caminó hacia el panteón familiar delineando las letras que componían el nombre de su hijo con la punta de los dedos, "Héctor Alvenis" suspiró con los ojos llenos de lágrimas, cargaba con el dolor de aquella muerte de forma incansable, quien iba pensar que su hijo de apenas 2 años había desarrollado una cardiopatía que lo fulminó de un infarto.
Quería sentir el apoyo de su mujer, quería desahogarse y gritar que lo echaba de menos, pero tenía que luchar solo contra ese sentimiento, su mujer no se encontraba en condiciones de luchar a su lado, más bien se encontraba luchando en su contra, su teléfono sonó.
Flavio: ¿diga?-se limpió las lágrimas.
Irina: doctor buenos días-carraspeó-son mucho más de las 10 ¿le ocurrió algo?
Flavio: lo siento, me entretuve por el camino-respiró profundo-en seguida voy, ve atendiendo a los pacientes.
Irina: si claro, doctor... ¿se encuentra bien?-notó en su voz una leve tristeza.
Flavio: si Irina, gracias, en seguida nos vemos.
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Andrea: ¿puedo?-Beatriz levantó la mirada del escritorio.
Beatriz: dime Andrea, ¿en qué te puedo ayudar?
Andrea: vine a traerte otros bocetos, por si los quieres revisar y si alguno sirve ya mandarlo a producción-le entregó los bocetos y esta los observó detenidamente.
Beatriz: son ideales Andrea, como siempre, déjame que los revise.
Andrea: quería pedirle algo-se tocó las manos con nerviosismo.
Beatriz: tú dirás-sonrió.
Andrea: ¿se acuerda que le dije que mi madre era costura?-afirmó-pues necesita un tipo de tela para hacerme el vestido para el evento y bueno, ese tipo de tela no lo tienen en cualquier lugar-respiró hondo-me preguntaba si podía cogerla de aquí.
Beatriz: ¿tu madre hará tu vestido para el evento?
Andrea: verá... es que ayer me di una vuelta para ver que podía llevar y no encontré nada de mi gusto, como ella es costurera le hace mucha ilusión y quiero complacerla.
Beatriz: me parece estupenda idea, Andrea, puedes disponer de lo que quieras.
Andrea: de paso que voy por almacén le doy una vuelta a los diseños ¿le parece?
Beatriz: claro.
Salió del despacho de Beatriz y se encontró con su mirada, los dos se miraron de forma intensa pero sin pronunciar palabra, Andrea no iba a torcer el brazo y menos al darse cuenta del juego peligroso que Samuel quería iniciar con ella, debía mantenerse en su puesto y evitar cualquier tipo de comportamiento o su puesto ademas de su corazón, peligrarían.
Pasaron las horas, todo el mundo ya se había ido y a ella ya le llegaba su hora, tras coger la tela que necesitaba para su madre y ver hechos realidad sus bocetos se metió en su estudio para darle caña a los bocetos que Beatriz y Samuel le pidieron esa mañana, había sido una jornada intensa.
Samuel esperaba en su coche a que Patricia saliese de la empresa, le fastidiaba tener que cumplir su petición y salir a cenar con ella, pero había sido él quien se lo había propuesto y todo por querer reconducir a Andrea hacia un camino que coincidiera con el suyo.
Vio salir a Andrea de la empresa, aquel tormento movía su melena mientras caminaba y no podía evitar no imaginarse como sería tenerla bajo su cuerpo, arrancarle la ropa y meter la mano entre su pelo para someterla al fuego que llevaba dentro, de pronto Patricia salió también de la empresa alcanzando a Andrea a quien empujó al pasar a su lado.
Patricia: ¡Aparta chusma!-Andrea logró mantener el equilibrio-¡esta noche es de travesura! ¿Viste quien me espera?-Andrea frunció los labios enfurecida.
Andrea: pásenlo bien señorita
Patricia: ui si lo voy a pasar bien, no te olvides de los bocetos... porque si sabes contar-abrió la puerta del coche de Samuel-¡No cuentes conmigo mañana!
Vio como Patricia se metía en el coche de Samuel, ambos con aquella sonrisa picaresca que le estaba quemando por dentro, su indiferencia y aquella repentina preferencia por la bruja de Patricia le estaban demostrando que sus celos eran reales y que iban más allá de un simple enfado.
Entró directamente en el bar de Dalia y lo primero que agarró fue una botella de tequila, comenzó a beber de forma enérgica intentando mitigar sus celos, todo esto bajo la mirada de Dalia quien contaba el cambio en la caja con la boca entreabierta.
Andrea: ¡Es un imbécil, un cretino, un asqueroso! ¡¡ES UN GILIPOLLAS!!-respiró agitadamente bebiendo directamente de la botella.
Dalia: ¿y ahora que te hizo tu jefe?
Andrea: ¡¡NADA!! Eso es lo que hizo-volvió a beber de la botella-vino en un mal momento a presionarme con una cena y le canté las verdades, el muy imbécil se ofendió y ahora me hace el vacío como si fuera un niño pequeño-soltó una risa irónica-no y no solo eso Dalia-siguió bebiendo-el muy cabrón ahora anda detrás de la hija de la jefa, la bruja del demonio esa-cogió aire-se atreve a decirle en mis puñeteras narices que se ponga no sé qué conjunto ¡¡GRAN ATREVIDO!! Y la otra restregándomelo por el morro que mañana no cuente con ella para trabajar, CERDA.
Agarró de nuevo la botella dando un largo trago, cerró los ojos notando como el ardiente tequila pasaba por su garganta, soltó un suspiro bajo la graciosa mirada de Dalia quien movía la cabeza constantemente.
Dalia: que descortés de su parte no invitarte a ir con ellos.
Andrea: ¡No es broma, Dalia!
Dalia: a ver, cálmate y trae esa botella para aquí, no juguemos con el tequila de esa manera-Andrea obedeció-está jugando contigo, los hombres como Samuel son de esos de donde las dan las toman ¿me entiendes? Obviamente se habrá sentido ofendido por lo que le dijiste y ahora lo que quiere es castigarte.
Andrea: ¿castigarme? ¡No soy una niña!-tomó otro trago de tequila-tampoco mi madre como para castigarme.
Dalia: pues o le das tu una lección de esas que le gustan y enganchan a los hombres o mejor, pasas de su cara, tu misma.