En la sala de juntas Samuel y Beatriz examinaban con detenimiento el folder de los diseños que ya llevaban hasta ahora, pero no eran suficientes, todavía faltaban muchos más antes de completar la colección, lo bueno es que parte de la producción ya estaba trabajando en los primeros diseños y era cuestión de días que los bocetos estuviesen listos.
Beatriz: me encantan, de verdad estáis haciendo un grandísimo trabajo-su hija sonrió con superioridad-Andrea eres espectacular, de verdad, te has adaptado a nuestro ritmo en muy poco tiempo y tus diseños están a la altura de esta firma... siempre me das lo que te pido y tienes un recurso para todo, enhorabuena.
Patricia: ¿y yo que mamá?
Beatriz: tu trabajo impecable como siempre cielo, en 10 minutos eres capaz de hacer un diseño espectacular... si pasaras más tiempo en la empresa las colecciones se harían en 3 días-soltó una risa-me encanta.
Patricia: gracias...
Beatriz: en fin ¿tú qué opinas Samuel?
Samuel: igual que tú, todo está estupendo-se levantó.
Beatriz: ¿oye estás bien? No tienes buena cara, ya ayer estabas enfermo Samuel, no prefieres ir a casa-Andrea lo miró culpable de su mal estar.
Samuel: tal vez te tome la palabra y me vaya.
Patricia: ay cosita-se inclinó y lo abrazó ante la pasividad de él-¿Qué te duele? ¿Quieres que te ayude en algo?
Samuel: no hay nada que pueda ayudarme, gracias-miró a Andrea y salió del despacho.
Tras aquella reunión Andrea entró en su estudio maldiciéndose a sí misma, ¿Cómo iba pensar que sus palabras iban tener tal efecto? Creyó que aquel discurso se lo iba pasar por el arco del triunfo, pero aquellas reacciones le demostraban a Andrea que realmente Samuel se había ofendido con sus palabras.
•
Samuel: me enteré de lo que pasó con Irina-al otro lado de la línea resonó un fuere suspiró.
Flavio: que vergüenza, que bochorno, que todo de verdad-pasó las manos por su pelo-¿Cómo te has enterado?
Samuel: fui buscar a mi tormento a la vecindad y las vi hablando, Irina estaba muy mal, pobrecita.
Flavio: no sabes lo mal que me siento, creo que pedirle disculpas no es suficiente, menos mal aceptó mi invitación a comer para compensarla ¿crees que hice bien?
Samuel: claro, aunque déjame decirte que tú no tienes la culpa de nada, es la boca de tu mujer que se suelta cuando bebe.
Flavio: no sabes la reprimenda que le eché en casa, esta vez si logró enfadarme y no tuve compasión de ella, le dije que o cambiaba o la encerraba en un centro.
Samuel: espero que te haga caso.
Flavio: y la cara de esa pobre niña esta mañana, aun me dijo que en la vida encontraría a alguien que la quisiera con ese defecto, ¿te puedes creer? Y va mi mujer y se burla de ella...
Samuel: en fin...
Flavio: ¿y tú qué? ¿Pasaste la noche con tu tormento?
Samuel: más bien pasé la noche atormentado, insistí en cenar con ella y bueno como pasó lo de Irina, la vi nerviosa así que le ofrecí tomarnos un café, interpretó que yo seguía con mis instigaciones y no ves cómo se puso.
Flavio: ¿Qué te dijo?
Samuel: que si lo único que quería era tener relaciones con ella, que se ponía el conjunto que le regalé, íbamos a un hotel y que hiciera con ella lo que quisiera.
Flavio: joder con el tormento, se vino arriba.
Samuel: muy arriba, lo peor es que me sentí verdaderamente como un cretino-suspiró.
Flavio: ¿Qué vas hacer entonces con tu tormento?
Samuel: dejarla en paz, es lo más efectivo que se me ocurre y además es lo que quiere.
Flavio: crees que ella hará algo.
Samuel: tengo la ligera impresión que detrás de su rechazo hay algo más, ya sabes que soy más listo que el hambre, ahora verá que de insistir a todas horas pasaré a no hacerle caso, eso la frustrará, la hará sentir culpable y como es una mujer de sinceridad me acabara escupiendo lo que le pasa.
Flavio: no das puntada sin hilo eh ¿tanto te gusta?
Samuel: me tiene demasiado atormentado lo que me provoca y nunca una mujer me tuvo así en la vida, la verdad.
Flavio: no piensas que a lo mejor te estás enamorando de ella.
Samuel: quien sabe... a lo mejor ya llegó mi hora Flavio-soltó una risa.
Flavio: te dejo, voy a comer con Irina.
Samuel: adiós.
Flavio colgó el teléfono y sacó su bata para colgarla en el perchero, ordenó un par de papeles, apagó el ordenador y salió hacia la mesa de Irina a la vez que se ponía la americana.
Flavio: ¿lista?
Irina: si-sonrió.
Irina cogió su bolso y salió de su escritorio siguiendo a Flavio, ambos se montaron en su coche, la llevó a un restaurante ubicado en el centro, los dos entraron e Irina observó con detalle todos los lujos que se encontraban a su alrededor, jamás se había visto en una tesitura igual.
Irina: no tenía que haberme traído a un lugar así-Flavio apartó la silla para que ella se sentara-gracias.
Flavio: ¿Por qué no? Es mi restaurante favorito-sonrió-aquí hacen los mejores platos de la ciudad-Irina abrió la carta y pudo corroborar los altos precios del menú.
Irina: no, no, no, esto es carísimo doctor.
Flavio: invitó yo, escoge lo que quieras.
Irina: no de verdad, me siento muy abrumada por esto, no tiene porqué molestarse tanto conmigo-de pronto Flavio tomó su mano.
Flavio: deja que te compense por el mal rato que te hice pasar con Noemí, es lo que menos puedo hacer.
Irina: está bien ¿Qué de malo puede tener una comida?
Flavio: nada y menos entre dos amigos ¿verdad?-ella respiró entrecortada.
Irina: si claro
Flavio: pero cuéntame, ¿Qué aspiraciones tienes en la vida?
Irina: la verdad... algún día quisiera tener mi propio negocio, no sé tal vez una tienda de ropa o así-suspiro.
Flavio: ¿y por qué no lo haces? Es una buena idea.
Irina: todo se truncó con mi accidente, a partir de ahí deje de tener sueños, me limité a seguir con mi vida tratando de pasar desapercibida.
Flavio: ¿tanto te pesa una ligera cojera?
Irina: ¿Qué si me pesa? Ha tenido que sacar las alfombras de su consulta para que me sienta bien y cómoda, ¿le parece poco?
Flavio: no es malo que el ambiente se adapte a tus necesidades, si una alfombra te molesta pues la tiro por la ventana-ella soltó una risa-¿ya por eso eres menos que nadie?
Irina: no pero... voy cayéndome por los sitios, soy torpe, tropiezo constantemente, en fin, soy un estorbo.
Flavio: de cada caída en la vida uno se tiene que levantar con más fuerza, hay cosas por las que seguir luchando Irina, el realizar tus sueños puede ser una de ellas.
Irina: no con este problema.
Flavio:-suspiró resignado-si el problema es tu pierna esta tarde te realizo unos estudios ¿quieres? Te hago un expediente en la clínica e intentamos ver que es lo que podemos hacer con tu cojera.
Irina: no ¡Como se le ocurre!-respiró agitadamente temerosa de enfrentarse a otra decepción-los médicos ya dijeron que la operación valía un riñón y parte del otro, además de complicada, no puedo.
Flavio: ¿el problema es el dinero?
Irina: dejemos el tema aquí por favor, me estoy empezando a encontrar un poco incómoda hablando de esto.
•
Andrea le daba vueltas a todo lo ocurrido con su jefe, iba camino a casa después de que durante toda la tarde estuviera tranquila en su estudio algo que sin duda le resultaba extraño conociendo la naturaleza que tenía Samuel por molestarla, entró con varias bolsas pero con cara de pocos amigos, su madre la observó.
Cayetana: ¿todo bien mi amor?
Andrea: si mamá-le pasó una bolsa-esto es para ti-sonrió-espero haber dado con la talla.
Cayetana: cariño-recibió la bolsa emocionada-no tenías que molestarte-sacó la prenda de la bolsa-¡Es preciosa!-sacó una blusa blanca con detalles en dorado, bastante fina-¡Mi niña! ¡Esto te ha de haber costado mucho!
Andrea: no te preocupes por eso, quería tener un detalle contigo y agradecerte todo lo que has hecho por mi toda la vida.
Cayetana: volvería a vivir todo otra vez con tal de verte tan realizada-Andrea asomó media sonrisa-pero no te noto contenta hija ¿Qué te ocurre? Cuéntale a tu madre.
Andrea: son cosas del trabajo mamá, estoy estresada, ya queda poco para terminar la colección, después será el evento de presentación y no sé ni que ponerme para estar a la altura de esa gente.
Cayetana: eres preciosa pongas lo que te pongas.
Andrea: cuando te fui comprar la blusa estuve echando un vistazo y nada-suspiró.
Cayetana: ¿y si te pones uno de tus diseños?
Andrea: no por dios-suspiró-todos los diseños son para desfilar-vio a su madre coger un folder de una estantería.
Cayetana: que tal....-empezó a pasar hojas-¡este!-Andrea tomó el boceto-lo hiciste cuando estabas estudiando, es precioso.
Andrea: tiene mucho brillante-sonrió, era un vestido azul clarito, con mucho brillante, largo hasta los pies, con una abertura en la pierna izquierda, el escote era en V, ajustado hasta la cintura y con la espalda al descubierto adornando el final de la espalda con flores-es precioso.
Cayetana: puedo hacértelo si quieres, mi vida-apartó su pelo-quiero que te veas hermosa.
Andrea: pero mamá... ¿y la tela?
Cayetana: la buscaré en cualquier almacén, ya veremos cómo hacemos, pero este es ideal-Andrea miró a su madre muy ilusionada-estarás divina mi vida.
Andrea: no entiendo como no rehiciste tu vida mamá, eres una mujer hermosa, buena y tan cariñosa.
Cayetana: la muerte de tu padre me dejó muy desolada, además te tengo a ti ¿Qué más quiero? Aunque supongo que algún día harás tu vida con un hombre bueno, honrado y trabajador-ella agachó el rostro y su madre la miró conociéndola-¿ya ha aparecido ese hombre cielo?
Andrea: no mamá, claro que no-soltó un pesado suspiro-es solo que esa idea del hombre de mi vida la tengo tan lejana, no sé.
Cayetana: a veces el hombre de nuestra vida no tiene porqué ser el que nos imaginamos, ese hombre llega cuando menos te lo esperas cielo y cuando llega simplemente lo vives.
Andrea: ¿tú lo viviste con papá?
Cayetana: claro... a pesar de que en algunos momentos de su vida no fue sincero conmigo y sufrí, tengo claro que tu padre mi niña, es el amor de mi vida-Andrea sonrió-por eso es que te digo que a lo mejor el que encuentres no será el mejor de los hombres, pero va ser tu hombre ¿entiendes mi vida?
Andrea: gracias mamá, te entiendo.
Cayetana: lo que si te pido hija, es que me cuentes cuando lo encuentres ¿vale?
Andrea: serás la primera en saberlo mami.
•
Miró su reloj y se percató de que ya era hora de salir, recogió sus cosas e Irina se asomó discretamente desde el umbral de la puerta, observando a Flavio metido en su ordenador.
Irina: doctor, ya me voy ¿va seguir trabajando?
Flavio: no me percaté de la hora-suspiró y se levantó-estaría bien que regresara a casa, ¿te llevo?-ella sonrió.
Irina: no por favor, no se moleste, mejor váyase para su casa, su mujer... ha de estar esperándolo.
Flavio: no lo creo, seguramente esté...-guardó silencio-insisto.
Irina: doctor-entrelazó sus manos nerviosa-de verdad no tiene que sentirse mal por lo ocurrido, con la comida fue suficiente, no tiene porqué llevarme a casa.
Flavio:-soltó una pequeña risa-quiero llevarte a casa, es tarde y no deberías andar sola por las calles-ella suspiró-eso es todo.
Irina: está bien, si es así acepto...
Flavio: vamos entonces.