Gale y Madge: Fresas en el Bo...

By TallerDeLuzArtesana

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LJDH vistos por Gale y Madge. ¿Cómo terminaron juntos, siendo tan diferentes? Bueno, los polos opuestos se at... More

Capítulo 1: Fresas
Capítulo 2: Tonta Niña Rica
Capítulo 3: Voluntaria
Capítulo 4: La Cosecha
Capítulo 5: Camino al Capitolio
Capítulo 6: Solo en el Bosque
Capítulo 7: Un Muy Mal Día
Capítulo 8: Una Princesa en la Veta
Capítulo 9: ¡Baboso!
Capítulo 10: Revelación Inesperada
Capítulo 11: Amantes Trágicos
Capítulo 12: ¡Sobrevivió!
Capítulo 13: Amor y Traición
Capítulo 14: ¡Boom!
Capítulo 15: Entrevistas
Capítulo 16: Tienes que Ganar...
Capítulo 17: Adiós a Rue...
Capítulo 18: Madge en el Quemador
Capítulo 19: Cielo Estrellado
Capítulo 20: Un Cambio de Reglas
Capítulo 21: Celos y Desengaños
Capítulo 22: Celos y Desengaños 2
Capítulo 23: ¡No Soy Una Princesa!
Capítulo 24: Jarabe de Bayas
Capítulo 25: La Confesión de Madge
Capítulo 26: El Banquete
Capítulo 27: La Confesión de Gale
Capítulo 28: Flores para Candance
Capítulo 29: Rumores
Capítulo 30: Ángel
Capítulo 31: Primera Cita
Capítulo 32: Bajo las Estrellas
Capítulo 33: Carta para Gale
Capítulo 34: Dulce Madge
Capítulo 35: ¿Qué Somos?
Capítulo 36: Amantes Clandestinos
Capítulo 37: Princesa y Cazador
Capítulo 38: Cena con Madge
Capítulo 39: Perdida en tus Ojos
Capítulo 41: Juegos de Seducción
Capítulo 42: Mi BellaTentación
Capítulo 43: Final, Peeta vs Cato
Capítulo 44: ¿Locura o Desafío?
Capítulo 45: Baile y Celebraciones
Captítulo 46: Noche Salvaje
Capítulo 47: ¿Qué Pasó Anoche?
Capítulo 48: No es tu Culpa...
Capítulo 49: Ámame...
Capítulo 50: Ámame II
Capítulo 51: El Regreso
Capítulo 52: ¿Vencedora o Títere?
Capítulo 53: Minero
Capítulo 54: Oscuridad y Luz
Capítulo 55: ¡Pelea de Barro!
Capítulo 56: Grisú
Capítulo 57: Maldita Amiga, Maldito Amor
Capítulo 58: El Castigo
Capítulo 59: Morfina
Capítulo 60: Recuperación
Capítulo 61: El Vasallaje
Capítulo 62: Adiós, Catnip...
Capítulo 63: Trampas y Secretos
Capítulo 64: Si No Fuera Por El Bebé...
Capítulo 65: Reunión en el Bunker
Capítulo 66: Finnick Salva a Peeta
Capítulo 67: Medianoche
Capítulo 68: La Revolución Comienza...
Capítulo 69: El Lago
Capítulo 70: Fresas en el Bosque
Capítulo 71: Sangre, Fuego y Cenizas

Capítulo 40: El Plan

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By TallerDeLuzArtesana


- ¡Hey, Mellark! Espera, tengo algo que hablar contigo. -Veo al hermano de Peeta a punto de salir de la escuela y lo llamo. 

- ¿Qué onda, Hawthorne? -Me mira extrañado.- ¿Tienes algo que intercambiar con mi padre?

- Ahora no, quizás mañana. Es otro asunto... personal.

Veo pasar a Madge de reojo pero no hago el más mínimo gesto que delate lo que siento por ella, que tenemos una relación en secreto. No podemos permitirnos que alguien más sospeche lo nuestro, el alcalde Undersee ya desconfió de mí anoche cuando acompañé a Madge de regreso a su casa. Ella me mira pero yo desvío la mirada hacia Mellark, Madge vuelve la cabeza y se va, sola. Esta vez, la dejo marcharse porque sé que la veré a la tarde cuando vaya con Prim y Posy a su casa. Observo alrededor por si Misty anda por ahí, pero no la veo por ninguna parte, espero que no esté aguardando a Madge por el camino con Ronnie y Blaze.

- ¿Y bien? No tengo toda la tarde, tengo que ir a ayudar a mis padres en la panadería. -Noto cierto disgusto porque lo estoy haciendo perder el tiempo. Estamos en el mismo grado, pero no es que seamos amigos.

- Bueno, vamos andando entonces y te explico por el camino; tengo algo que comprar en el mercado -le digo-. Vas a ir al baile de graduación, supongo -comento en tono de pregunta.

- Pues... eso pensaba, ¿por qué te interesa?; ¿tú vas a ir... ya tienes pareja?

- Estoy en eso -<<sí, iré con Madge, mi chica, si tú me ayudas y si el plan resulta>>, pienso pero me lo callo-. ¿Y tú?, ¿ya invitaste a una chica?

- Pues... todavía... -Mellark vacila con timidez y luego me confronta con cierta molestia y sospecha.- ¿Por qué te interesa saberlo, Hawthorne? Tú y yo no somos exactamente amigos íntimos para que te cuente con quién voy... 

- Tranquilo, sólo quería saber si ya te habías decidido por alguien... si aún no tienes pareja, yo puedo... -No alcanzo a terminar porque Barley me corta:

- ¡A mí me gustan las mujeres, Hawthorne! No me vengas con cuentos raros...

- ¡Qué bueno, porque a mí también!



Me largo a reír hasta que me duelen las costillas y tengo que parar a tomar aire. No pensé que Barley podía interpretarlo de ese modo. 

- No tengo inclinaciones homosexuales... siempre me han gustado las chicas -explico aún muerto de la risa.

- ¿Entonces?... -Me queda mirando perplejo, sin entender, así que decido ir directo al grano.

- ¿Ya invitaste a Leevy? -Todavía estoy jadeando de la risa.

- Eh.. este... ¿cómo sabes que voy a invitar a Leevy? Quiero decir, pensaba invitarla pero todavía no se lo digo... -Mellark parece turbado que haya descubierto su secreto.

Ya estamos casi frente a la panadería, como lo veo indeciso entre escabullirse o seguir esta conversación, le hago un gesto que vamos a sentarnos a la plaza. 

- Suelo ser bastante observador, Barley. No te estoy culpando ni me interesa Leevy, por si acaso... pero me he dado cuenta que la miras mucho en clases, ¿te gusta?

- Bueno... sí, me gusta Leevy -admite algo cohibido-. Esto es incómodo... no tengo por qué contarte algo tan privado.

- Calma, no le diré a nadie, si eso te preocupa. -Lo tranquilizo-. Si te lo pregunto es porque conozco bastante a Leevy, es mi vecina de al lado... ¿por qué nunca le has dicho nada?

- ¿Es tu vecina? -Yo asiento y él sigue:- Bueno, hace como dos años que me gusta Leevy, pero mis padres no lo saben, no me atrevo a decírselo. Sabes que mi hermano Peeta ha estado enamorado de tu prima Katniss desde que estaban en primer año, ¿verdad?

- Lo confesó por televisión en directo a todo el país... ¿quién no lo sabe, a estas alturas?

- Bueno, el hecho es que en casa, Peeta nunca ocultó que le gustaba Katniss. Como hasta los doce o trece, mis padres no lo tomaban en serio porque creían que era una cosa de niños... pero pasaron los años y Peeta no cambiaba de opinión. Seguía enamorado de ella.

"Cada vez que papá o mamá le preguntaban si le gustaba una chica del pueblo, él negaba tajantemente y decía que la única chica para él era Katniss. Papá se resignó, porque tus primas le caen bien pero a mamá no le gustó nada. Ella no siente ninguna simpatía por la gente de la Veta y quiere que nosotros, mis hermanos y yo, nos casemos con chicas del pueblo, de la clase comerciante o de los funcionarios públicos.

"Mi madre no quiere a tu prima Katniss como novia de Peeta, siempre le dijo que se olvidara de esa... la llamaba "mocosa hambrienta", porque una vez, hace unos años, Katniss estaba hurgando en nuestra basura y Peeta le tiró unos panes que dejó caer al fuego. Tal vez la acepte ahora que están a punto de ganar y será millonaria. Pero imagínate cómo se pondrá mamá si le digo que a mí también me gusta una chica de la Veta como Leevy... su padre es minero, su madre hace trueques en el Quemador y también cose ropa.

Lo que me cuenta Barley Mellark no es ninguna novedad para nadie. Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos, las mejores oportunidades. Y los de la clase comerciante y funcionarios, quieren que sus hijos se emparejen con alguien de su misma clase social. Es muy raro que se mezclen las clases sociales en los distritos. Los mineros se casan con chicas de la Veta, el padre de Katniss tuvo suerte, una excepción afortunada para él... yo no puedo decir lo mismo respecto a mi relación con Candace y ahora el alcalde parece sospechar y, obviamente, quiere alguien a la altura de una señorita como Madge. No un minero. No un cazador furtivo. No tengo que preguntárselo para saberlo.

- Bueno, hoy es tu día de suerte: tengo buenas noticias para ti -le digo con voz animada.

- ¿Adónde quieres llegar? Suéltalo, ya Hawthorne... tengo que trabajar.

- Sí, yo también... mi trabajo es cazar para alimentar dos familias -señalo para que le quede claro que, si no fuera importante para ambos, no estaría aquí desperdiciando el tiempo-. Para tu información, no le eres indiferente a Leevy... tú también le gustas pero cree que tú no te interesas por ella, dijo que le gustaría ir contigo, pero piensa que tú irás a la fiesta con alguna chica comerciante...

- ¿Estás seguro? ¿Cómo lo sabes?

- Las casas en la Veta son de madera, muy ligeras, siempre se escucha a través de las paredes. Estaba acostando a mi hermanita el otro día cuando escuché sin querer a Leevy hablar con su hermana al otro lado de la pared. -Hago una pausa y miro fijamente a Barley Mellark.- Yo puedo conseguir que ella vaya al baile contigo y sin que tu madre se entere... pero necesito que me hagas un favor parecido a cambio.

- Si eso es cierto y me ayudas pedirle a Leevy que vaya al baile conmigo, soy todo oídos... habla: ¿cuál es el favor?

- Pensaba ir con mi prima Katniss pero eso ya no es posible, así que me quedé sin pareja.

En parte es mentira, en parte verdad. No somos primos, en primer lugar. Desde el Año Nuevo que pensaba pedirle a Catnip que fuéramos al baile y entonces pedirle que fuera mi chica, habiendo pasado ya el peligro de la cosecha. Aunque conociéndola, seguro que me habría contestado un rotundo "no" a ambas peticiones. Había desestimado la idea de ir al baile últimamente... hasta que me enamoré de Madge. Cueste lo que cueste, estoy decidido a ir con ella.

- ¿Quieres que te consiga una chica?

- No exactamente, ya invité a una chica al baile y ella quiere ir, pero hay un pequeño problema ... -Hago otra pausa, con cautela, elijo muy bien las palabras.- Madge Undersee es la mejor amiga de mi prima, se muere de ganas de ir al baile pero nadie la había invitado... ayer Madge le estaba diciendo a Prim que quería ir pero que Pester Dugan la dejó plantada, no la invitó, seguro irá a la fiesta con Misty.

"Entonces le pedí que fuera mi pareja, para animarla, me dio lástima verla quedarse plantada, lo que hizo Dugan no se hace... y por otra parte, yo no tenía con quién ir. El punto es que su padre no le va a dar permiso si yo se lo pido... él quiere que su hija salga con chicos del pueblo, alguien como tú. Necesito que le pidas al alcalde que deje ir a Madge al baile, que crea que va a ir contigo.

- ¡Pero a mí me gusta Leevy y quiero ir con ella! No entiendo nada.

- Yo te conseguiré tu cita con Leevy, descuida, pero necesito lo otro a cambio. Tú vas a buscar a Madge a su casa el día de la fiesta, yo salgo con Leevy, entonces nos encontramos aquí en la plaza y cambiamos de pareja. ¿Qué dices? ¿Me ayudas?

Después de algunas dudas y vacilaciones, Mellark accede a ir mañana al ayuntamiento a pedirle permiso al alcalde para que Madge vaya al baile de graduación. Convencer a Leevy no será ningún problema, le aseguro, es pan comido, sus padres me conocen de niño. Barley se marcha a la panadería con cara de felicidad, como si le hubieran dicho que se ganó un premio espectacular de pura suerte. Yo me siento como si me hubieran quitado un peso de encima, me voy a la Veta corriendo porque ya he perdido como media hora de cacería. Agarro el morral y le doy un beso a la carrera a mi madre en el fregadero. Posy reclama mi atención también, quiere ir a cortar flores a la pradera para llevarle a Madge, pero le digo que a la vuelta, primero tengo que ir a cazar la comida.



En el bosque le saco el máximo de provecho a las pocas horas que me quedan antes de ir a casa de Madge. Me saltaré el Quemador porque hoy sólo surtiré nuestras despensas. Consigo dos pavos, uno para cada familia, cuatro peces medianos, verduras y poco más de un kilo de ciruelas. Hay muchas más arriba en los árboles, pero no puedo subir esas ramas delgadas sin arriesgar una caída. Catnip me hace falta y la extraño, espero que vuelva a casa. Todos en el 12 tenemos esperanza, por primera vez en décadas tenemos no uno, sino dos tributos con grandes posibilidades de ser los vencedores de los Juegos del Hambre. Aunque ella se haya enamorado de Peeta y yo de Madge, nada cambiará la profunda amistad que he compartido con Catnip. Para mí, siempre será Catnip, la chica que conocí en el bosque por casualidad una tarde. 





- ¡Hola, Madge! -saludamos mientras mi hermana Posy le extiende el ramo de flores silvestres que cortamos para ella en la pradera detrás de la casa. Madge me pregunta por Prim y le contesto-: Tuvo que quedarse porque llegaron dos mineros heridos. Dijo que la disculparas. 

Entramos a la cocina cuando Madge nos hace pasar y veo que sólo está Rose, que nos saluda con simpatía. Es más agradable que Hannah. Nos sirve una refrescante limonada que tomamos en la cocina, pero Posy quiere ir arriba a ver todas las cosas bonitas del comedor, sala y biblioteca, también quiere subir al desván, jugar con las muñecas y disfrazarse con lo que encuentre en los baúles. Yo quiero y necesito hablar urgente con Madge para explicarle el intrincado plan que tuve que urdir para que pueda ir al baile conmigo. Necesito ponerla al tanto para que esté sobre aviso cuando Barley venga mañana. 

- Tengo un plan. -Hago la mímica con los labios para que Rose no nos escuche, ni tampoco Posy que no sabe quedarse callada.



Los ojos de Madge se iluminan con un brillo de complicidad y esboza una sonrisa. Luego alza la vista y la cabeza, para señalar que subamos y hablemos con más privacidad. Madge le pide a Rose que más rato suba la leche y las galletas.

- Barley Mellark vendrá mañana después de clases para hablar con tu padre -le digo cuando subimos por la escalera, Madge frunce el ceño y continúo-: Yo saldré de casa con Leevy, mi vecina, y cambiaremos de pareja en la plaza -le explico mientras Posy se nos adelanta.

- Bien, mi padre no le dirá que no a Barley, menos siendo hermano de Peeta, que es casi vencedor -contesta ella-. Entonces, iré poniendo a papá sobre aviso esta noche en la cena y fingiré que estoy ansiosa por ir a la fiesta de graduación con Barley... bueno, en verdad estoy feliz de ir, pero contigo -corrige con una sonrisa.

- Anoche estuve horas pensando la manera de llevarte al baile sin que tus padres sospecharan... la otra opción era raptarte -señalo con picardía.

- No sería mala idea... -replica Madge con una risita.

- Quizás un día...

- Madge, ¿puedo sacar más muñecas del desván? -Nos interrumpe Posy.

- Por supuesto, vamos al desván. -Me hace un gesto que la sigamos, tomo a Posy de la mano y subimos la escalera. 


Arriba, mi hermanita se lanza de cabeza a abrir el baúl donde Madge conserva las muñecas y cosas de su infancia. Claro que antes de venir mamá y yo le advertimos a Posy que no le pida más muñecas, sería mal educado y ya le regaló cuatro la vez anterior. Ninguna niña de la Veta tiene más de una muñeca, hecha de trapos viejos rellenos. Posy saca una media docena de muñecas del baúl, también un teléfono musical de juguete. Madge le da cuerda y suena una melodía lenta y suave, parecido al piano de Madge. También saca una caja de zapatos que contiene piezas y minúsculos muebles para armar una casita. Posy está fascinada.

- ¡Vaya! Así que aquí vino a parar tu vestido -exclamo, tomando el fino vestido que Lady mordisqueó, colgado en la pared.

- Sí, ya no tiene arreglo, pero me da pena botarlo, la tela es muy cara, lino con encaje. Además, me gustaba mucho -dice con nostalgia.

- A mí también me gusta mucho esa tela... es bonita -señala Posy tocando el encaje-. Me gusta el amarillo porque es como el sol y hay flores amarillas en la pradera. Y me gusta tu pelo porque brilla como el sol -remata Posy.

Luego Posy gira para mostrarle a Madge el vestido que mi madre le cosió con la tela que ella nos ayudó a elegir un día en la plaza. Entonces a Madge se le ilumina el rostro con una idea.

- Tal vez si tenga arreglo... puedo cortar la parte buena y adaptarlo para tu talla, ¿qué dices, Posy?

Mi hermana ahoga una exclamación de alegría y asombro, asintiendo feliz. Luego me pide que la ayude a cargar una máquina de coser hasta el comedor. Allá abajo, Madge empieza a tomarle medidas a mi hermana, corta el vestido, se lo prueba a Posy con alfileres y empieza a coser. Suena un timbre en alguna parte, Madge me indica que abra una compuerta en una pared. La abro y encuentro una bandeja con tres vasos con leche fría chocolatada y platos con galletas. 

- ¿Cómo subió hasta acá? -pregunta mi hermana extrañada, inspeccionando con curiosidad la abertura en la pared. 

- Es un montacargas, Posy. ¿Ves la palanca?, ¿y esas cuerdas? Si te portas mal, te mando para abajo a la cocina... a lavar los platos con Rose -le digo en broma. 

Mi hermanita se lo cree y niega asustada mientras le explico como funciona, en la mina hay varios montacargas pero mucho más grandes para transportar carros de carbón o herramientas de un nivel a otro. Nos los muestran en la excursión de cada año a la mina.

- ¡Gale, no seas malo con Posy! -se ríe Madge sentada a la máquina, cosiendo-. No tienes que lavar los platos, eres mi visita -añade mirando a mi hermana.

Cuando el vestido está terminado, mi hermana se lo pone de inmediato. Entonces vamos a la sala a ver qué están pasando en la televisión, es la hora de mostrar lo importante del día, queremos ver cómo se las apañan Katniss y Peeta ahora, fuera de la cueva. Dudo que Mellark sepa hacer algo útil en el bosque, aparte de camuflarse como piedra o árbol... o pelear con Cato y terminar herido de nuevo. Porque ya no tiene la lanza, sólo un cuchillo que le pasa Katniss, pero no es mucho lo que puedes hacer con un cuchillo contra una espada. Ella al menos, puede disparar a la distancia. Sin embargo, Cato está usando una armadura enviada por sus patrocinadores o por su distrito, para protegerse de las flechas de Catnip. Y ella no lo sabe, Peeta tampoco. Además, tienen otro problema: Finch los está siguiendo porque Peeta es tan ruidoso como una cabra en una cristalería. No se han dado cuenta porque el ruido que provoca Peeta encubre a Foxface (como la bautizó Katniss), además ella es cuidadosa y mira dónde pisar. Catnip va concentrada en buscar presas... que por cierto, Mellark está espantando, pisando y quebrando todas las ramas posibles. 

- ¡Así no van a cazar nada! -Me exaspera ver la torpeza de Peeta y casi grito. 

- La mayoría de la gente del distrito nunca ha estado en el bosque, Gale... además Peeta tiene una pierna aún cicatrizando de la herida -señala Madge.

Tiene razón, pero llevan rato caminando por el bosque y me molesta ver que por el ruido que hace su compañero, mi amiga no ha podido cazar ni una presa. Hay conejos, aves y ardillas, pero en cuanto oyen las pisadas de Mellark, se refugian en la espesura del bosque. Hasta que Catnip pierde la paciencia y le clava una de sus miradas de advertencia. Desde que salieron de la cueva, Katniss ha vuelto a ser la cazadora de siempre y ya no es la chica enamorada de la cueva. Curioso.


- ¿Qué? -pregunta Peeta extrañado, sin entender.

- ¡Haces mucho ruido! Olvídate de Cato, estás espantando a todos los conejos en un radio de quince metros -espeta ella no de muy buen humor.

- ¿En serio? Lo siento, no me di cuenta -se disculpa Mellark.


En un recuadro en la pantalla, Caesar Flickerman y Claudius Templesmith se ríen y bromean que Katniss está regañando a su enamorado. Espero que en Capitolio se lo tomen así, porque sé que Catnip no es muy paciente y sí bastante mal genio, pero debería ser siquiera un poquito más cariñosa con Peeta, para no perder el apoyo de los patrocinadores. Si se pelearan, pueden abandonarlos. También elaboran teorías respecto a Foxface, indicando que podría atacarlos por sorpresa, pero Madge y yo creemos que quiere robarles la comida, porque atacar por la espalda no es su estilo, ni siquiera ha peleado con alguien frente a frente, y porque además está casi en los huesos. Sabe pescar pero la lluvia torrencial y la crecida del río se llevaron los peces al lago, territorio de Cato, donde no se ha atrevido a regresar. Se mantiene oculta en el bosque, sacando bayas y tomando agua, pero se le han agotado las provisiones que recibió en la mochila. Antes de la tormenta, Finch vio a Katniss poner trampas y creo que piensa robarle alguna presa.

Miro a Madge a mi lado, luego a mi hermana, jugando distraída con las muñecas en la alfombra... entonces acerco a Madge con mi brazo y le doy un beso, breve y corto, que me sabe a poco pero hay que ser cuidadosos. Madge me sonríe y me devuelve el beso, nos quedamos abrazados mientras Posy no nos mira, concentrada en sus juegos. No nos dura mucho, de pronto mi hermana nos mira y no sólo tiene bigotes, tiene toda la cara embetunada de leche y chocolate de los chips de las galletas. Madge y yo nos reímos de Posy, enseguida ella lleva a mi hermanita a lavarse a un baño en el pasillo. Yo me quedo mirando a Catnip, que vuelve a regañar a Peeta.


- ¿Puedes sacarte las botas?

- ¿Aquí? -Los ojos de Mellark se abren de sorpresa con la idea.

- Sí. Yo también me quitaré las mías, así ambos seremos más silenciosos.


Bueno, eso fue más diplomático, lo cual es bastante, viniendo de Katniss Everdeen. En todo caso, no es ella la ruidosa. Después nos muestran a Cato, que rastrea el sector donde Catnip pasó la noche antes del incendio, cerca del límite del terreno. Sigue mirando los árboles, creyendo que Katniss y Peeta se habrán ocultado en alguno. No pasa tanta hambre porque le han llegado varios paracaídas con fruta, panes y hasta golosinas, claro que ha debido racionar sus porciones; cuando los profesionales tenían la pila de provisiones, podían llenarse el estómago si querían, tenían suficiente para una semana al menos. Por cruel e irónico que suene, Catnip tiene la ventaja que ella sabe pasar hambre... y sabe conseguir comida. Ahora vuelven con ellos, los "amantes trágicos del Distrito 12". Madge regresa a mi lado y Posy a las muñecas, no le interesa ver los Juegos.


- Katniss, tenemos que dividirnos... sé que estoy espantando las presas -admite Peeta finalmente, ya llevan como dos horas, en ese lapso Catnip podría haber cazado algo estando sola.

- Sólo porque tu pierna no está bien -replica ella, tratando de no hacerlo sentir mal.

- Lo sé, ¿por qué no sigues sola y me muestras qué plantas recolectar y así ambos seremos útiles? -propone. 

- ¿Y si Cato viene y te mata? -pregunta ella preocupada.

Aunque trata de usar un tono amable y diplomático, la verdad es que Katniss no hace otra cosa que recalcar que Peeta no se las puede apañar solo. Es lo que se lee entre líneas. Pero Mellark se lo toma a la ligera porque se ríe de la insinuación.

- Puedo manejar a Cato... ya peleé con él antes -responde.


- Y casi te mata, mejor no lo intentes de nuevo, menos con una pierna todavía convaleciente -señala Madge con ironía, como si Peeta la escuchara.

- Lo mejor sería que vigilara por ella, que le cuide las espaldas ya que está sorda de un oído -agrego yo.


- ¿Por qué no escalas un árbol y haces de vigía mientras yo cazo -sugiere Catnip como si me hubiera leído la mente.

- ¿Por qué no me muestras las plantas comestibles y tú consigues algo de carne? -pregunta Peeta imitando cómicamente su tono de voz.


Katniss suelta un bufido, que indica que se da por vencida y le muestra las bayas, tallos y raíces comestibles a Mellark. Antes de dejarlo recolectando le enseña un silbido para estar en contacto. Catnip se aventura sola por el bosque y cada tanto ambos silban para indicarle al otro que están bien; tal como yo pensaba, al poco rato, logra cazar un conejo, luego una ardilla y otro conejo más. Parece satisfecha con el botín y pone cara alegre, pero su expresión se torna preocupada al darse cuenta que hace rato no intercambia silbidos con Peeta. Silba la melodía y no hay respuesta. En la pantalla dividida los telespectadores vemos a Peeta afanado recolectando. Ha tendido el plástico en el suelo y sobre él ha colocado lo que les queda: dos bollos, una manzana y una bola pequeña de queso de cabra; ahora agrega los tallos y las raíces que Catnip le mostró, pero luego se va más allá, cerca del arroyo y encuentra arbustos con bayas. Cuando veo qué arbusto y qué bayas son, quiero pararme y meterme en la pantalla, llegar hasta él y sacudirlo por el cuello.

- ¡Esas no, estúpido! ¡Son jaulas de noche! ¡No te las comas, idiota, será el peor error de tu vida!

- ¿Esas no se comen? -pregunta Madge con curiosidad, veo que ella tampoco conoce el poder mortal de aquellas bayas oscuras. 

- ¡Son mortales, altamente venenosas! ¡Unas pocas y eres cadáver! -le explico alterado.

Sin embargo, Peeta no se las come por ahora, recolecta un gran puñado y lo lleva con el resto de la comida. Foxface está oculta entre los arbustos y mira atentamente los movimientos de Peeta, espera que se vaya a buscar más, entonces emerge de su escondite. Araña el queso sacando un cuarto, como si hubiera sido picoteado por algún pájaro o mordido por un animal, luego toma algunas bayas en su otra mano, sin desconfiar, tampoco parece tener idea lo que son realmente. Cuando siente regresar a Peeta, se mete rápido en su matorral. 

Suena un cañonazo y Katniss corre desesperada.


- ¡Peeta, Peeta! -Lo llama Catnip, asustada. 


Ahora Katniss está pálida, corre urgida de preocupación, seguro pensando que Cato ha matado a Peeta mientras ella andaba de caza. Entonces choca con Peeta, corriendo igual de asustado que ella al sentir el cañón. Se abrazan con angustia, el rostro de mi amiga deja ver lo que siente en realidad: miedo de perder a Peeta, su compañero. Catnip aún no lo ha admitido con palabras, pero si le aterra tanto perderlo, es porque se ha enamorado también. Los estúpidos comentaristas suspiran analizando la escena, señalando que es muy romántico y que habría sido muy mala suerte que Peeta se hubiera comido las bayas primero. Un recuadro muestra un panel con las apuestas y la dupla Katniss-Peeta va en alza, ahora que quedan sólo tres competidores.


- ¿Estás bien? -le pregunta Peeta, pasado el susto, ella asiente.

- ¿Qué haces, dónde estabas? ¡Se supone que tenías que quedarte por aquí, no andar vagando por el bosque! -Catnip lo reta, muy enojada cuando se separan.

- Encontré unas bayas cerca del arroyo -contesta, extrañado de que ella esté tan molesta.

- Hice el silbido, ¿por qué no me contestaste? 

- No lo escuché, debió ser el ruido del agua, corre muy fuerte.

- ¡Creí que Cato te había matado! -chilla Katniss con desesperación.

- Estoy bien -le asegura Peeta, abrazándola de nuevo para tranquilizarla. 

- Si dos personas acuerdan una señal, se mantienen cerca y atentos... porque si la otra no contesta, quiere decir que está en problemas. ¿De acuerdo?

- De acuerdo...

- Porque eso fue lo que pasó con Rue... y entonces la vi morir. -Catnip habla temblando y casi a punto de llorar.


Madge y yo estamos con el corazón en la mano porque mi amiga no tiene idea que Peeta trajo jaulas de noche. 


- ¡Y además, comiste sin mí! -le grita ahora Catnip separándose de Peeta, al darse cuenta del queso picoteado.

- ¿Qué? ¡No he comido nada! -le asegura él.

- Entonces supongo que la manzana se comió el queso -espeta Katniss con ácido sarcasmo.

- No sé qué se habrá comido el queso... pero yo no fui -tercia Peeta-. Estaba recolectando bayas en el arroyo, ¿quieres algunas? -le ofrece... ¡ay, no!


Madge me aprieta el antebrazo tan fuerte que me clava las uñas, pero no me importa, tengo la esperanza que Catnip sí las reconozca; nuestros padres nos enseñaron de niños lo peligrosas que son las jaulas de noche, es algo que todos sabemos en la Veta. Madge y yo contenemos el aliento mientras nuestra amiga las examina en su mano. 


- ¡Esas no, Peeta! ¡Son jaulas de noche, estarías muerto en un minuto! -le grita Catnip, pegando un zarpazo a la mano de Peeta para botarlas todas. 

- Lo siento -murmura Peeta. Se abrazan otra vez.


Es entonces cuando me doy cuenta que Madge y yo estamos abrazados tan fuerte que apenas respiramos. 





- ¡Rápido, Katniss, sube a un árbol! -Le urge Peeta tomando a mi amiga del brazo-. Tendremos mejor chance de derrotarlo desde arriba -indica casi con desesperación, cuando encuentran el cadáver de Foxface. Cree que fue Cato.

- No, Peeta, no fue Cato... tú la mataste -observa Katniss.

- ¿Yo? ¡Ni siquiera la había visto desde que empezamos los Juegos! ¿Cómo puede haberla matado yo? -Peeta niega, confuso y sorprendido.


Catnip le muestra las bayas en respuesta. Le explica cómo Finch había descubierto la forma de robar comida a los profesionales, que ahora debió seguirlos.

- ¡Qué tonta! Se comió las jaulas de noche -exclama Posy, recién mirando el televisor desde que sonó el cañón. 

- Ella no sabía, Posy -le digo y explico-: Seguro ella pensó que eran comestibles si Peeta las estaba recolectando. Nosotros en la Veta sabemos lo que son las jaulas de noche, pero la gente del pueblo y de otros distritos no las conocen, Posy.

- No tenía idea que esas bayas fueran venenosas... yo me las hubiera comido también, si hubiera sido esa chica -señala Madge con un dejo culpable en la voz.

- ¿Una princesa como tú en los Juegos? No habrías durado más allá del baño de sangre en la Cornucopia -le digo con sarcasmo, cuando Posy vuelve a su juego de muñecas y la casita.

Madge me aniquila con la mirada, entrecerrando sus ojos azules con disgusto y me da un codazo para hacerme callar. 


Los estúpidos presentadores del Capitolio siguen hablando del momento de máxima tensión que acaba de culminar con la muerte de Finch, la chica del 5, que logró sobrevivir y quedar semifinalista sin haber matado a nadie (lo cual es algo insólito para ellos), pero alaban su inteligencia y destreza para haber llegado tan lejos. Pasan una breve imagen de su distrito, donde la gente reunida en la plaza se nota desilusionada de perder a su tributo.


Luego Katniss toma el puñado que aún sigue en la mano de la chica antes que se la lleve el aerodeslizador.

- ¿Qué haces? -pregunta Peeta, extrañado.

- Tal vez a Cato le gusten las bayas también.


Madge y yo sonreímos, entonces Rose aparece arriba informando que Vick y Posy han venido para llevarse a Posy a casa... aunque imagino que también quieren hacerse los invitados y la idea no me gusta mucho porque quisiera estar a solas con Madge. 


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➭ʟᴜᴇɢᴏ ᴅᴇ ᴛʀᴇꜱ ᴍᴇꜱᴇꜱ ʀʏᴛʜɪᴀɴ ᴠᴜᴇʟᴠᴇ ᴀ ᴇʟ ᴘᴜᴇʙʟᴏ ᴘᴇʀᴏ ᴄᴏɴ ᴜɴᴀ ʀᴏᴊɪᴢᴀ ꜱᴏʀᴘʀᴇꜱᴀ. ↻𝑫𝒐𝒏𝒅𝒆 𝑬𝒍𝒊𝒏 𝒕𝒓𝒂𝒕𝒂𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝒂𝒅𝒂𝒑𝒕𝒂𝒓𝒔𝒆 𝒂𝒍 𝒎𝒖𝒏...
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ELLA SIEMPRE ESTABA A SU LADO PARA CUIDAR A SARAH. Y Joel ganó la lotería al enterarse de que ella también cuidaría de él y de su hermano Tommy. Era...