Capítulo 52: ¿Vencedora o Títere?

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Asustada. Temerosa. Como si aún temiera que algo va a saltar sobre ella o sobre Peeta en cualquier momento. Como si aún se sintiera dentro de los Juegos, así luce Catnip. Viene en el tren de la mano de Peeta, ambos sonríen y saludan a la gente pero, siendo sincero, no sé cuál de los dos tiene más cara de presa asustada. Hasta que Catnip me ve o, más bien, ve a Prim sobre mis hombros y su sonrisa se expande espontáneamente. Sabía que ver a Prim la pondría feliz, o que al menos la alegraría después de todo lo que ha pasado. Cuando se fue, tuve miedo de no verla nunca más, que la vería morir en pantalla... igual que a Candy. Que otra vez el Capitolio me quitaría un ser amado. No obstante, Catnip demostró desde el primer día que iba a luchar; dejó en claro su potencial desde el entrenamiento, debe haber hecho algo muy espectacular para impresionar a los Vigilantes y que éstos le dieran un once, a un punto del máximo. Además, en la entrevista, ella dejó más que claro que no iba a luchar por el honor, la gloria o la riqueza. Catnip declaró que iba a luchar porque le prometió a su hermana que volvería a casa con ella... por amor. No por riquezas.

Al verme cargando a Prim junto a la señora Everdeen, más Leevy y mi familia atrás mío, la gente nos abre un sendero hasta el andén, donde deposito a Prim. Los Mellark ya están ahí. También está el alcalde Undersee, su esposa está sentada en una silla, se ve algo cansada pero sonríe a la madre de Katniss, y también está Madge, hermosa y radiante... junto a Barley, por supuesto. Ambos sonríen y se alegran de verme, bueno, creo que Barley se alegra de ver a Leevy que, como no es familiar, se queda abajo del andén pero en primera fila. El alcalde me saluda con un movimiento de cabeza, lo mismo el señor Mellark y sus hijos, su esposa suspira nerviosa por ver a Peeta pero creo que está incómoda estando cerca de la señora Everdeen, mal que mal, fue el primer amor de su esposo. Se esfuerza por no mirar a nadie más que a su hijo menor en el tren. La madre de Madge intenta levantarse de la silla pero se queja dolorosamente, su marido y Madge la ayudan a ponerse en pie para darle un abrazo a la madre de Katniss, Madge mencionó que habían sido amigas en el colegio, antes que la señora Undersee enfermara quedando semi postrada. 

El tren por fin se detiene junto a la plataforma y los pasajeros bajan: primero Effie casi saltando en unos tacones tan altos que no sé cómo no se tuerce los tobillos, Haymitch tras ella y finalmente los vencedores, los amantes trágicos del Distrito 12. Saludan y caminan aún de la mano y vemos que Peeta Mellark todavía utiliza el bastón para darle firmeza a su pierna ortopédica. Effie por poco no nos deja sordos cuando pide un aplauso de bienvenida. Los fotógrafos los rodean tomando cientos de fotos, antes que los chicos puedan siquiera acercarse a sus respectivas familias, los reporteros se acercan, micrófonos en mano, seguidos de los camarógrafos, para acosarlos a interrogaciones. ¿Cómo no entienden que ellos sólo quieren que los dejen tranquilos y estar con sus familiares? Son detestables, parecen buitres. <<Quisiera poder decirles dónde meterse el micrófono y la grabadora... ¡déjenlos en paz!>>. Katniss luce más saludable que en la última etapa de los Juegos, cuando se le veían las costillas, pero aún frágil, los pómulos más sobresalientes, ojos asustados, su mano aferrada a la de Peeta, que la aprieta nervioso, intentando mantenerse sereno ante el acoso de la prensa. Uno tras otro, los reporteros se atropellan lanzando preguntas, que Catnip y Mellark no alcanzan ni a responder, confundidos. Por suerte, el señor Undersee, como autoridad del distrito, pide que les permitan ver a sus familias, que después habrá una ronda de preguntas.


- ¡Prim!

- ¡Katniss! 

-¡Te extrañé tanto, patito!

- ¡Yo también!


Ambas hermanas chocan y se abrazan con fuerza, creo que es el abrazo más largo y feliz que he visto en mi vida. Peeta avanza lo mejor que puede con el bastón pero su familia le ahorra el trabajo y lo rodean cada uno en un abrazo también. Mi familia y otros parientes de los Mellark permanecemos más atrás al fondo del andén. Poco a poco Prim suelta a su hermana mayor y le dice que su madre también quiere abrazarla. Creo que es la mayor muestra de afecto que he visto por parte de la señora Everdeen hacia su hija; no es que no quiera a Katniss ni que ésta odie a su progenitora, pero mi amiga aún no le perdona el no hacerse cargo y tomar las riendas cuando murió su esposo, dejándole la responsabilidad a una niña de entonces sólo once años. Aún hay roces por aquello. Sin embargo, ahora los dejan de lado.

Gale y Madge: Fresas en el BosqueWhere stories live. Discover now