Capítulo 61: El Vasallaje

296 17 17
                                    


Gale se está recuperando poco a poco. No pude ir a verlo por la ventisca que no amainó hasta el tercer día, tampoco tenía ninguna justificación para aparecerme en la Aldea preguntando por él. Sin embargo, llamé a Katniss al día siguiente por la tarde; ya que fui muy atolondrada cuando le llevé la morfina, no le pregunté por su propia herida y salí corriendo, como una estúpida. Así que la llamé disculpándome que esa noche mamá no se sentía bien y mis padres me querían de vuelta lo antes posible para cenar. Katniss me agradeció por la morfina, agregando que fui muy valiente al arriesgarme en la ventisca y notó mi voz enronquecida por el dolor de garganta. Le dije que no era nada, sólo un típico resfrío, preguntando luego por el estado de su ojo (explicó que Thread le dio en el pómulo, por fortuna) y a continuación, le pregunté por Gale fingiendo que era nada más por buena educación. Si mi amiga ha sospechado algo o todavía se pregunta por qué lo hice, se lo reserva para ella sin decir nada. Admiro su discreción, pero hay momentos como éste, que me juega en contra.

La verdad era que me había agarrado una gripe de padre y señor mío al salir esa noche. Pero no me importaba, lo haría de nuevo, con tal de salvar a Gale. Sentí que me volvía el alma al cuerpo cuando me informó que su madre y hermana lo estaban tratando, curando sus heridas, y que la morfina había sido de mucha utilidad, pues gracias al potente analgésico, Gale pudo soportar los terribles dolores. 

Días después, cuando despejaron las calles de nieve, fui a casa de Katniss. Esperaba no levantar suspicacias llevando una canasta con algunas mercaderías, para que se las diera a Hazelle por mí, aunque llegando a la Aldea vi a Katniss salir de casa de Peeta y dirigirse con él a la de Haymitch. Di un rodeo y esperé unos minutos, luego los vi salir a los tres en dirección al pueblo, eso me animó a tocar la puerta, para saber cómo estaba Gale. La señora Everdeen identificó los síntomas de la gripe, me preparó un jarabe y me ofreció té en la cocina, luego fue a atender a Gale, que estaba boca abajo en una cama. Me quedé en la puerta de la habitación, paralizada de horror, aunque ella dijera que podía entrar, sé que Gale detesta que lo compadezcan o le tengan lástima, pero era imposible no sentir pena por lo que había pasado. Gale no estaba del todo consciente y tras revisar los vendajes, la señora Everdeen le aplicó una nueva dosis de morfina, por lo que supongo que Gale no se enteró de mi visita salvo que le hayan dicho. Fui enfática al decirle a las Everdeen que no le informen a Gale que yo proporcioné el analgésico, porque no quiero que se sienta en deuda conmigo, porque ya terminamos (ni siquiera hablamos) aunque lo hice como gesto humanitario y porque Thread ha hecho instalar horcas, cepos y postes para seguir azotando y torturando. No puedo compartir la morfina de mamá con quién sabe cuánta gente más. 

Le conté que ese hombre ha amenazado a papá si no cumple la ley al pie de la letra en cuanto a castigos. Papá protestó que en el 12 nunca se había llegado a tal extremo, sólo se encarcelaba al infractor en caso de robo, algo poco frecuente por lo demás. Thread le replicó que por eso teníamos un mercado negro, un antro de delincuencia y ordenó quemarlo junto con apresar a algunos locatarios, entre ellos, Ripper, la mujer que fabrica licor blanco, ahora está en un calabozo. También amenazó a mi padre que, de no cumplir las órdenes, lo entregaría a las autoridades del Capitolio, bajo cargo de traición al Estado. Es el peor cargo y conlleva pena de muerte, en la horca o con un pelotón de fusilamiento. Así, la vida de mi padre pende de un delgado hilo.

Si mi padre fuera ejecutado, no sé qué sería de nosotras, mamá y yo. Seguramente el Capitolio pondría de inmediato un nuevo alcalde, uno que no cuestione las leyes y aplique los castigos correspondientes. Mamá y yo tendríamos que dejar la residencia sobre el ayuntamiento, ella tiene la casa de mis abuelos, el problema es que firmó un contrato de arriendo por un año completo con los Blackthorn, que ahora viven ahí. Dudo que el gobierno nos facilite una casa en la villa fiscal, porque mamá no pertenece a la casta de funcionarios, yo no tengo ningún cargo público, sólo soy una estudiante. ¿Nos mandarían a vivir a la Veta? ¿Y de qué viviríamos las dos, si mi madre apenas puede levantarse a veces? Tendría que pedir teselas, tal como hacían Gale y Katniss. No quiero darle muchas vueltas al asunto, mientras toco el piano para aplacar mis nervios.

Gale y Madge: Fresas en el BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora