Capítulo 23: ¡No Soy Una Princesa!

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Gale es simplemente irritante. Es más, creo que lo hace a propósito. Vino a verme, pero para preguntarme cómo está Katniss en los Juegos... y una vez más, terminamos hablando de mi ropa interior. No pude dejar de sonrojarme ni sostener mucho rato su mirada de malicia cuando me llamó "braguitas rosa" y me preguntó que llevo puesto hoy. Y yo, la muy idiota, le dije que se lo imaginara; eso lo incitó y fue una mala idea, me arrepentí pero ya era tarde, ya le había abierto yo misma la puerta de la tentación. "Puedo imaginarme muchas cosas contigo, Madge... contigo, mi imaginación vuela", ronroneó en mi oído con voz seductora y me cerró un ojo con picardía. Abrí la boca y los ojos como platos, no sabía qué hacer o decir. Gale, en cambio, parecía tener control de sí mismo y estar disfrutando mi ex abrupto.

¡Cómo lo detesto! Sabe cómo incomodarme y dejarme en vergüenza. Aunque me haya jurado que no le contó a nadie mi accidente con el jumper, veo que no lo ha olvidado ni piensa hacerlo. Creo que no dejará de recordármelo cada vez que se le presente la ocasión. Lo odio, pero me encanta, al mismo tiempo. Me irrita, me saca de quicio... ¡pero estoy loca por él! ¡Me odio!

Además, sigue llamándome "princesa", algo que también me molesta y volvió a desafiarme a trepar un muro. Que me va a enseñar, dijo; vale, tal vez debería aprender a escalar muros por mi cuenta y así cerrarle la boca. Gale se había parado tan cerca de mí que podía sentir el calor que irradiaba su cuerpo (¿o era yo la acalorada?). No soy baja, pero tenía que mirarlo para arriba porque me aventaja por lo menos una cabeza, mis ojos quedan a la altura de su tórax, entre su pecho y su cuello. Estábamos tan cerca como cuando se paró detrás de mí para alcanzar un vaso, pero ahora de frente.

Me paralicé, de los nervios, cuando se acercó otro centímetro más y sentí el roce de su ropa con la mía. ¿Acaso iba a besarme? Era lo que parecía tener en mente, por la mirada intensa con que me estaba devorando. La idea me aterraba y me excitaba por igual. Respiraba agitadamente y temblaba, cuando sentimos a mi padre en el pasillo.

- ¿Madge, es idea mía o huele a quemado? –preguntó papá.

¡Dios mío, mi padre! Si nos encontraba tan juntos... Gale se separó de mí con un ágil brinco hacia atrás y en un segundo estaba casi en la puerta cogiendo su morral. Miré con terror hacia la puerta batiente, la que comunica al pasillo de donde venía la voz de papá, un segundo más y ya se asomaría a la cocina; luego miré a Gale... o adonde estaba Gale un segundo atrás. ¡Había desaparecido! Sí que es rápido y silencioso.

- Lo siento, papá... se me quemó un poco el estofado –balbuceo tímidamente.

Para colmo, por estar distraída hablando con Gale (y mirándolo) se me quemó el almuerzo. Otro bochorno. A él le pareció gracioso y se rió de mi nuevo chasco. Yo había apagado ya el fuego cuando Gale y yo notamos el olor, pero ahora fingí revolver el guiso y corregir la sazón para disimular mis nervios. Mi padre se acercó rascándose la cabeza y mirándome, no es primera vez que cocino, pero nunca se me había quemado una comida. Su cara parecía preguntar: "¿qué rayos hacías que no vigilabas la olla?"; en un rápido vistazo soslayé un folletín de esas novelas románticas que suele leer Rose, estaba sobre el libro de recetas de cocina. "Estaba leyendo y me distraje", la agarré y expliqué, tragando saliva y sintiéndome culpable por mentirle. Quizás no me sentía tan culpable por la mentira, sino por haber estado con Gale en una situación tan embarazosa.

- ¿Crees que aún se pueda comer o salimos a un restaurante? -bromeó papá, al parecer, se lo estaba tomando de buen humor.

- Veré lo que puedo hacer... aún es temprano.- El reloj marcaba quince minutos para el mediodía.- Si no consigo arreglarlo, creo que será mejor pedir algo o salir a comer fuera.

Gale y Madge: Fresas en el BosqueΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα