Capítulo 43: Final, Peeta vs Cato

472 32 13
                                    


Cuando abro los ojos, siento que no estoy sola en mi cama... Gale está conmigo, estoy acurrucada en su torso liso y musculoso... y estamos absolutamente desnudos. Anoche hicimos el amor, aunque sólo fue sexo oral para evitar un embarazo. Mis padres me castigarían de por vida, me encerrarían en la casa y no me dejarían salir nunca más si su única hija quedara embarazada antes de terminar el colegio y, más encima, de un minero. Menudo problema.

Gale me ha despertado con besos y caricias en mi mejilla para que vea un lucero, es hermoso y me sonrojo como una estúpida cuando lo compara con mi mirada. 


- Gale... ¿dormimos desnudos? -le pregunto como tonta. 


Sé que es una perogrullada, es obvio, estamos sin ropa, pero necesito una confirmación, algo que compruebe que lo de anoche no fue un sueño. Gale ríe y me confirma que sí, hemos dormido desnudos y en mi cama. Mi padre se moriría de un infarto si nos viera, suerte que anda en el Capitolio. Repetimos las caricias, besos y todo lo demás que hicimos anoche, descubriendo nuestros cuerpos por primera vez. 

Gale debe marcharse para ir al bosque a cazar, le pido que se quede a desayunar pero el deber con su familia y con las Everdeen es más fuerte y gana la batalla. Yo también debo cumplir con mi propio deber, ir a ver a mi madre. Gale se viste y luego me retiene un segundo para pasarme mi bata, casi salgo desnuda de mi habitación, no sé qué explicación daría a Hannah, Rose o cualquiera que me viera deambulando desnuda por la casa. Le doy un último beso a Gale en la escalera de emergencia y lo veo caminar ligero, luego trota y finalmente se va corriendo hacia la Veta. Subo con mamá y la despierto para su medicina. Después, sola en mi cuarto, dejo caer el albornoz, me apoyo en la pared del baño, cierro los ojos y me toco yo misma, recordando el tacto de Gale en mi piel, sus manos en mi cuerpo, haciéndome suspirar, gemir, jadear y hasta gritar. Nunca había experimentado sensaciones tan placenteras. Algunas personas mayores suelen señalar que el sexo es algo sucio, prohibido para los más jóvenes, que no debemos meternos en "cosas de grandes". Pero yo no le veo nada de malo ni de sucio a lo que Gale y yo hemos hecho, nos amamos, nos queremos, nos deseamos... ¿cómo puede ser malo?, pienso, mientras el agua corre por mi piel, deseosa de volver a sentir a Gale como lo sentí anoche. Es curioso, pero no sentí verguenza que me viera desnuda ni verlo a él.

Cuando salgo de la ducha, ahogo una exclamación de sorpresa al verme desnuda en el espejo. Tengo varios moretones y marcas de los dedos de Gale repartidos por mi cuerpo. En mis pechos, costillas, cintura, caderas, muslos y glúteos inclusive; los más grandes y oscuros son de sus dientes, donde me mordió, las otras son pequeñas marcas alargadas de sus dedos. Gale debió morderme y apretarme fuerte, pero no lo sentí porque el placer que experimentaba era mucho más intenso. Yo lo mordí y lo arañé también. Pero su piel es más oscura que la mía, supongo que no se nota tanto. Me pongo un conjunto de ropa interior simple de algodón blanco, luego un simple vestido color celeste, me peino un poco y bajo para hacer desayuno pero Hannah se me ha adelantado y ya tiene lista el desayuno para mi madre y el mío. Rose toma el plumero, trapos y productos de limpieza para empezar la jornada.


- Buenos días, Hannah. Buen día, Rosie -las saludo. <<Trata de parecer normal, que no te vean sonriendo como idiota.>>

- Buenos días, Madge -me saludan ambas-. ¿Tu madre se levantará hoy? -pregunta Hannah, acomodando las cosas en una bandeja para meterla luego al montacargas.

- Sí, me dijo que amaneció mejor, así que tomará desayuno en el comedor conmigo -le contesto, aunque no quiera se me escapa una sonrisa.

- ¿Y eso te tiene tan feliz... o hay algo más? -me interroga Hannah, al verme de buen ánimo.

Gale y Madge: Fresas en el BosqueWhere stories live. Discover now