Gale y Madge: Fresas en el Bosque

Capítulo 35: ¿Qué Somos?

- ¡Gale, eres tú! -exclamo con indisimulable alegría cuando me asomo a la ventana.

Estaba cepillando mi cabello enredado antes de irme a dormir, cuando escuché silbar la melodía de "Imagine"... y puesto que la canción ha estado olvidada por décadas, un siglo quizás, supe de inmediato que era él. Aun así, me asomé a la ventana para confirmar mi sospecha. Ahí abajo estaba el chico de mis sueños, Gale Hawthorne, sonriéndome y vocalizando una palabra que no alcancé a percibir desde la altura pero supongo que era "gracias", por la carta que agitaba en su mano. No pude verlo cuando fui donde las Everdeen, pero me valí del libro para que llegara a sus manos. Salgo como flecha por el pasillo y bajo al primer piso de una carrera; de pronto siento que Hannah aún está despierta, planchando en la planta baja. Me devuelvo a mi habitación, me asomo a la ventana de nuevo y Gale sigue ahí esperando, le hago un gesto con las manos que me espere un poco más, mientras pienso cómo bajar y salir sin que Hannah sospeche algo. Si me ve salir a esta hora, tengo que inventar una buena excusa. ¿Bajar por la ventana? Ni pensarlo, son tres pisos. <<Piensa, Madge>>.

¡La escalera de emergencia! Salgo otra vez de mi cuarto, pero esta vez en la dirección contraria. 

Una vez abajo rodeo el edificio llamando a Gale en voz baja. Súbitamente me toma en sus brazos, me eleva un poco del suelo; yo me sorprendo aunque aprovecho el impulso rodeándolo con brazos y piernas. Gale me estampa un beso antes de decir siquiera una palabra, apoyándome en la pared. Nos besamos lo que me parece una eternidad.

- Mi Madge... mi dulce Madge -me llama Gale cuando por fin me suelta-. Gracias -añade susurrando en mi oído.

- De nada. No pensé que vendrías... -le digo todavía sin creer que está aquí-. Pensaba que ya no... -Dejo la frase en suspenso.

- ¿Por qué pensaste eso? -pregunta Gale.

Le explico que creía que ya no quería verme después que prácticamente lo rechacé cuando estábamos a punto de... tener sexo. No lo digo de un modo tan abierto pero él capta lo que quiero decir. Me dice que él creyó que yo no quería verlo porque mi madre le abrió la puerta y sospechó algo raro. Le cuento que le inventé que me está ayudando a estudiar las constelaciones y lanza una franca carcajada antes de abrazarme y besarme otra vez. Recorro su espalda y él me aprisiona en sus brazos. Me estremezco toda con el contacto de sus labios y su cuerpo junto al mío. Pero hay algo más. Me ha llamado su Madge... ¿entonces, soy algo más que una conquista pasajera? Quiero creer que sí, cuando me suelta y nos miramos un segundo a los ojos en la penumbra, luego, como si nos pusiéramos de acuerdo, recién miramos a los lados, preocupados que alguien pueda habernos visto. Es tácito. No lo decimos, pero sabemos que hay gente, mis padres sobre todo, que no aprobarán vernos juntos. Bueno, parece que estamos solos en este lado de la alcaldía, oscuro y casi oculto porque da a una callejuela menor. Gale me mira y da un rodeo para saber si iba a acostarme, si es muy tarde. Le digo que todavía estaba despierta cepillándome el cabello. <<¡Oh, Dios, mi cabello!>>. Cuando me lo cepillo mucho se llena de estática y parece que hubiera metido los dedos en el enchufe. Debe parecer una voluminosa melena de león pero Gale me llama "el desastre más hermoso que ha visto" y no puedo evitar sonrojarme de pies a cabeza. Mi vestido burdeo intenso debe combinar con el tono de mis mejillas. Suerte que este costado del edificio está apenas iluminada por un foco tenue. Gale recoge mi chaleco del suelo y me ayuda a ponerlo bien.

Sin embargo, no podemos seguir mucho rato aquí, en cualquier minuto puede pasar algún agente de la paz y se preguntará qué hace la hija del alcalde, de noche, con un chico, a solas en una zona poco transitada.

- Alguien puede vernos -señalo en voz baja, con preocupación.

- ¿Quieres que me vaya? -Gale suena algo sorprendido y desengañado... piensa que quiero que se marche.