Capítulo 18: Madge en el Quemador

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- ¡¡¡Hawthorne!!! ¡¡¡Concéntrate en el partido!!! -me ladra el entrenador.

La verdad, he estado distraído mirando a las cheerleaders. Sobre todo a una. Madge. Está en primera fila de las porristas, con su faldita corta agitando sus pompones. Estaba pendiente si hacía alguna pirueta que revelara algo más que sus torneadas piernas, pero sólo está bailando y no lo hace mal. Supongo que su rodilla aún no está lista para subir a la pirámide de chicas o dar volteretas por el aire. Misty me detecta mirando al grupo de porristas y cree que la observo a ella porque me lanza besos que prefiero ignorar, debo concentrarme en las jugadas... pero de vez en cuando lanzo una mirada furtiva a Madge. Cuando volvía de camarines en el entretiempo, ignoro otra vez a Misty, que se me acerca con decidida coquetería, contoneando sus caderas. Se detiene un par de metros antes, esperando que yo vaya hasta ella; pero paso de largo sin mirarla ni tomarla en cuenta, en cambio, me acerco a Madge y le digo que el uniforme de cheerleader le queda muy bien. Sin embargo, no puedo refrenarme de preguntarle si lleva puestas sus bragas rosa del otro día. No lo pude evitar. Justo cuando se daba vuelta a contestarme algo, se acabó el entretiempo, el entrenador nos llamó a la cancha y, a la pasada, veo que Misty me mira con cara de ofendida y luego mira con celos a Madge, porque me acerqué a hablarle. Muchas chicas me miran, algunas susurran cuando camino por un pasillo, me sonríen o me coquetean, incluso las más atrevidas me insinúan que las lleve a pasear "por ahí" o "donde podamos estar solos y cómodos"; eso es halagador como hombre, pero no me gusta que Misty u otra me acose o se sienta con más derecho sobre mí. Yo no soy de nadie y puedo salir con la chica que quiera... aunque la única que en verdad me interesa, mi chica ideal, es Katniss y ahora se juega la vida en los Juegos del Hambre. 

Al terminar el partido me acerco otra vez a Madge Undersee, tengo la excusa perfecta para hablar con ella e incluso, pasar un rato juntos sin que parezca una cita. Thom y Bristel me vieron hablando con ella en la mañana, cuando nos regaló bollos de queso a Prim, mis hermanos y a mí, lo que me molestó un poco porque nunca me ha gustado provocar lástima, yo puedo alimentar a mi familia sin ayuda de terceros. Además, eran bollos de la panadería... estuve a punto de no aceptarlo pero al final lo tomé y lo guardé para Posy. Mis amigos vieron la escena y lo tomaron como demostración de que le gusto a Madge, de que yo podría estar interesado en ella y empezaron a pegarme codazos y a reírse de mí todo el camino hacia la sala, insinuándome con caras y gestos una atracción entre ambos y que la invitara a una cita en la escombrera o en el patio de atrás. ¡Par de idiotas! En el descanso de la escalera me detuve, los dejé pasar y entonces alcancé a Madge espetándole que pare de regalarnos comida, que no somos unos muertos de hambre (bueno, tal vez, pero no voy a aceptar su compasión ni lástima). Dijo que lo hacía por simpatía y para ayudar, que lo hacía porque quería y me recordé lo que hablé con Hannah ese día en la cocina de su casa; bajé el tono porque ya me estaba alterando y traté de calmarme, le sugerí que mejor podía ayudar donando dinero a la colecta y, sabiendo que no se atrevería, la desafíe a ir allá. Así que cuando finalizó el juego, se lo recordé, parecía haberlo olvidado porque me miró algo extrañada cuando le dije que pasaría por su casa. Tuve que recordarle la donación a la colecta, no se fuera a pensar otra cosa. 

- Así que al fin te decides y reconoces que te gusta -me larga Bristel en las duchas.

- No sé de qué rayos estás hablando -le contesto desde mi cubículo, haciéndome el tonto.

- No te hagas, Hawthorne. Te vimos hablando con Madge Undersee: en la entrada, en la escalera, en el entretiempo y ahora de nuevo estaban hablando... son cuatro veces en una mañana, ¿la invitaste a una cita, picaflor?

- Lo de la mañana fue más bien una discusión... ahora le estaba recordando la colecta del Quemador, creo que va a donar dinero. 

- Les apuesto mi cabeza que Madge Undersee no se atreve a poner un pie en el Quemador -interviene Thom, que le encanta apostar lo que sea-. ¡Es una chica de la ciudad, apuesto que no entra!

Gale y Madge: Fresas en el BosqueWhere stories live. Discover now