Capítulo 69: El Lago

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Una vez que Katniss logra descifrar el tic tac de Wiress y que la arena es un reloj, los vigilantes deciden arrebatarles esa ventaja, haciendo girar la cornucopia. Los cadáveres (Wiress, Gloss y Cashmere) salen volando, los demás se aferran como pueden a la isla. Peeta logra esquivar objetos que vuelan y Johanna clava su hacha para aferrarse. Con la mano libre sujeta a Katniss, pero mi amiga sale disparada por la velocidad y se hunde en el agua. 

Siento ganas de matar a Plutarch, ¿no se supone que está de nuestro lado? Esto no es ninguna ayuda para los tributos rebeldes. Afortunadamente, Katniss sale a la superficie, al parecer sin más daño que haber tragado agua. Peeta va por ella, preocupado.


— Bueno, al menos interrumpió la pelea con Brutus y Enobaria... son rivales de cuidado —señala mi padre, como adivinando mis pensamientos.

— Y perdieron a Wiress. Una rebelde menos —resoplo frustrada.

— Iba a morir de todas formas, hija. Ella sabía que no estaba en condiciones de pelear. —Mamá intenta calmarme.— Pero era inteligente, fue la primera en darse cuenta del reloj.

— Una lástima... pero Plutarch debe aparentar que está jugando del lado del Capitolio —asegura mi padre.


Beetee también salió lanzado por la fuerza centrífuga, apenas se mantiene a flote. Finnick va por él, trayéndolo de vuelta, escupiendo agua. Katniss va nadando a toda prisa por el carrete de alambre, antes que el aerodeslizador se lo lleve junto con el cuerpo de Wiress, que flota en un charco de sangre. Sólo es cuestión de tiempo que Beetee lo enchufe en alguna parte y electrocute a los enemigos. Espero que no se electrocute a sí mismo (o a los demás) por accidente.


— ¡Vámonos de esta maldita isla! —escupe Johanna malhumorada. Ella y Katniss se han peleado, gruñido y hasta amenazado, pero confío en lo que dijo Cressida, que debe protegerla. "El hacha y el tridente son los guardianes del Sinsajo", expresó mi padre también.


Una vez recuperados, con Brutus y Enobaria a la fuga hacia la jungla, ahora la alianza rebelde no sabe qué hora es ni adónde ir. Comienzan a discutir.


— No debí haber mencionado lo del reloj. Ahora nos han quitado esa ventaja también —refunfuña Katniss. Beetee y Peeta opinan que a las diez vendrá de nuevo la ola y que no pueden rediseñar toda la arena. Eso es cierto. Toman un año para construirse, como mínimo.

— Da igual —interviene Johanna—. Tenías que contárnoslo, si no, nunca habríamos cambiado de lugar el campamento, descerebrada. —Otra vez los insultos.— Necesito agua, ¿alguien tiene una corazonada?


Se dirigen a la playa, escogiendo cualquier sector al azar. En alguna parte de la jungla, Enobaria y Brutus han encontrado varios nidos y espantan a las aves a pedradas para robar los huevos. Chaff toma agua de un tronco, usando una ramita hueca como pajilla tras hacer un corte con un cuchillo y perforar con un palo puntiagudo que se fabricó, también lo usó como lanza para cazar un roedor. Johanna impide que Peeta vaya a la jungla, por si hay peligro, le pide que dibuje otro mapa mientras Katniss y Finnick van por agua hacia un árbol. Están en eso, cuando oyen un agudo grito de niña... es Prim y Katniss palidece, dejando caer la espita, corriendo en su búsqueda. Se interna por la jungla intentando localizar a su hermana. Yo miro a mi padre...


— ¿Prim no está ahí, verdad? ¿No se la han llevado a la arena también?

— No lo creo, hija, debe ser una grabación, una especie de truco.

Gale y Madge: Fresas en el BosqueWhere stories live. Discover now