Gale y Madge: Fresas en el Bo...

By TallerDeLuzArtesana

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LJDH vistos por Gale y Madge. ¿Cómo terminaron juntos, siendo tan diferentes? Bueno, los polos opuestos se at... More

Capítulo 1: Fresas
Capítulo 2: Tonta Niña Rica
Capítulo 3: Voluntaria
Capítulo 4: La Cosecha
Capítulo 5: Camino al Capitolio
Capítulo 6: Solo en el Bosque
Capítulo 7: Un Muy Mal Día
Capítulo 8: Una Princesa en la Veta
Capítulo 9: ¡Baboso!
Capítulo 10: Revelación Inesperada
Capítulo 11: Amantes Trágicos
Capítulo 12: ¡Sobrevivió!
Capítulo 13: Amor y Traición
Capítulo 14: ¡Boom!
Capítulo 15: Entrevistas
Capítulo 16: Tienes que Ganar...
Capítulo 17: Adiós a Rue...
Capítulo 18: Madge en el Quemador
Capítulo 19: Cielo Estrellado
Capítulo 20: Un Cambio de Reglas
Capítulo 21: Celos y Desengaños
Capítulo 22: Celos y Desengaños 2
Capítulo 24: Jarabe de Bayas
Capítulo 25: La Confesión de Madge
Capítulo 26: El Banquete
Capítulo 27: La Confesión de Gale
Capítulo 28: Flores para Candance
Capítulo 29: Rumores
Capítulo 30: Ángel
Capítulo 31: Primera Cita
Capítulo 32: Bajo las Estrellas
Capítulo 33: Carta para Gale
Capítulo 34: Dulce Madge
Capítulo 35: ¿Qué Somos?
Capítulo 36: Amantes Clandestinos
Capítulo 37: Princesa y Cazador
Capítulo 38: Cena con Madge
Capítulo 39: Perdida en tus Ojos
Capítulo 40: El Plan
Capítulo 41: Juegos de Seducción
Capítulo 42: Mi BellaTentación
Capítulo 43: Final, Peeta vs Cato
Capítulo 44: ¿Locura o Desafío?
Capítulo 45: Baile y Celebraciones
Captítulo 46: Noche Salvaje
Capítulo 47: ¿Qué Pasó Anoche?
Capítulo 48: No es tu Culpa...
Capítulo 49: Ámame...
Capítulo 50: Ámame II
Capítulo 51: El Regreso
Capítulo 52: ¿Vencedora o Títere?
Capítulo 53: Minero
Capítulo 54: Oscuridad y Luz
Capítulo 55: ¡Pelea de Barro!
Capítulo 56: Grisú
Capítulo 57: Maldita Amiga, Maldito Amor
Capítulo 58: El Castigo
Capítulo 59: Morfina
Capítulo 60: Recuperación
Capítulo 61: El Vasallaje
Capítulo 62: Adiós, Catnip...
Capítulo 63: Trampas y Secretos
Capítulo 64: Si No Fuera Por El Bebé...
Capítulo 65: Reunión en el Bunker
Capítulo 66: Finnick Salva a Peeta
Capítulo 67: Medianoche
Capítulo 68: La Revolución Comienza...
Capítulo 69: El Lago
Capítulo 70: Fresas en el Bosque
Capítulo 71: Sangre, Fuego y Cenizas

Capítulo 23: ¡No Soy Una Princesa!

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By TallerDeLuzArtesana


Gale es simplemente irritante. Es más, creo que lo hace a propósito. Vino a verme, pero para preguntarme cómo está Katniss en los Juegos... y una vez más, terminamos hablando de mi ropa interior. No pude dejar de sonrojarme ni sostener mucho rato su mirada de malicia cuando me llamó "braguitas rosa" y me preguntó que llevo puesto hoy. Y yo, la muy idiota, le dije que se lo imaginara; eso lo incitó y fue una mala idea, me arrepentí pero ya era tarde, ya le había abierto yo misma la puerta de la tentación. "Puedo imaginarme muchas cosas contigo, Madge... contigo, mi imaginación vuela", ronroneó en mi oído con voz seductora y me cerró un ojo con picardía. Abrí la boca y los ojos como platos, no sabía qué hacer o decir. Gale, en cambio, parecía tener control de sí mismo y estar disfrutando mi ex abrupto.

¡Cómo lo detesto! Sabe cómo incomodarme y dejarme en vergüenza. Aunque me haya jurado que no le contó a nadie mi accidente con el jumper, veo que no lo ha olvidado ni piensa hacerlo. Creo que no dejará de recordármelo cada vez que se le presente la ocasión. Lo odio, pero me encanta, al mismo tiempo. Me irrita, me saca de quicio... ¡pero estoy loca por él! ¡Me odio!

Además, sigue llamándome "princesa", algo que también me molesta y volvió a desafiarme a trepar un muro. Que me va a enseñar, dijo; vale, tal vez debería aprender a escalar muros por mi cuenta y así cerrarle la boca. Gale se había parado tan cerca de mí que podía sentir el calor que irradiaba su cuerpo (¿o era yo la acalorada?). No soy baja, pero tenía que mirarlo para arriba porque me aventaja por lo menos una cabeza, mis ojos quedan a la altura de su tórax, entre su pecho y su cuello. Estábamos tan cerca como cuando se paró detrás de mí para alcanzar un vaso, pero ahora de frente.

Me paralicé, de los nervios, cuando se acercó otro centímetro más y sentí el roce de su ropa con la mía. ¿Acaso iba a besarme? Era lo que parecía tener en mente, por la mirada intensa con que me estaba devorando. La idea me aterraba y me excitaba por igual. Respiraba agitadamente y temblaba, cuando sentimos a mi padre en el pasillo.

- ¿Madge, es idea mía o huele a quemado? –preguntó papá.

¡Dios mío, mi padre! Si nos encontraba tan juntos... Gale se separó de mí con un ágil brinco hacia atrás y en un segundo estaba casi en la puerta cogiendo su morral. Miré con terror hacia la puerta batiente, la que comunica al pasillo de donde venía la voz de papá, un segundo más y ya se asomaría a la cocina; luego miré a Gale... o adonde estaba Gale un segundo atrás. ¡Había desaparecido! Sí que es rápido y silencioso.

- Lo siento, papá... se me quemó un poco el estofado –balbuceo tímidamente.

Para colmo, por estar distraída hablando con Gale (y mirándolo) se me quemó el almuerzo. Otro bochorno. A él le pareció gracioso y se rió de mi nuevo chasco. Yo había apagado ya el fuego cuando Gale y yo notamos el olor, pero ahora fingí revolver el guiso y corregir la sazón para disimular mis nervios. Mi padre se acercó rascándose la cabeza y mirándome, no es primera vez que cocino, pero nunca se me había quemado una comida. Su cara parecía preguntar: "¿qué rayos hacías que no vigilabas la olla?"; en un rápido vistazo soslayé un folletín de esas novelas románticas que suele leer Rose, estaba sobre el libro de recetas de cocina. "Estaba leyendo y me distraje", la agarré y expliqué, tragando saliva y sintiéndome culpable por mentirle. Quizás no me sentía tan culpable por la mentira, sino por haber estado con Gale en una situación tan embarazosa.

- ¿Crees que aún se pueda comer o salimos a un restaurante? -bromeó papá, al parecer, se lo estaba tomando de buen humor.

- Veré lo que puedo hacer... aún es temprano.- El reloj marcaba quince minutos para el mediodía.- Si no consigo arreglarlo, creo que será mejor pedir algo o salir a comer fuera.

Papá se fue por el pasillo otra vez, subiendo luego a la biblioteca, y yo miraba angustiada mi estofado pensando si podía salvarse todavía. Bueno, las verduras como el pimentón, las cebollas y las zanahorias sí estaban bastante quemadas, incomibles, pero la carne podría rescatarse aún, si le quitaba lo quemado de encima. Podría cocer unas papas como acompañamiento extra.

- ¡Madge! -Escucho susurrar mi nombre. Es Gale.

Me asomo a la puerta para decirle que papá ya se fue pero me extraña verlo dando saltitos en el cemento. También aprecio sus piernas cubiertas de vellos porque lleva unos pantalones viejos cortados a la rodilla. Está descalzo.



- Ya pasó... ¿qué es eso, Gale, un nuevo baile? -pregunto, arqueando las cejas.

- ¡Mis alpargatas! 

- ¿Tus... alpargatas? -pregunto sin entender.

- Están por ahí, las dejé cerca de la despensa... ¡Rápido, Madge, que me quemo los pies!

Entonces caigo en cuenta que Gale se quitó sus alpargatas para no manchar el piso recién trapeado y al salir tan rápido, las dejó olvidadas. Suerte que mi padre no las vio, me habría metido en un buen lío explicando qué hacían las alpargatas de Gale estaban en nuestra cocina. Las recojo (me percato que están muy gastadas) y voy a pasárselas pero me divierto un rato viendo a Gale saltar de un lado a otro y suelto la risa... ahora me toca a mí.

- ¡Te ves muy gracioso, Gale!

- Deja de burlarte y dame mis alpargatas, ¿quieres?

- ¿Y si no quiero? -La verdad, es que estaba disfrutando la situación. 

- Anda, pásamelas ya... ¡me estoy quemando, Madge! ¡el cemento está caliente!

- No escuché el "por favor"...

- Por favor, Madge, que me estoy quemando los pies...

- Toma, Ceniciento...

- ¡Qué gracioso! Sí, estoy lleno de ceniza, soy de la Veta... por si no sabías.

- No lo decía por eso... sino por el cuento... 

Gale se sienta en un escalón a calzarse sus alpargatas. Yo observo su espalda ancha y fuerte, la tela se pega a su musculatura y sin querer dejo escapar un suspiro. Él se gira a mirarme hacia arriba, intrigado. Luego esboza una sonrisa seductora ¡Rayos! Debo ser más discreta.

- Cenicienta usaba zapatillas de cristal y no cazaba para alimentar a su familia. Tengo que irme, princesa.- Gale se para un escalón más abajo para mirarme a los ojos.

- ¡Deja de decirme "princesa"! -protesto ahora, siseando y cerrando los puños.

- ¿Por qué? -pregunta con tono y mirada de inocencia, como si no supiera lo que me molesta que me llame así.

- ¡Porque no soy una princesa!... yo no tengo la culpa de donde nací, pero no soy una princesa. ¡Y no me gusta!

- ¿No te gusta que te llame "princesa"? -Su voz es casi un susurro, algo mordaz.

- ¡No!

- Tanto mejor... así se queda: prin-ce-sa. -Gale pronuncia cada sílaba moviendo sus labios sensuales frente a mí, esos labios que sueño besar algún día. 

Me enervo más que insista en llamarme con ese mote, estoy a punto de replicar que ya basta cuando estira su mano y me toma la barbilla. Casi me desmayo al sentir su mano tocándome. Me pasa el dedo índice y el medio por la comisura y borde del labio inferior, diciendo: 

- Tenías una mancha de salsa, princesa. Por cierto, también pareces una conejita con ese pañuelo -toma las puntas con la otra mano y las mueve mientras hace gestos de conejo -... no vaya a ser que te dispare una flecha por error –se burla.

Mientras me quedo paralizada y muda de la impresión, Gale se limpia sus dedos de la otra mano, la que limpió la salsa, en el borde de su camisa, baja hasta el nivel de la calle, se da media vuelta para mirarme otra vez y me hace una burlona reverencia antes de marcharse hacia la Veta. Yo observo mi reflejo en la ventana, las puntas del pañuelo parecen orejas de conejo... qué infantil debe encontrarme. Sigo un rato ahí mismo, hasta que su figura se aleja un poco, se da vuelta y me sonríe cerrándome un ojo nuevamente. Por fin reacciono, avergonzada que se dé cuenta que todavía lo estaba mirando, a continuación subo corriendo los escalones. Entro a toda prisa, cierro de golpe la puerta apoyándome de espalda con las manos sudorosas y temblando entera. ¡Gale me tocó! ¡Me tocó! ¡Wiiiiiiiiiiiiiiiii!

Casi me pongo a saltar de felicidad, ya sola en la cocina.



Dedico la primera mitad de la tarde a pasar tiempo con mi madre, se siente mejor y quiere salir a tomar aire, cuando le preparo el baño manifiesta que quiere ir a dar un vistazo a nuestra casa de verano. Es un chalet que le pertenecía a mis abuelos maternos y está en el límite del pueblo, a unas quince cuadras del ayuntamiento. Al morir mis abuelos, mamá heredó la propiedad, pues mi tía Maysilee ya había muerto y no hay más hermanos, sólo eran mamá y su gemela (de ahí que no tenga siquiera primos). La llamamos "casa de verano" porque tiene jardín, patio y piscina; poca gente en el pueblo puede disfrutar una piscina, soy afortunada. Vamos caminando sin prisa, charlando del clima y otras trivialidades; me parece estupendo que haya querido salir y sirve para que se distraiga de los Juegos, porque en la televisión no se habla de otra cosa, ya que sólo tenemos el canal del gobierno. Mis abuelos solían contarme que antes de la rebelión había más canales y la gente podía elegir cuál ver; películas, teleseries, programas de cultura y entretención, hasta debates políticos... en fin, todo eso se acabó tras los días oscuros y desde entonces estamos condenados a ver el único canal oficial con toda su propaganda. A la salida del pueblo (a una media hora desde el chalet) , hay un auto-cine antiquísimo, todavía pasan películas al aire libre en verano; es casi un chiste porque los automóviles están varados ahí, sin gasolina, el motor no funciona tampoco. Pero puedes pagar un boleto y sentarte en uno a ver una película de las que graban en el Capitolio y son muy ñoñas e insulsas o una antigua (aprobada por los consejeros lame-culos de Snow). 

Dejo a mamá sentada en un banco de la glorieta y doy una inspección completa a la casa. Ha estado sin uso desde el verano anterior y tomo nota de contratar a alguien que haga una limpieza general. Necesitaremos además al jardinero, ya que patio y jardín están con mucha maleza. La piscina está llena de hojas secas, habrá que limpiarla también. Luego regreso con mamá, está de muy buen ánimo y la tarde está soleada; en realidad, la luz solar excesiva y el calor extremo afectan su enfermedad pero hemos venido con sombrillas y el patio tiene árboles y una glorieta sombreada muy bonita donde estamos charlando. Tomo la pala y escoba para barrer el suelo polvoriento, pero no quito las sábanas que cubren los muebles.

- Mamá, ¿cómo te enamoraste de papá? -le pregunto de repente, cuando regreso con ella, veo que no se lo esperaba.- ¿Quiero decir, cómo supiste que estabas enamorada y que querías casarte con él, que él era el indicado? 

La verdad, nunca me lo había planteado, pero ahora que lo pienso, tengo mucha curiosidad al respecto. Mis padres tienen un buen matrimonio, pese a la enfermedad de mamá, que la mantiene mucho tiempo postrada. La gente murmura que es un santo en ese aspecto, que otro hombre se habría divorciado y buscado otra esposa hace rato. Pero papá sigue enamorado de ella y aún tiene gestos románticos como celebrar el aniversario con flores más una salida a comer y al auto-cine si mamá se siente bien de ánimo para ir.

- Bueno, debo reconocer que fui afortunada de conocer a tu padre... sino fuera por él, estaría muerta quizás y tú nunca hubieras nacido -dice con un suspiro y yo la miro con los ojos abiertos de par en par, alentándola que continúe-: Después que tu tía Maysilee se fue a los Juegos y murió, yo estuve muy deprimida, era mi única hermana y además, éramos gemelas... estábamos muy unidas.

"Al verano siguiente yo seguía llorando su muerte y pensaba presentarme voluntaria en la cosecha... quería morir también, no quería seguir viviendo sin ella. Pero dos meses antes, el alcalde falleció de un repentino infarto o eso dijeron; quizás traicionó al gobierno y lo envenenaron o lo hicieron desaparecer, ahora que lo pienso, fue muy repentina y sospechosa su muerte. Entonces el Capitolio envió a tu padre, que entonces era un funcionario administrativo joven pero brillante y lo ascendieron a alcalde del 12. Empezó a cortejarme e invitarme a salir. Él me salvó y me di cuenta que la vida continúa, pese a los dolores y las penas...

Mamá sigue contándome sobre cómo empezó su relación con mi padre, que la sacó de la depresión, junto con mi nacimiento un par de años después. De vez en cuando, abro el álbum familiar para ver las fotos de la boda y las de mi infancia. Poco después que nací, a mamá le diagnosticaron síndrome de fatiga crónica, un mal genético pero sin duda que se gatilló tras la muerte de su hermana luego de haber estado latente por años, ya presentaba los primeros síntomas al casarse con papá. Cuando se intensificó llegó Hannah a trabajar a la casa, ya teníamos a Zira pero Hannah se ocupó de mí, en especial con las continuas crisis de mamá. En realidad, considero a Hannah una segunda madre. De ahí que ella se preocupe tanto por mí, como por ejemplo, ponerse tan quisquillosa cuando Gale y yo llegamos tarde del Quemador, entonces me di cuenta que ella le pidió llevarme "sana y salva" de vuelta a casa.

Aunque Gale no parecía incómodo con hacerlo. Cuando las Everdeen le pidieron llevarme cargando a mi casa, se notaba que lo hacía por obligación. No por mí. 


El viernes por la noche fue distinto. Gale estuvo diferente conmigo. Trato de analizar qué pretende Gale, aunque tengo el libro de biología en el regazo, hace rato que no estoy estudiando (hay prueba mañana, pero es culpa suya que no me concentre). Gale no sólo es guapo y atractivo, es seductor, galante y muy sexy cuando quiere... pero antes no era así conmigo. Era un saco de plomo. ¿Qué lo hizo cambiar? Sospecho que mis piernas y mi trasero, desde el día aquel no ha dejado de molestarme; es cierto que antes también me fastidiaba y me decía pesadeces, pero más bien tenían que ver con ser la hija del alcalde y tener más privilegios. Ahora me exaspera con bromas e insinuaciones de doble sentido. También debe divertirle mucho que yo tenga cero auto control cuando se me insinúa o me coquetea: tiemblo, enmudezco, me pongo roja, soy patética. No dejo de preguntarme si hablaba realmente en serio cuando me preguntó si saldría con él. Dado su reputación de galán seductor, me inclino a creer que pasaría a ser una más de la lista de chicas con las que Gale ha salido y que no han logrado retenerlo. Al parecer, Katniss es la única dueña de su corazón. Se le nota en la cara, cuando está con ella a la entrada y salida de clases. Y Katniss no se da cuenta o lo ha rechazado... ¿o acaso se besarán y habrá algo más en el bosque, cuando están a solas? Katniss es muy reservada al respecto. Será mejor que deje de darle vueltas al asunto porque ya me está trastornando. Sin embargo, no puedo sacarme a Gale de la cabeza.

Un ruido fuerte proveniente de arriba me saca de mi abstracción. Cuando papá y yo subimos, encontramos a mamá desmayada en su habitación y la tendemos en la cama. Creo que la caminata fue mucho para ella, aunque ella misma insistió en ir y que se sentía capaz de ir caminando ida y vuelta. Cuando recupera el conocimiento, se queja de intenso dolor de cabeza y muscular. Preparo una jeringa y le inyecto morfina, una dosis suficiente para que duerma hasta mañana.



- Miren quién está aquí, la boba de Madge Undersee.- Escucho la voz sarcástica de Misty Hoppie cuando estoy en la farmacia comprando más morfina.- ¿Qué vienes a comprar? -pregunta y se contesta ella misma antes que yo-: Déjame adivinar, ¿una pócima para conquistar a Gale Hawthorne? Hagas lo que hagas no te va a resultar, Gale no es tuyo -me espeta con evidente antipatía.

- Pues tampoco es tuyo -le replico con disgusto.- Tú no eres su dueña.

No es un secreto que nunca nos hemos caído bien pero durante años Misty se limitaba a ignorarme o ponerme motes como "boba", "sosa", "insípida", "santurrona"; adjetivos casi inocentes comparados con hostigamientos peores como pegar chicles en la ropa o el pelo, cortar mechones de cabello o ridiculizar a otras chicas. O quemarme el jumper. Desde ese momento, me agarró fobia porque la llamaron a inspectoría y si le sumamos que Gale me ha hablado y pasado cierto tiempo conmigo, está celosa. Recuerdo que Gale mencionó verla poner mala cara cuando cruzamos la plaza en dirección a la alcaldía.

- Quizás no, pero si yo muevo un dedo para llamarlo, puedo tenerlo en la palma de mi mano... ¿crees que se va a fijar en una niña tontorrona y mojigata como tú? Lo que él quiere es acción... y eso es lo que tiene conmigo -declara con aire superior. 

Bueno, tal vez tenga razón en lo último, pero no estoy dispuesta a seguir permitiendo que Misty me pase a llevar.

- Y por eso todos los chicos del colegio saben que eres fácil de conseguir y desechar... 

- Me trae sin cuidado lo que piensen los demás. -Mira a la farmacéutica y pide-: Una caja de condones grandes, por favor... y una de anticonceptivos también. Voy a salir con un chico esta noche y seguro lo pasaremos salvajemente genial -agrega en tono malicioso.

Yo hago rodar los ojos, como si me importara tanto la vida sexual de Misty. 

- Es domingo... mañana hay colegio... temprano, a las ocho -le recuerdo.

- ¿No te enteraste? ¿No ves los anuncios de la televisión? Suspendieron las clases mañana porque va a pasar algo importante en los Juegos del Hambre. Y de todos modos, una noche de sexo salvaje vale la pena las ojeras por dormir poco... y para eso existe el maquillaje -me lanza con una sonrisa burlona, añadiendo cuando se retira del local-: Podrías probar ponerte un poco, a ver si mejoras esa cara de tonta... aunque ni aún así Gale va a fijarse en ti, boba insípida.

 -Prefiero ser eso a ser como tú, como una moneda de poco valor: eres barata y vas de mano en mano.

- ¿Debo ofenderme? Al menos, me divierto y los chicos mueren por mí. A ti nadie te mira, a los chicos les gustan las chicas que... bueno, que parezcan chicas.

- ¿Y yo, qué parezco? <<Ahora quiero cachetearme, esa es la pregunta más tonta que podría hacerle a Misty>>.

- Pues una zonza y deslucida que salió de la ducha y ya está... eres insípida y sosa -me espeta desde la puerta con crueldad luego de mirarme despiadadamente de pies a cabeza.

Pago la morfina y cuando salgo de la farmacia, Misty conversa muy coqueta con alguien en la plaza, un chico alto y delgado, no veo su cara ni cabello, está de espalda y lleva un jockey. Pero estoy casi segura que es Gale, por la estatura. Me voy hecha furia a mi casa. ¡Como odio a Misty! ¡Y a Gale también por supuesto! Lo que no quita que llore por él cuando estoy sola en mi cuarto. Lo amo y lo odio... es una adicción, estoy desesperadamente enamorada de Gale.




Al anochecer mientras papá y yo cenamos, vemos un recuento de los Juegos. Nada muy interesante de acuerdo a los comentaristas porque no ha corrido sangre. Katniss le hizo una sopa a Peeta pero su pierna está peor, la infección no ha disminuido, la fiebre tampoco. La chica del 5 come unos pescados que atrapó con su caña, Thresh merodea y recibe una una hogaza de pan de su distrito. Cato y Clove parecen muy amigos, cuchichean mucho y también se ríen como si en vez de estar en los Juegos del Hambre, estuvieran de campamento, aparte que duermen por turnos casi toda la tarde. Después Caesar Flickerman pasa de nuevo el anuncio que la escuela está suspendida mañana en todo Panem. Como no hubo muertes que mostrar, hacen un resumen de las muertes ocurridas y cómo murieron los tributos, para restregarnos el horror en la cara. La mayoría cae en el baño de sangre al comenzar la competencia. También muestran una imagen breve de la entrevista del tributo ya muerto, para recordarnos lo jóvenes y guapos que lucían antes de morir. Cuando muestran a Glimmer, tan sexy y provocadora con su vestido corto e insinuante, mi mente se desconecta de los Juegos y pienso si a Gale le gustaría una chica así. Seguro. 

Caigo en cuenta que un día sin clases es un día sin ver a Gale. ¿Qué haré el verano, cuando sólo pueda verlo una vez a la semana? Entonces se me viene otra cosa a la cabeza, la cara asombrada de Gale cuando me vio con el jumper corto y alabó mis piernas. Rose también me ha dicho que debería lucir más mis extremidades y Effie insiste que me arregle para conseguir novio, cada vez que viene al distrito. Hasta la odiosa de Misty insinuó que debería usar maquillaje. 

Eso es lo que tengo que hacer para que Gale se fije en mí: arreglarme, ponerme coqueta y sexy. Sé que no soy fea pero hasta ahora los chicos ni me miran porque no soy popular. Es hora de un "fashion emergency", como dicen en el Capitolio. Tengo todo el día de mañana para ponerme manos a la obra. 

Recuerdo una vieja canción de una chica en la misma situación que yo. Papá ronca ya y mi madre está embotada por la morfina, mientras reviso mi closet y mis cajones me pongo a cantar:


Look at me, there has to be

something more that what they see.

Wholesome and pure, 

oh, so scared and unsure,

a poor man's Sandra Dee.


Sandy, you must start anew,

don't you know what you must do?

Hold your head high, 

take a deep breath and sigh:

good bye to Sandra Dee.

("Good bye to Sandra Dee", soundtrack Grease.)*


Cuando me pongo mi camisón para acostarme, ya estoy decidida. "Adiós a la inocente Madge Undersee", digo apagando la luz. Tal vez no soy una princesa, pero puedo arreglarme y brillar como una. Puedo conquistar a Gale... o sacarle celos coqueteando con otro chico. La escuela está llena de muchachos, tiene que haber siquiera uno que se fije en mí.


____________________________________________

* Nota: En la segunda estrofa de "Hopelessly Devoted to you", dice "Alone" (sola) en vez de "Hello".










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