Gale y Madge: Fresas en el Bo...

By TallerDeLuzArtesana

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LJDH vistos por Gale y Madge. ¿Cómo terminaron juntos, siendo tan diferentes? Bueno, los polos opuestos se at... More

Capítulo 1: Fresas
Capítulo 2: Tonta Niña Rica
Capítulo 3: Voluntaria
Capítulo 4: La Cosecha
Capítulo 5: Camino al Capitolio
Capítulo 6: Solo en el Bosque
Capítulo 7: Un Muy Mal Día
Capítulo 8: Una Princesa en la Veta
Capítulo 9: ¡Baboso!
Capítulo 11: Amantes Trágicos
Capítulo 12: ¡Sobrevivió!
Capítulo 13: Amor y Traición
Capítulo 14: ¡Boom!
Capítulo 15: Entrevistas
Capítulo 16: Tienes que Ganar...
Capítulo 17: Adiós a Rue...
Capítulo 18: Madge en el Quemador
Capítulo 19: Cielo Estrellado
Capítulo 20: Un Cambio de Reglas
Capítulo 21: Celos y Desengaños
Capítulo 22: Celos y Desengaños 2
Capítulo 23: ¡No Soy Una Princesa!
Capítulo 24: Jarabe de Bayas
Capítulo 25: La Confesión de Madge
Capítulo 26: El Banquete
Capítulo 27: La Confesión de Gale
Capítulo 28: Flores para Candance
Capítulo 29: Rumores
Capítulo 30: Ángel
Capítulo 31: Primera Cita
Capítulo 32: Bajo las Estrellas
Capítulo 33: Carta para Gale
Capítulo 34: Dulce Madge
Capítulo 35: ¿Qué Somos?
Capítulo 36: Amantes Clandestinos
Capítulo 37: Princesa y Cazador
Capítulo 38: Cena con Madge
Capítulo 39: Perdida en tus Ojos
Capítulo 40: El Plan
Capítulo 41: Juegos de Seducción
Capítulo 42: Mi BellaTentación
Capítulo 43: Final, Peeta vs Cato
Capítulo 44: ¿Locura o Desafío?
Capítulo 45: Baile y Celebraciones
Captítulo 46: Noche Salvaje
Capítulo 47: ¿Qué Pasó Anoche?
Capítulo 48: No es tu Culpa...
Capítulo 49: Ámame...
Capítulo 50: Ámame II
Capítulo 51: El Regreso
Capítulo 52: ¿Vencedora o Títere?
Capítulo 53: Minero
Capítulo 54: Oscuridad y Luz
Capítulo 55: ¡Pelea de Barro!
Capítulo 56: Grisú
Capítulo 57: Maldita Amiga, Maldito Amor
Capítulo 58: El Castigo
Capítulo 59: Morfina
Capítulo 60: Recuperación
Capítulo 61: El Vasallaje
Capítulo 62: Adiós, Catnip...
Capítulo 63: Trampas y Secretos
Capítulo 64: Si No Fuera Por El Bebé...
Capítulo 65: Reunión en el Bunker
Capítulo 66: Finnick Salva a Peeta
Capítulo 67: Medianoche
Capítulo 68: La Revolución Comienza...
Capítulo 69: El Lago
Capítulo 70: Fresas en el Bosque
Capítulo 71: Sangre, Fuego y Cenizas

Capítulo 10: Revelación Inesperada

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By TallerDeLuzArtesana


- Vaya, vaya, miren quién viene ahí , el terror de las chicas del distrito 12 -escucho decir a Bristel, camino a mi clase-. Oye, ¿qué rayos le dijiste a Madge Undersee que se enojó tanto contigo para gritarte y mandarte una bofetada?

- ¿Cómo lo supiste? -contesto siseando, con una mueca de disgusto.

- Te vi desde mi casa cargándola y supe que después te dio una buena cachetada... los chismes vuelan en el 12, ¿no me digas que le tocaste algo que no debías cuando la llevabas cargando en tus brazos? Eres incorregible, Hawthorne...

- Cállate, Bristel y no te metas en lo que no te importa -le respondo entre sonriente y enojado a mi amigo, nos tenemos confianza para hacernos esta clase de bromas, pero no quiero hablar del tema de la cachetada y todo eso-. Sólo la cargué porque no podía caminar, se rompió la rodilla y la señora Everdeen le puso puntos -explico en voz alta, algo cansado de tener que seguir justificando lo obvio, también porque veo que hoy todo el mundo me mira y eso no me gusta nada.

- Y tú te ofreces a cargarla por todo el distrito hasta su casa, ¡qué gentileza de tu parte! Vamos, cuenta, ¿por qué te abofeteó? No creo que fuera por nada...

- Yo no me ofrecí, la idea de cargarla fue de las Everdeen... y no le hice nada, no le toqué nada aparte de llevarla en brazos.

- No me vas a venir con esas, Gale, te conozco... algo le hiciste para que terminara gritándote y golpeándote en plena plaza.

- Le dije que tenía buenas piernas -explico ya harto.

- ¿Sólo eso? -pregunta dudando, es obvio que no me cree dado mi reputación-. Pues qué remilgada es esa chica Undersee... pero en verdad, tiene buenas piernas. Madge está como quiere...

- Olvídalo, Bristel, es la hija del alcalde... una chica así no es para nosotros.

- Pero si no fuera la hija del alcalde, apuesto que te la tirarías y le darías duro en la escombrera sin pensártelo ni una vez -insiste el muy tarado, tiene una bocota y una mente peor que la mía. 

No alcancé a contestarle que ni soñarlo, que una chica tan educada, pudorosa y de buena familia como Madge Undersee jamás se fijaría en uno de nosotros aunque no fuera hija de la máxima autoridad del distrito. Sonó el timbre y tuvimos que entrar porque Chase andaba en los pasillos inspeccionando que los alumnos no remolonearan en los pasillos. Tuve que aguantarme matemáticas, historia de Panem, laboratorio de ciencia, química y lenguaje antes de escuchar el timbre final e ir por mis hermanos (también tuve que aguantar miradas y cuchicheos por los pasillos en cada recreo). Fuimos por Prim pero ya se había marchado con amigas suyas.

- Mmm, eso huele muy bien... ¿qué es? -pregunta Vick a Rory, que lleva un paquete mediano y rectangular de papel marrón claro.

- Sí que huele bien, pero no sé qué será... -contesta Rory.

Mis dos hermanos menores huelen con deleite el paquete, cuyo olor me recuerda algo que no ubico bien, pero sé que he olido algo parecido antes. 

- A ver, déjenme ver qué es eso, ¿de dónde lo sacaste, Rory? -interrogo a mi hermano de doce años.

- Me lo pasó Madge Undersee, dijo que era para...

- ¡Madge Undersee! ¡Es la nueva novia de Gale!... ¡entonces es para ti! -interrumpe apuntándome Vick, con un tono cantarín y algo burlesco- ¡Madge es la nueva novia de Gale! ¡Madge es la nueva novia de Gale! -empieza a cantar saltando alrededor mío, entonces le planto un coscorrón en medio de su cabeza.

- ¡Cállate, Vick, alguien puede escucharte! ¡Madge NO es mi novia! -le aclaro con voz firme para que no quepan dudas y agrego-: Ni siquiera es mi amiga... es sólo... una amiga de Katniss, ¿entendieron?

- ¿Entonces por qué la llevaste en brazos el otro día? -pregunta Vick, sobándose la coronilla- En la escuela todos dicen que ahora es tu novia y también se lo escuché decir al portero y la cocinera, cuando fui a la cafetería.

- Oye, Gale, yo también escuché eso y esa pesada de Misty fue a preguntarme si estabas saliendo con ella... yo le dije que no sabía nada... porque tú ni siquiera nos habías contado que llevaste en brazos a Madge desde la casa de las Everdeen hasta la alcaldía... pero toda la escuela estaba comentando que la cargaste por todo el distrito, ¿te gusta Madge? -me pregunta Rory algo incrédulo.

Maldita gente chismosa del distrito 12. ¿No tienen vida propia, que andan siempre metiéndose en lo ajeno, en lo que no les incumbe? Odio los chismes, en especial cuando me involucran y peor cuando son falsos. 

- Ustedes dos saben bien que Madge tenía una herida en la rodilla, por eso tuve que cargarla, no podía caminar así por todo el distrito -me justifico, molesto-. Además, fue idea de Prim y la señora Everdeen, ellas me pidieron llevar a Madge a su casa. No deberían andar repitiendo chismes de gente ociosa. ¡Ni una palabra a mamá de lo que escucharon o me enojaré mucho y tendrán que lustrar mis zapatos! ¿entendido?

- Puuaajj -exclama Vick y levanto el puño para hacerlo callar, al menos funciona.

- Está bien... no te enojes con nosotros Gale... es lo que decían las chicas en los pasillos -señala Rory y Vick asiente para confirmar.

- ¿Y por qué Madge te dio ese paquete? Déjame verlo -Rory me lo pasa, yo lo huelo y lo examino.

Jengibre, limón y vainilla son los aromas que identifico y al tacto siento algo redondo y plano.

- Son galletas -indico luego- deben ser galletas de la panadería Mellark.

- ¡Guau! ¡galletas! Deben ser para ti, Gale... le gustas a Madge -declara riendo Vick y otra vez empieza a canturrear para molestarme-: A Madge le gusta Gale, a Madge le gusta Gale... 

Vick se gana otro coscorrón y bien merecido porque Madge escribió, con pulcra letra, sobre una tarjeta que amarró al paquete: "Para Primrose y la señora Everdeen. Gracias por todo". Vick alega entonces que él todavía no aprende bien a leer y que creyó que Madge me enviaba galletas a mí por haberla cargado. Me disculpo con mi hermano más chico por haber sido tan duro y lo envío junto con Rory a entregar el paquete. 

- Madge me dijo que no encontró a Prim en su sala... me pidió que le entregara ese paquete a ella o a la señora Everdeen -nos explica Rory.

- ¿Podemos tomar una, Gale? Sólo una... no se darán cuenta... por favor -suplica Vick con sus grandes ojos grises y se me hace un nudo en el estómago al decirle que no puede porque no son para nosotros.

Nunca puedo comprarles alguna golosina a mis hermanos y me duele en el alma. Cada año durante el festival de la cosecha se les hace una pequeña fiesta a los niños en la escuela y es la única vez en el año que los niños de la Veta prueban cosas como pastel, dulces y galletas. Esperan esa fiesta con ansias cada año, Vick y Rory no son la excepción. De hecho, Vick estaba impaciente y contaba las semanas y los días para entrar al colegio por primera vez hace dos años. No porque le guste estudiar, de hecho le cuesta matemáticas y la lectura, es por la fiesta y porque dan almuerzo. Y ahora la tonta Madge Undersee le envía galletas a las Everdeen con mis hermanos, que miran y huelen el paquete con ganas, pero me pongo firme y los conmino a entregarlo, me quedo cerca para comprobar que lo hagan; la señora Everdeen les abre la puerta y mis hermanos vuelven minutos después mordiendo una galleta cada uno y otras más en la mano libre. Ya imagino que la señora Everdeen debe haberles convidado al ver sus caritas ansiosas ante el aromático paquete. Entramos a nuestra casa y curiosamente nos encontramos con Prim, hablando con mamá. Luego de contarnos que se vino con otros niños de la misma calle, se marcha a su casa. Entonces mamá me mira arqueando las cejas, brazos en jarra y golpea el suelo con la punta de un pie. Es su pose típica de "me debes una buena explicación".

- ¿Y ahora qué hice?... ¿o qué se supone que hice? -pregunto yo encogiéndome de hombros.

A menos que Prim le haya contado lo de Madge, pero lo dudo muchísimo, es una niña reservada... y no sabe lo que pasó en la plaza del pueblo, creo. Alguien le vino con el chisme a mamá y seguro me va a sermonear por haber sido insolente con una señorita tan bien educada como la princesa Undersee. Odio los sermones de mi madre y en ocasiones también me llevo coscorrones o pellizcos. Supongo que esta vez me lo merezco, la molesté más de la cuenta luego de verle los calzones. Y en la plaza le volví a recordar el incidente provocando que se sonrojara primero y luego se enojara al ser un poco grosero cuando me referí a su estupendo "culo tallado a mano por los dioses"... pero su cara era digna de una portada de periódico del Capitolio. También me cacheteó y me dijo unos cuantos insultos de señorita remilgada, no es capaz de largar un buen garabato ni siquiera cuando está molesta. Estoy sonriendo como un estúpido recordando todo eso cuando siento algo que mamá ha lanzado hacia mí, alcanzo a agarrarlo en el aire. Es una bolsita de tela y adentro hay monedas y una nota con la misma letra manuscrita del paquete de galletas.

"Señora Hawthorne: Gale pasó el sábado a mi casa a vendernos fresas, como estaba apurado, olvidó el pago sobre la mesa de la cocina. Lamento no poder llevarle el dinero yo misma pero tenía muchos deberes de la escuela. Atentamente, Madge Undersee".

- ¿Conque no pasaste a vender fresas a la casa del alcalde Undersee porque ya no quedaban en el fresal, eh? -me interroga mi madre, aún con los brazos en jarra-. Sabías que ese dinero nos haría falta para la mercadería y sabes bien que no tolero que mis hijos me mientan -me amenaza con su dedo índice, muy enojada.

- Eeh, bueno, este... -no hallo donde meterme, sobre todo porque Vick, Rory y Posy están mirando y disfrutando de verme llevarme una reprimenda de mamá-. Mira, yo sabía que te enfadarías igual si te decía que se me olvidó el pago en casa del alcalde -improviso una disculpa.

Pero ya es tarde, mamá avanza hacia mí, yo me cubro los antebrazos creyendo que me va a pellizcar pero ella es más lista y me da un rápido y doloroso tirón de orejas. Supongo que no me propinó un coscorrón porque ya no me alcanza la cabeza como antes. 

- Y esto otro por andar diciéndole obscenidades a una señorita como Madge Undersee... ¡es la hija del alcalde, por todos los cielos! -exclama mi madre tirando ahora mi otra oreja aprovechando mi distracción-. Más encima, ella tiene la gentileza de mandarnos el dinero que olvidaste en su casa -señala muy enojada y volviendo al fregadero a seguir lavando ropa.

Mis orejas arden (mis mejillas también), mis hermanos están que explotan de la risa y mamá no deja de reprocharme con la mirada desde su puesto de trabajo. Lo mejor es cambiarme el uniforme de la escuela por mi ropa de caza y atrapar lo que pueda antes del atardecer.

A las seis treinta se anuncian los puntajes obtenidos por cada tributo. Y a las ocho empieza la transmisión en directo, Caesar Flickerman, el detestable y eterno presentador de programas festivos, entrevistará a los tributos uno por uno. Los mejores puntajes, de ocho hacia arriba, siempre consiguen patrocinadores. Y si se ganan al público contando chistes, coqueteando a las cámaras, siendo humildes, desafiantes, encantadores o divertidos; entonces la gente apostará por ellos y ese dinero irá a regalos que decidirá su mentor. Estoy ansioso por ver a Katniss, quiero saber qué puntaje sacó, espero que sea ocho o nueve, más de diez sería mucho pedir teniendo en cuenta los años de preparación de los profesionales. Así como los estilistas deciden el traje alusivo para el desfile, ahora se esmerarán por sacar a relucir los mejores atributos de cada participante. Katniss es bajita pero bien proporcionada y con unos tacos altos y un lindo vestido, creo que puede ganarse a la audiencia, si además saca provecho a su humor sarcástico. Ella puede lograrlo. 

Limpio las presas de las trampas, no he sacado el arco para cazar porque quiero volver pronto a ver las puntuaciones. Entierro las entrañas y lavo mi cuchillo en un arroyo, mientras oigo los pájaros cantar suaves melodías. Al mirar hacia arriba, veo algunos sinsajos... lo que me recuerda el broche que Madge Undersee le regaló a Katniss. No creo mucho en amuletos ni en la suerte, pero quizás ese pajarito de oro en verdad sea un aliciente para que mi amiga recuerde estos bosques y regrese a casa. Quizás esa boba tenga razón. Y a propósito de eso, sin querer empiezo a pensar en Madge ahora, no sólo en su magnífica retaguardia (que me llevé una gran sorpresa cuando vi lo que había bajo su jumper), sino que en realidad fui demasiado lejos esta vez, me pasé de la raya. Acostumbro piropear a las chicas y a las más atrevidas les digo alguna picardía a veces, pero Madge no es de ese tipo y no lo merecía, nunca me ha hecho nada. Por eso no quise cobrar las fresas, como una pequeña compensación. Iba todo el camino a su casa craneando la manera de disculparme con ella por lo del viernes; para colmo no se me ocurría nada lo suficientemente adecuado para hacerle entender que no soy un pervertido, que a los chicos nos gusta mirar y apreciar lo mejor que tienen las chicas y que no se tapen tanto. Bristel, Thom y yo estamos de acuerdo en eso. Muchas veces nos distraemos mirando a las cheerleaders cuando saltan y hacen piruetas para alentarnos a ganar el partido. Y Madge está en el equipo de cheerleaders. Espero que su rodilla sane bien para el próximo partido. Sería una lástima no poder mirar bajo su falda ahora que sé lo que se trae abajo... bueno, tal vez sí soy un pervertido. Sin embargo, no fue Madge la que abrió la puerta, sino Rose, una de las mucamas, cuando entró a buscar el dinero decidí largarme para no tener que dar explicaciones. Para colmo, mi madre descubrió la mentira que urdí ante la falta del dinero de las fresas y alguien le fue con el cuento, alguien que vio y escuchó a Madge abofetearme y gritarme "baboso"... vaya insulto. 

Hoy no iré al Quemador, si voy no alcanzaré a bañarme y ver la transmisión desde el Capitolio. Además sólo tengo cuatro conejos. Dos para mi familia y dos para las Everdeen. Las pieles podrían hacer un buen abrigo para mi hermanita, necesitará uno nuevo el próximo invierno. O un par de guantes para mamá, sus manos están muy estropeadas de tanto lavar ropa y en invierno es cuando más se agrietan cuando hay heladas. El invierno pasado tuvo que canjear sus guantes de piel por aceite y velas en el Quemador. 

Ocho. Peeta Mellark consiguió un puntaje de ocho. Nada mal, el chico es fuerte, está en el equipo de lucha libre del colegio, eso debe haber ayudado, aparte de los sacos de harina que lo he visto cargando cuando voy a hacer intercambios a la panadería. Mientras los comentaristas alaban el puntaje de Mellark, me pongo más ansioso porque enseguida viene Katniss. Los tributos del 11 no estuvieron mal tampoco: la pequeña Rue obtuvo siete puntos y su compañero un diez. Ese tipo Thresh intimida de verdad, si yo fuera tributo, evitaría meterme en líos con él. Los tributos profesionales sacaron de ocho a diez también. Ahora mostrarán cuánto tiene Katniss... ¡¡Un once!! ¡Guau! Estupendo, Katniss ha superado a todos, el mejor puntaje. Increíble, mi mejor amiga es un as. Los comentaristas señalan que debe haber dejado boquiabiertos a los jueces, un puntaje así no se da por simpatía nada más. Y Katniss no debe haber estado muy simpática con la gente del Capitolio, los detesta tanto como yo. 

Entonces escucho vítores y gritos de júbilo, mis hermanos y yo corremos a la ventana y la gente de la Veta está gritando feliz, algunos han salido a la calle y se abrazan... mis hermanos ni preguntan a mamá si pueden salir, abren la puerta y se mezclan con la gente que salta de alegría, es como una fiesta. Mamá y yo miramos emocionados desde la puerta. A lo lejos, alguien canta y más a lo lejos, se escuchan celebraciones en la plaza y casas del pueblo. Katniss le ha dado esperanza al distrito 12.

En media hora empiezan las entrevistas, así que la gente se rezaga en las polvorosas calles de la Veta comentando el puntaje de Katniss. La señora Everdeen y Primrose han salido a la calle también, ante la insistencia de muchos que golpeaban a su puerta para felicitarlas y darles ánimo. Mamá y yo caminamos abriéndonos paso entre la multitud festiva y las abrazamos, muy contentos. No hacen falta palabras. 

Volvemos a la casa, el televisor sigue encendido y nos acomodamos en nuestro viejo sofá y sillas, tan destartaladas que a menudo debo reparar una pata o cambiar el asiento. Caesar ya está presentando a la tributo del 1, una rubia toda piernas, despampanante y escultural, lleva un traje con brillos y transparencias que deja ver su generosa anatomía. Intento concentrarme en lo que dice, el entrevistador alaba su belleza y no escatima elogios para la chica, es muy bonita en verdad. Su cabello rubio, ojos azules y piel blanca me recuerdan a Madge. Entonces acaba la entrevista sin que haya logrado retener mucho de Glimmer, la rubia sexy, seguro ya tiene patrocinadores. El chico de su distrito se llama Marvel (vaya nombrecitos que ponen por allá) y también es rubio, parece muy malo, tiene una sonrisa maligna. Clove es la tributo del 2, es pequeña como Katniss, pero se las trae, tiene personalidad y no parece asustada de ir a los Juegos, fue voluntaria. A continuación, el tributo masculino, Cato, un chico rubio y atractivo, que causa gritos femeninos, es como de mi porte. Señala que es bueno luchando y que irá a la pelea desde el principio hasta el final, que él ganará y llevará la gloria a su distrito 2. Me salto algunos tributos que no parecen gran competencia para Katniss hasta llegar al 12, nuestro distrito. 

Caesar llama a Katniss y está preciosa, deslumbrante, nunca la había visto así de hermosa. Bueno, las chicas de la Veta no tienen vestidos elegantes ni suelen llevar tacones o maquillarse como las chicas de la clase comerciante. Katniss siempre anda a cara lavada y aún así es bonita, ahora con maquillaje se ve más bonita. Lleva un vestido rojo brillante, con piedras que destellan con las luces, realmente brilla como un diamante sacado del carbón. Caesar la hace sentarse y empieza preguntándole por las llamas del traje que ella y Peeta usaron en el desfile; Katniss contesta con algo de timidez las primeras preguntas, está nerviosa y veo que también siente desprecio por esa gente del Capitolio. Pero enseguida empieza a ganar confianza en ella misma y bromea con el entrevistador... increíble. Luego Katniss empieza con risitas tontas y a contestar las preguntas como si se tratara de un juego, me extraña que se muestre tan simpática y, a la vez, humilde, señalando que le ha encantado la comida del Capitolio, sobre todo un guiso de arroz y cordero con ciruelas. Vaya. Empiezo a creer que alguien, Effie quizás, le ha lavado el cerebro a mi amiga, convirtiéndola en una marioneta para divertir a los capitolinos. Dice que hoy también se ha puesto las llamas y empieza a girar en círculos, haciendo que el vestido desprenda flamas en el ruedo. 

Su estilista es un as también. Supo sacarle provecho a Katniss y en vez de vestirla de negro carbón, ha elegido el rojo fuego, ardiente como brasa. El público sentado frente al escenario y toda la gente apiñada más atrás y en los costados, que ven en una pantalla gigante, están asombrados y aplauden, gritan y alaban a "la chica en llamas". Así han llamado a Catnip. Creo que es un buen apodo. Después la cara de Katniss se pone seria y nostálgica al hablar de Prim, cuenta que le prometió hacer todo lo posible para ganar y regresar con ella a casa. Suena el zumbido que da por terminada la entrevista y Katniss va a sentarse en una corrida de asientos donde ya están los demás tributos entrevistados. 

Ahora es el turno de Peeta Mellark y la audiencia también profiere gritos y aplausos. Peeta se gana al público bromeando con Caesar, cuenta que quedó bañado en olor a rosas por equivocarse de ducha. Se olfatean el uno al otro como perros y la multitud ríe histérica como si fuera lo más gracioso del mundo. Entonces el presentador le pregunta si tiene una novia en casa que lo esté esperando... él niega con la cabeza y dice que no, pero parece dudar un poco, no resulta convincente. Yo tampoco le creo, a las chicas del distrito les gusta aunque nunca he sabido que tenga una novia. 

- Vamos, un chico guapo como tú -lo anima Caesar-. Debe haber alguna chica especial... ¿cómo se llama?

- Bueno, hay una chica especial -suspira Mellark y tengo un mal presentimiento-. Llevo enamorado de ella desde que tengo uso de razón, pero no creo que ella notara que existo hasta la cosecha...

- ¿Tiene a otro chico?

- No lo sé, pero a los chicos les gusta mucho ella -responde encogiéndose de hombros-. Es popular y bonita, ella es muy especial...

Se oye un suspiro de simpatía colectiva por el muchacho enamorado de una chica que no le corresponde su amor. Esto no me está gustando nada, porque ahora recuerdo que Mellark es uno de los que miran a Katniss con insistencia en la escuela. 

- Te voy a decir lo que tienes que hacer: vas a los Juegos, ganas y, cuando regreses, ella ya no podrá rechazarte -le dice el tipo de pelo azul, como si fuera lo más simple y fácil del mundo.

- No creo que resulte... ganar, en mi caso... no servirá de nada -señala algo indeciso si revelar más o no.

- ¿Por qué no? 

- Porque ella vino aquí conmigo -declara Mellark. 

Lo dijo... el muy imbécil lo dijo, ya sospechaba que se trataba de Katniss. Pero no creía que estuviera tan enamorado, ¿O acaso finge y exagera para ganarse la simpatía de la audiencia. Esto es inesperado, no sólo para los espectadores, el entrevistador también está sorprendido y Katniss mucho más.  




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