Mini maratón 1/3
Capitulo dedica a: Nick_Cordero13 Gracias por todos tus ocurrentes comentarios.
Stella Harrinson.
Después de todo el drama de las últimas semanas, de esos encuentros intensos repletos de demasiada tensión sexual, de si Luke o yo quedábamos como stickers de piso y de esa intensa y explosiva conversación con papá, quien diría que por fin llegarían días tranquilos. Que después de tanta explosividad, todo se volvería rutinario, algo así como un bucle, que comienza, termina e inicia de nuevo, ya saben, lo básico, dormir, intentar leer, comer y dormir otra vez.
¿Quejas? Ninguna.
Aunque... Si debo admitir que extraño un poco a los chicos, de alguna forma, me había hecho la idea de que estaban aquí por mí, que dependían de mí, que eran mi responsabilidad y que estarían a mi lado cada segundo, pero muy en el fondo también sabía que eso no era totalmente cierto. Y verlos ahora tan ocupados en sus cosas y tratando de adaptarse a este mundo que no es el suyo, me hace sentir que ya no les intereso, o peor aún, preguntarme si algún día de verdad lo hice.
Y quizás estoy exagerando, tampoco me sorprendería, desde niña soy así de dramática. Soy de las que gusta recibir amor cada a segundo, tener atención, que me demuestren cosas. Porque de no ser así, ya ando creyendo que hice algo mal, o que ya no les importo lo suficiente. Una prueba de eso era que, cuando mamá o papá llegaban de su trabajo y no iban hacia donde yo me encontraba ese simple acto, era el más doloroso para mí, y me ponía a llorar como una persona moribunda hasta que venían a consolarme, recuerdo con exactitud ese video con el que mamá duró horas riéndose porque según ella me representaba en todos los aspectos.
El video mostraba a una chica rubia, de ojos color verdes y una dentadura radiante, que, sin saberlo, un día grabó el video más épico que ha podido existir, o bueno, eso pienso yo y muchas personas, porque se volvió influencer después de eso, la vaina es que, en el video que dura casi minuto y medio ella aseguraba de la manera más graciosa que si alguien cercano a ella, no le demostraba diario su amor, ella se ponía mal, la verdadera parte graciosa del video es en la que decía:
Yo soy como una tajada, necesito atención. Amor y cariño cada instante, porque si miras hacia otro lado, si te distraes con cualquier cosa y olvidas mirarme a mí, me quemo. Porque soy una tajada. Claro que sí. Y yo, Stella Harrison, justo ahora, me estoy quemando, los necesito... los extraño, los quiero, aunque eso signifique que el drama vuelva. No me importa.
Solo quiero que me llenen amor.
O si es de otra cosa, tan poco me quejo.
Pero que sea conmigo, porque ninguna chica del instituto los merece, ellos me pertenecen.
Ellos son de las lectoras. De todas. No de unas estúpidas que los llamaban "ridículos" cuando eran solo tinta en papel.
Ahora sí, ahora si están deslumbradas.
Pero si drama era lo que quería, de igual manera volvería, con ellos o sin ellos, porque los días de descanso han terminado y estoy de regreso a mi desgarradora, rutinaria, descabellada y triste vida de bachillerato.
Entro como un meteorito a uno de los cubículos del baño y no puedo explicar la sensación de alivio que recorrió mi cuerpo en cuanto vacié mi vejiga, me dieron ganas justo cuando estábamos saliendo de casa, pero como papá y yo estamos en ley de hielo, me limité a aguantar, porque... ¿Qué podría pasar? El camino de casa al instituto solo toma unos 10 o 12 minutos cuando mucho, pero justo hoy están arreglando algunas calles y eso solo ocasiona que otras se colapsen y por esa razón nos tardamos casi media hora en llegar.
Podrán imaginarse cuanto tuve que apretar mis piernas, aunque...
Como lectora, tengo bastante experiencia en ello.
Aliviada, salgo del cubículo y me pongo justo frente al espejo, en cuanto veo mi reflejo trato de arreglar unos mechoncitos rebeldes de mi cabello que se han escapado del moño alto que me hice hoy, las ojeras han casi desaparecido en su totalidad. El brillito que me aplique en los labios resalta mi sonrisa y por primera vez en mucho tiempo, me veo y creo que no luzco tan mal, no parezco tan loca el día de hoy. Con la yema de mis dedos, recorro el puente de mi nariz hasta llegar a la parte baja de mi mejilla y toco con suavidad y lentitud la casi imperceptible marca que ha quedado en ella desde esa noche.
Esa noche en la que salve a Luke.
Porque yo si pude Weigel, no estas soportando.
Hablando de mi sticker de piso favorito -que, ya no es sticker de piso-, las pocas veces que Jack, Aegan, Heist y Ares se dignaron a llamarme para saber cómo estaba, siempre les pregunté por él, y todos contestaban lo mismo:
"Que Luke ya casi ni sale de la habitación".
Y estaría mintiendo si dijera que eso no me hace sentir un poco culpable, no dejo de pensar en esa noche, en lo tomada que estaba, en la canción que canté, en que quizás fue por eso que lo hizo, quizás fue justo por esa canción y todas las locuras que hice ese día que lo hicieron recordar todo.
Desde que ellos aparecieron en mi habitación de la nada, he tratado de encontrar la manera de ayudarlos a volver, aunque en el fondo no quiero que se vayan, pero igual lo he intentado. Con Luke, él siempre ha tenido preguntas, los demás también las tiene, en su caso, ellos han logrado adaptarse con más facilidad, pero él continuaba igual de confundido que el día que llegó, por eso pensé que, si recordaba, lograría sentirse mejor y aprovechar esta oportunidad que el destino le regalaba. Pero en vez de ayudar, solo lo empeoré, porque no pensé en lo doloroso y perturbador que podría ser para él y justo ahora no puedo ni imaginar lo difícil que se le debe estar haciendo lidiar con todo eso.
No todos los días, recuerdas de la nada que estas muerto.
Lavo mis manos, y luego me las seco con la falda del uniforme para finalmente salir del baño y enfrentar la cruda realidad de que, los estudiantes siguen siendo igual de ruidosos y costrosos que siempre, de que nada ha cambiado, o bueno ¿Qué esperaba? ¿Un milagro? Solo fueron seis, tampoco es para tanto.
Y como si aguantar a todos estos costrosos no fuera suficiente, me vuelvo consciente de que ya he perdido media hora de la primera clase, y no se imaginan con que profesora me toca, si, si, con la mismísima que están pensando, con la malvada y repugnante y profesora Karnny. Se me remueve el estómago con tan solo pensar en ella, pero no hay más opción, si quiero mantenerme con vida, debo pasar todas las asignaturas, ya papá está lo suficientemente molesto como para darle otro motivo.
Sin un gramo de esperanza de que el día mejore, levanto mi rostro dispuesta a dar mi mejor cara a la humanidad y como si el destino tuviera algo en mi contra, lo veo. Tengo que admitir que la sensación de hormigueo en la tripa, y el efecto que genera en mí, no ha cambiado, y que se vea tan perfecto con el uniforme, tampoco es que ayuda mucho.
La camisa se apega a sus definidos brazos y su pecho, el pantalón negro hace juego con su cabello, y aunque sus moja pantaletas o tatuajes, como ustedes les llamen no están a simple vista, sé a la perfección que están ahí, bajo de su camisa. La cantidad de seguridad que emana con tan solo su caminar es inmensa, Aegan Cash fue creado para ser admirado, y lo logra, porque todos tienen los ojos puestos en él... Y él... Él los pone justo sobre mí...
Me estoy derritiendo.
Pienso cuando viene en mi dirección y mi olvido de lo molesta que estoy o de sola que me he sentido, pero escucho mi corazón crujir cuando al pasar por mi lado, me mira de pies a cabeza, y se limita a regalarme una sonrisa de boca cerrada y pasarme por el lado, como si nada, como si no fuera nada. Como si no nos hubiéramos besado. Como si no me hubiera hecho venir con la ayuda de sus dedos y su lengua, como si....
¡AAAAAAAAAAAAAAH!
Grito internamente para no quedar en ridículo, pero casi pierdo el control cuando noto a que, a la su estúpida novia, que venía detrás de mí, aunque no lo había notado, si le planta un beso, y no cualquier beso, sino el papá de todos los besos.
Qué envidia.
No debí tirarle solo una malteada, tuve que haberle arrancado el cabello cuando pude.
Aprieto los puños a mis costados y con la sangre hirviendo me dispongo a ir al salón de clases e ignorar por completo tanto la escenita que acabo de presenciar cómo lo mucho que me ha afectado. En este punto, las ganas de ser tolerante para aguantar los comentarios estúpidos y las miradas de rabia de la señora Karnny se han agotado por completo, y justo ahora soy capaz de incendiar todo este estúpido instituto si me da la gana.
Por obra de la virgen de los abdominales la profesora no está en el aula y aprovecho para escabullirme rápidamente. En cuanto estoy dentro, extiendo mi mirada por cada rincón y el único que parece notar mi presencia y alegrarse de ella es Michell, porque me dedica la sonrisa más gigante que alguien me ha dado en días, me dirijo hacia él y le paso por el lado a las secuaces de Sasha, pero ni las miro, no quiero lidiar con ellas justo ahora.
—Vaya, la única chica que me cae bien entre tantas víboras, por fin se ha dignado a volver.
Dice él, tratando de sonar divertido y realmente lo hace, digamos que Michell tiene de sobra algo que a mí me falta, y es el carisma. Por lo general, se me da fatal hablar con las personas, incluso, ya era así antes de perder a mamá, las personas muy poco se acercan porque vivo con una cara de velorio diario, quisiera decir que me afecta un poco, pero no lo hace. En lo personal, no necesito relacionarme con personas para sentirme bien, tampoco es que soy una completa asocial, sino que no es algo que me quite el sueño, llega un punto donde te acostumbras a ser tu compañía, donde logras sentirte a gusto con tu sola presencia y eso está bien, es completamente valido.
Aunque bueno...
Yo nunca estuve sola.
Siempre tuve a Wattpad.
Pero desde lo sucedido con Luke, ya no se siente igual, me he forzado a leer, pero no he podido, espero y se me pase, porque ya he perdido muchas cosas, no quiero perder esto.
—¿Ya me extrañas, Michell? —le pregunto con gracia, mientras me siento a su lado.— ¿No es muy pronto para que hagas eso? Ya, caíste en el hechizo Harrinson.
—No me gustan tanto las de tu género, pero me has flechado. —pone los ojos de perrito— y yo me vuelvo loquillo cuando estoy enamorado.
Y seguido de eso, ambos comenzamos a reírnos sin pena alguna, pero tuvimos que parar en cuanto mi enemiga mortal entró al salón, trae unas hojas bajo su brazo derecho y una taza de café en la mano izquierda, de primera impresión no luce como la torturadora profesora que realmente es, es más, se ve agraciada, obvio, antes de sonreír.
Dios, perdóname... yo no acostumbro a burlarme de como lucen las personas, pero ella es la excepción.
—Señorita, Harrinson. —me llama en cuanto me ve y no me sorprende, ya lo esperaba. —¿Por fin ha vuelto o es solo un holograma?
Como la detesto.
¿Quiere guerra?
Tome guerra pues.
Mientras me pongo de pie, reúno todo lo que me he tragado en estos seis días, clavo mi vista en ella y con toda la intención de sonar irónica le digo:
—Claro que soy yo, señorita Karnny, si fuera un holograma no recordara sus pantaletas de Harry Styles. —dejo un espacio de silencio para que ms compañeros se rían, y el verla sonrojarse y sentirse apenada me llena un poco de satisfacción. —Y usted, ¿Me extrañó durante estos días?
—Ni un poco.
Suelta ella de inmediato.
—Hiere mis sentimientos, no sabía que podría ser tan cruel. —finjo que estoy dolida— pero no se preocupe, tengo suficiente cariño para ambas, porque yo si la extrañé, es más ¿Sabe por qué vine? —le pregunto, pero no le doy tiempo de responder— Si, fue por usted, extrañaba a mi profesora favorita.
Los demás quedan viéndome impresionados, quizás sorprendidos porque la mayoría de las veces siempre callaba, aguantaba sus comentarios irónicos y me tragaba mis palabras, pero ya basta. Ya es suficiente, hay que normalizar aceptar que, así como los mayores merecen respeto, nosotros como adolescentes también lo hacemos y debemos luchar por ello día a día, esa doctrina de que "los mayores se respetan" es anticuada y estúpida, hay adultos de mierda, con comportamientos de mierda, que no merecen nuestro respeto.
En este preciso instante, la cara de la profesora Karnny es perfecta para la portada de una revista de farándula, luce perpleja, ridiculizada, y diría que me siento mal, pero no es así, solo le estoy dando una cucharada de su propia medicina. Sin más que mencionar, tomo asiento con una sensación de victoria, aunque sé que esto puede llevarme a reprobar su materia, pero no me importa, porque mi honor siempre va primero, mamá siempre decía:
—Hay cierto grado de inteligencia en el callar, aguantar y resistir, pero no hay que hacerlo siempre. Todos tenemos una voz y hay que usarla, hay que usarla para defender quienes somos, es solo que debemos saber cuándo y cómo hacerlo.
—Stella, volviste repotenciada, eh. —susurra Michell, a mi lado.
—Sí, vengo dispuesta a ser toda... Una perra revolucionaria.
Veamos por cuánto.
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