La Chica Que Se Enamora De Pe...

By Angelito_Herrera

426K 46.1K 25.5K

Ella vive obsesionada con los personajes literarios, esperando algún día ser amada de la misma manera y con l... More

Sinopsis
Dedicatoria
Aclaratoria
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capitulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo especial
Capítulo 31
12 horas antes de la muerte de Stella.
Fragmentos: El día del Funeral
Nota importante
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34: Parte I
Capítulo 34: Parte II
Fragmentos: Arrepentimiento
Fragmentos: El día del funeral
Capítulo Especial
En busca de lo que es nuestro.
Capítulo 35
Capítulo 36

Capítulo 9

12.9K 1.2K 656
By Angelito_Herrera

Stella Harrinson

Ya han pasado dos días desde esa noche que Heist me besó, han pasado dos días desde que Jack me dijo que le gustaba y yo simplemente no le dije nada. Sus palabras no han dejado de dar vueltas en mi cabeza, pero llegué a la conclusión de que quizás, fue lo mejor callar, que quizás fue lo mejor no decirle lo que siento porque eso además de complicar las cosas, me lleva al punto de tener que explicar no solo lo que siento por él, sino sobre todo lo que siento por todos, todo lo que ellos que hacen sentir.

Porque si, mi corazón es muy grande y los quiero a todos. #Alofleur.

Además, ya me quedó bastante claro la rivalidad que mantienen entre ellos y no quiero ser la causante de ninguna pelea más. Desde nuestra última conversación, Jack casi no me ha dirigido la palabra-No lo ha hecho para ser exactos-siempre que llego donde está, me evade, no me mira o saca cualquier excusa y se aleja. Cada que lo veo siento una leve tristeza en mi interior por todo lo que me dijo, por todo lo que pasó, si soy sincera me aterra la idea de que me odie, de que algo se haya roto y no se pueda arreglar.

Estos días han pasado muy rápido, entre ir al instituto, volver a casa, leer y dormir se me va el tiempo. Luke ha sido mi acompañante fiel, porque los demás chicos han pasado mayor parte de su tiempo en casa de Harry, debido a que se han hecho bastante cercanos y creado una amistad bastante sólida en poco tiempo, incluso fue él quien les presto algunos uniformes, para así poder asistir al instituto los días que es obligatorio.

Quién diría que Harry sería tan cool a pesar de no haberse leído un libro en su vida, en ocasiones la vida te sorprende.

Los rayos de sol se cuelen por la ventana del aula de clases, estoy sentada en los últimos asientos porque lo que menos quiero es lidiar con la profesora Karnny el día de hoy, pero por desgracia su materia es la siguiente del día.

Allá viene mi eterna enemiga.

Digo mentalmente al verla entrar con su porte de vieja odiosa, engreída y sabelotodo. Sus dientes más desordenados que mi habitación, quedan al descubierto debido a la fingida sonrisa que forman sus labios en cuanto entra, trae esa respectiva falda negra del uniforme que se apega perfectamente a su cuerpo y una camisa blanca con el logo del instituto bordado en el lado izquierdo de su pecho.

—¡¡Buenos días!!

Saluda ella, posicionándose delante de pizarrón. Todos se levantan y dicen al unísono:

—Buenos días, Señorita Karnny.

Vuelco los ojos cuando la veo caminar y pasar por cada mesa, mirando a cada uno de pies a cabeza. Todos los demás lucen tranquilos, pero yo estoy nerviosa porque este es su momento de destruirme.

Ya tengo las notas de la prueba—informa sin nadie haberle preguntado—Algunos se nota que se esforzaron...

La veo caminar en mi dirección. Sus ojos cafés se clavan en los míos como balas asesinas.

Seré destruida en 3...2...1

—Y otros no tanto.

Ironizó, deteniéndose a mi lado. Y ya todos sabían que había reprobado, ¿sorpresa? No, yo ya me lo esperaba.

—¡¡Buenos Días!!

Saludó alguien desde la puerta y llamó la atención de todos de inmediato. La profesora Karnny se apresuró y coloco una mueca de confusión.

—Estamos en clase Señorito.

Le avisa de manera odiosa, mientras todos dentro tomamos asiento.

—Es obvio ¿no?

Suelta el chico con obviedad y eso me hace soltar una risita silenciosa.

¿Disculpa? —pregunta la profesora Karnny.

—Que... soy nuevo, por eso estoy aquí.

Dice él nervioso y ella no muy convencida le permite pasar, da unos cortos pasos dentro y al estar frente a todos, no luce aterrado o nervioso, sino más bien sereno, tranquilo, todo lo contrario, a mi primer día, que cabe recalcar fue un rotundo desastre.

El día de hoy tenemos una nueva compañera.

Informó el profesor Henry, mientras me hacía una seña para pasar. Obedeciendo a su petición con pasos dudosos entro al salón, me detengo frente a todos, y el hecho de no haber asistido a clases presenciales desde lo que pasó con mamá empezó a pasar factura, ya que, al ver a la gran cantidad de adolescentes frente a mí, el estómago me dio un vuelco, las piernas me empezaron a temblar y las manos a sudar.

¿Es muda? —preguntó una chica pelirroja con gracia.

En ese momento quise salir corriendo, encerrarme en mi habitación y no salir nunca más. Pero no lo hice porque pensé en papá, en cuánto se estaba esforzando por continuar, por seguir y yo no podía quedarme atrás, mamá no hubiera querido eso.

No, no soy muda—inquirí—Soy Stella, Stella Harrinson.

—Soy Michell

La voz del chico nuevo me trae de vuelta a la realidad, poso mi mirada en él y noto como está expectante, mirando hacia todos lados, viendo la reacción de cada uno, sin miedo. Lo detallo un poco y luce bastante atractivo, la tonalidad marrón de su piel juega a la perfección con lo varonil y perfilado que es su rostro, el uniforme del instituto se apega perfectamente a su cuerpo, trae una pañoleta blanca amarrada en su cuello y tengo que admitir que luce bastante bien, comparado con mis otros compañeros, a lo cuales no hay nada que mirarles.

Tome asiento— le pide la señora Karnny.

—Buenas...

Llama alguien de nuevo desde la puerta y es nada más y nada menos que Sasha —barra— malteada. Desde que arruiné tanto su pelo perfecto como su perfecta reputación en el comedor, no había asistido al instituto, y ni falta hacia la verdad. Ayer por los pasillos escuché a un grupo murmurando que según iba a vengarse, pero créanme qué eso me tiene sin cuidado.

Tengo cosas más importantes en las que pensar.

Los recién llegados toman asiento, Sasha junto a las sanguijuelas de sus amigas, y Michell justo a mi lado.

¡¡Hola!!—saluda el chico con una ligera sonrisa en su rostro.

—Bienvenido al infierno, a no... al instituto.

Ambos nos miramos fijamente antes de soltar una fuerte carcajada, obteniendo inmediatamente una mirada asesina de la profesora Karnny.

Es una vieja malvada, ¿verdad? —lo escucho preguntarme en un susurro.

—De las peores.

En ese momento supe que ese chico me caería bien.

..............................................................

Hay personas que llegan a nuestras vidas y simplemente no necesitan presentación, sino que todo surge y nace de manera inesperada y genuina, ya que la conexión va mucho más allá de palabras o el tiempo, porque puedes conectar perfectamente bien con alguien que apenas conoces, pero no hacerlo con alguien que ya tienes años viendo.

Tengo que admitir que una clase de química avanzada nunca se me había pasado tan rápido como esta, los chistes recurrentes de Michell me hicieron olvidarme de todo por un rato, desconectarme de la inestable y descontrolada de vida que llevo.

No entendí una sola palabra de lo que dijo—avisó, mientras guardaba los cuadernos en su mochila.

—Bienvenido al club amigo.

Susurré, copiando su acción.

Ambos caminamos fuera del salón y la contaminación sónica nos envuelve, busco con mi mirada a alguno de esos hombres que hacen mojar mis pantaletas, pero no están por ningún lado.

Necesito ir a la dirección, pero con lo despistado que soy probablemente me pierda—rodee los ojos con diversión al escucharlo— ¿Puedes acompañarme?

Ya va, déjame pensarlo...—lo veo tragar grueso— sí, sí...

—Stella.

La voz de Sasha detrás de nosotros me interrumpe abruptamente, me giro a verla y la imagen de ella repleta de malteada da vueltas en mi cabeza, quisiera arrepentirme de eso, pero no, es más, aún creo que no es suficiente comparado con lo que ella me hizo, ahorré muchísimo para comprar el libro que me rompió en mis narices.

Dale gracias a la virgen de los abdominales que no te arranqué las uñas, te deje calva, ni tampoco te rape las cejas, bueno al menos no todavía.

—Mira, no quiero problemas... mejor vete.

Dije de mala gana y noté a Michell atento a mi lado.

No quiero problemas—afirma mirándome de pies a cabeza—Es más, te disculpo por lo que hiciste.

—¿Perdón?

Fruncí mi ceño y noté que ni Inna ni Jules estaban detrás de ella.

—Sí, te disculpo. Pienso que es momento de dejar nuestra rivalidad...

—Sasha no te consideres tan importante, nunca me importó mantener una rivalidad contigo, es más yo nunca la tuve.

Le dije mirándola directamente a sus ojos azules, pero no tuvo ninguna reacción, sino que continuó hablando como si nada.

—Pero para disculparte tienes que ayudarme con tu primo Aegan.

¿Aegan? Ya quisieras.

Sentí la rabia alojarse en mi cuerpo mientras el estómago me daba un vuelco, el hecho de pensar en que quizás Aegan pueda interesarse en ella no me gusta, no me agrada en lo absoluto. Y si, sé que ninguno de ellos me pertenece y que tienen derecho a hacer lo que quieran y salir con quien quieran, pero no sé, ni yo me entiendo para ser exactos...

Me giro dejándola con la palabra en la boca sin decir ninguna palabra y empiezo a caminar, Michell segundos después reacciona y se apresura rápidamente para quedar a mi lado de nuevo, siento sus ganas de preguntar, pero se cohíbe, quizás porque tiene miedo o vergüenza. Por mi parte trato de restarle importancia a lo que dijo la pelirroja, aunque en el fondo siento un poco de... ¿molestia? No sé cómo estoy con exactitud, pero de que algo me pasa estoy segura de que lo hace.

Ponte pilas Stella, o te quedarás sin el chivo y sin el mecate. —avisa mi subconsciente.

Es aquí—señalo la puerta de la dirección en cuanto estamos frente ella.

—Gracias—dice Michell mirándome a los ojos, la tonalidad de los suyos es una perfecta mezcla entre marrón y verde, sus labios lucen rosadas y llamativos bajo la luz del sol.

Está a punto de abrir puerta cuando alguien desde adentro se adelanta y sale, en cuando lo veo mis ojos lo detallan sin pedir permiso, trae esa aura salvaje y varonil que lo caracteriza, su cabello azabache está un poco despeinado, su caminillo de tatuajes no está a la vista, pero sé perfectamente que bajo esa camisa continúan ahí, adornando todo su brazo derecho.

Su mirada ágil y chispeante se encuentra rápidamente con la mía, sentí que me faltaba la respiración, que el mundo se detenía. Aún estoy un poco molesta porque sé a la perfección que su comentario no fue el mejor, pero toda esa rabia y molestia pasa al olvido y desaparece solo con verlo, al ver lo hermoso que es, al ver toda la seguridad que transmite.

Porque todo en él grita dominar y follar, y mis hormonas no es que quieran resistirse mucho tampoco.

Veo a Michell adentrarse en la oficina y Aegan y yo nos quedamos ahí, frente a frente, él y yo. Sin importar nuestro alrededor o las personas que van y vienen, solamente estamos ahí viéndonos a los ojos. Mi corazón late desbocado, siento miles de dragones revoloteando en mi estómago sin tener cuidado y mi intimidad está palpitante, a la expectativa.

Ay Stella, deja de mirarlo así.

Con tan solo recordar la petición de Sasha algo en mí se incomoda, se molesta. Todos estos días mi preocupación fue mantenerme al margen, para de esta manera no "confundir" las cosas y evitar cavar mi propia tumba y ganarme un corazón roto. Sin embargo, justo ahora me doy cuenta de que jamás pensé en cómo me sentiría si alguien quisiera acercarse a ellos, no me detuve a pensar en si quería perder la oportunidad de vivir todo lo que soñé y darle oportunidad a que alguien más lo hiciera por mí.

Quizás no he sido la más inteligente después de todo.

— ¿Vas a mirarme con esas ganas de follarme toda la mañana o vas a decidirte a hacerlo?

Pregunta Aegan, con una sonrisa traviesa en su rostro que me robó el aliento.

—Ya quisieras.

Traté de sonar segura y creo que lo logré. Pero él no sé queda con esa, se acerca a mi oído y me susurra:

—Se nota en tu mirada que quieres que te agarre y te coja duro, o ¿acaso crees que no puedo ver como aprietas las piernas cuando me ves...?

Así de obvia soy—lo pienso, pero no lo digo.

En este punto ya mi respiración estaba hecho un desastre, y si mi corazón sigue latiendo a esta velocidad un paro cardíaco será la causa de mi muerte.

—Podrás ser muy hermoso y todo...

Ok, eso no era lo que iba a decir.

—No me sorprende que lo pienses, sé perfectamente que lo soy, te falto admitir que soy sexy.

Mi guiña un ojo con picardía y gracias a la virgen de los abdominales no caí rendida a sus pies. Es increíble como cada palabra que abandona su boca, suena tan segura que me hace dudar hasta del color de las pantaletas que cargo puestas.

Joder Aegan, ¿por qué estás tan cogible?

—Eres un ególatra insoportable.

Lo acusó y empiezo a caminar, pero él me sigue.

—Igual te mueres por mí.

Cuestionó, con total seguridad poniendo sus brazos sobró mis hombros y caminando pegado a mí—muy pegados para ser exactos—. Su olor corporal invade mis fosas nasales, y eso junto al hecho de poder sentir su cuerpo junto al mío me hace imaginar cómo se sentiría que él estuviera dentro de mí, moviéndose sin parar, haciéndome estremecer, como se sentiría estar llena de él.

Virgen santa de los abdominales, purifícame...

—Ya, basta de intimidarte, no quiero que te mojes ahora mismo.

Dice quitando su brazo de mi hombro y alejándose un poco, cuando lo hace mi cuello exige su tacto, exige su cercanía, pero no voy a pedirle eso.

—¿Buscas a tu guardaespaldas?

Pregunta al verme mirar hacia todas partes sin saber a dónde ir, y sé perfectamente que se refiere al chico de los recados.

Te defendí por nada, creyendo que eras buena persona.

Recuerdo las palabras de Jack y tenso mis hombros de inmediato.

Déjalo tranquilo—demandé.

— ¿O si no qué?

Preguntó desafiante, y tuve dos ideas: la primera: caerle a cachetadas hasta dejarle roja esa cara de muñequito de torta que tiene y la segunda: reventarle la boca, pero a besos.

Tengo que admitir que de las dos no sé de cuál tengo más ganas, pero me contengo de ambas.

—Eres un imbécil.

Le digo, mientras sigo camino a la parte trasera del instituto, los rayos del sol se topan con mi cara mientras que una leve brisa mueve mi cabello de un lado a otro, siento algunas gotas de sudor rodar por mi cara y lo peor de todo es que ni siquiera se hacía dónde voy.

— ¿Recuerdas que agarraste el bate cuando aparecimos en tu habitación?

Se burló sonriente, y también me dieron ganas de hacerlo, pero me contuve.

—Deja de hacer como si no pasó nada, no todo se soluciona con tus chistecitos malos.

— ¿Y qué se supone que pasó?

Pregunta deteniéndose abruptamente y tomándome de los brazos para quedar frente a él. En cuanto mis ojos encontraron la profundidad de los suyos me perdí en ellos, me perdí en él. Porque Aegan representaba eso, es como una fuerte droga que consumes una vez y te vuelves adicto, es como un bosque inmenso al cual entras y más nunca sales.

Porque el egocéntrico de Aegan Cash, es la perdición hecha persona.

—No vas a disculparte ¿verdad?

Fui igual de directa que él lo es, a veces a las personas hay que darles una probada de su propia medicina.

—Y... ¿cómo por qué debo hacerlo?

Preguntó, enredando sus manos en mi cintura y arrinconándome a la pared a nuestro lado. Se pega tanto a mí que puedo sentir toda parte de él.

No estuvo bien el comentario que hiciste—le digo molesta—no puedes ir por ahí burlándote sobre el cuerpo de los demás, no sabes la lucha incondicional que puede tener esa persona cada día al verse al espejo y no sentirse a gusto con lo que ve.

—No seas dramática.

Lo vi tensarse y libero mi cadera de su agarré.

—Este es tu problema, que tu egocentrismo sobrepasa todos los niveles, y no mides como las demás personas pueden sentirse con eso, y tampoco te importa.

—No voy a ir por la vida fingiendo que me importan los demás cuando claramente no es así, Stella.

Y sí, eso sonó muy Aegan Cash.

—Claro, porque para ti es imposible ver más allá de tu culo, lo único que te importa eres tú mismo.

Le dije con furia y vi como mis palabras despertaron al animal dentro de él, y como un feroz depredador se me acercó rápidamente y me acorraló contra la pared de nuevo.

¿Qué tienen con las paredes estos chicos?

Su respiración se mezcló con la mía de inmediato y una batalla entre lo que debo hacer y lo que no, se hizo presente en mi interior, otra vez.

Como hace unas noches.

—Me sorprende que conociéndome como lo haces, pienses que iba a hacerlo.

Aprieta sus labios a unos centímetros de los míos, y noto lo rosados que son, lo suave que se ven.

—Quería creer que serías diferente esta vez.

—Stella yo soy así, y no voy a cambiar estando aquí o en otro lado—afirmó con tranquilidad—no soy una buena persona, es más soy una mierda y no trato de mejorar.

Quisiera prestarle completa atención, pero tenerlo tan cerca me cobra factura, me quita el aliento, me vuelve loca. Y esto es lo más cliché que pueda existir, pero ahora en este momento comprendo a la perfección a las chicas de los libros, a las ganas un poco locas de querer cambiar al chico rudo, de querer estar a su lado, aunque eso signifique sufrimiento y traumas.

Con semejante bombón quién no va a querer descifrarlo. Quién no va a querer cambiarlo.

—Por eso ella no lo hizo, por eso ella no te escogió.

Dije sin pensar y noté la mueca de confusión en su rostro.

— ¿Quién no me escogió?

Susurró en mi oído y eso envió corrientes de energía por todo mi cuerpo, en ese momento me percaté en que estábamos en la parte más solitaria del instituto...

Estaba sola con Aegan.

Más excitada que una chica de 14 años leyendo una escena +18

Más pegados que una paca de billetes.

Todo esto grita peligro en toda su expresión.

—Cuando quieras creer que llevas el control recuerda que yo sé cosas que tú no.

Sus ojos se abrieron de par en par y noté las ganas que tuvo de acercarse, de besarme, de acoger mis labios, de cogerme ahí mismo, porque esto le gusta, le gusta ser retado, desafiado.

Y yo lo estoy haciendo.

—Yo soy un egocéntrico, pero tú una engreída.

Pasó su lengua por mi cuello y mi vagina exige a gritos ser follada.

—A ver, ¿Por qué según tú soy una engreída?

Le pregunté mientras subía mis manos a su pecho y levantaba un poco mi mentón, tratando de sonar seria, pero por dentro, mi mundo era un completo caos de pensamientos impuros.

—Porque crees que llevas el control y no es así, soy yo quién lo hago.

Desenredó una de sus manos de mi cintura y la paso por mi mejilla, cuando su piel y la mía hicieron contacto el grado de cordura que me quedaba desapareció.

—Yo soy Aegan, Stella. Aegan Cash y aún no hay un contrincante digno.

Se acercó a mis labios y cuando supuse que iba a besarme, cuando estaba esperando que sus labios atraparan los mío, no lo hizo... una sonrisa torcida se formó en sus labios cuando se alejó de mí y me liberó de su agarré.

Él pensaba que había ganado, pero yo no iba a permitirlo... tenía que hacerle ver que él no era quien llevaba el control, que era yo quién lo hacía, aun cuando eso significaba caer de nalgas en el abismo que tanto he evitado.

Siguiente Capítulo>>>>>>>>>>>

Continue Reading

You'll Also Like

1.5M 172K 42
❝ YoonGi es un padre soltero que acaba de perder a su amada y JiMin es un omega roto que acaba de perder a su bebé, ¿Qué pasará cuándo ambos caminos...
175K 9.4K 72
Alexandra Weasley, la primera hija mujer de los Weasley empieza su aventura en Hogwarts sorprendiendo a toda su familia. Siempre pensó que el amor er...
265K 23.9K 71
La vida de Kate no ha sido sencilla ya que, durante toda su vida ha sido ignorada y despreciada por su familia. Especialmente por su madre, quien cr...
39.1K 2.4K 8
El maldito NTR pocas veces hace justifica por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suc...