Al término de la clase de francés, Calix comenzó a meter sus cosas con tranquilidad a su mochila. Al sentir el familiar escalofríos, apuño con fuerza su lapicera.
—Pensé que había sido clara contigo respecto al acercarte a Calix —dijo Anyi, metiéndose en el camino de Ariel.
—Necesitamos hablar —se dirigió a Calix.
Calix terminó de meter la lapicera y cerró la mochila.
—Últimamente, todo el mundo necesita hablar conmigo —murmuró.
—Ella no te conviene de compañía —se refirió a Anyi, quien rodó los ojos.
—Disculpa, pero no eres nadie para decirme que debo o no hacer.
—Solo te estoy haciendo el favor de advertirte antes de que sea demasiado tarde.
—En ese caso, deja de hacerle favores que no te está pidiendo —dice Anyi.
—Se los estoy brindado por su seguridad. —La bruja se mostró incrédula.
—¿Por mi seguridad? —Repite Calix, llamando la atención de ambos—. Ni siquiera estoy segura en este lugar con ustedes, porque son un completo peligro para mí.
—O tú eres el peligro para nosotros —dijo Ariel.
Calix termino de colgar la mochila en su hombro, y dio un paso a él.
—Si lo dices porque poseo en mis manos la rosa de cristal, estás en lo cierto —dicho eso, paso por su lado empujándolo.
Pero antes de que llegara a la puerta, la toma del brazo.
Imágenes de lugares que jamás había visto, pasan frente a sus ojos, junto con la risa de una chica. Asustada y confundida, se apartó bruscamente de él.
—No la vuelvas a tocar —advierte Anyi.
—¿Cómo has hecho eso? —Preguntó a Calix, ignorando a Anyi.
Calix lo miró inquieta, al saber que ambos habían visto lo mismo.
—No te vuelvas a acercar a mí —dijo, saliendo del salón.
Ariel volteó a ver a Anyi.
—¿Cómo es que ella sabe los lugares en donde estuve con Azul? —Preguntó.
Anyi contempló con interés. Al parecer el hechizo solo era visual, pero si ellos te tocaban, el alma de Calix le mostraba su vida pasada con ella, o al menos algunos fragmentos.
—No sé dé que hablas —dijo, siguiendo a Calix.
Decirle a Ariel quien era ella en realidad, no la pondría en menos peligro, la prueba de ellos es que ella muerto en su vida pasada, confiada de que Ariel la protegería, algo que no sucedió.
🪶🪶🪶
Durante el transcurso de la clase de Física, Calix observaba desde la banca el partido, debido a que lastimo su tobillo en el primer tiempo del partido.
Al ver que la chica que ha causado su caída se acerca a ella, se tensa. No le agradaba Darly, aunque fuera la más popular del campus, porque de alguna manera le resultaba superficial.
—Hola —saludó—. El profesor me dijo que te trajera esto —le ofreció una bolsa de hielo —. Te ayudará con la inflamación.
—Gracias —tomó la bolsa y la coloca sobre su tobillo, esperando que se marche. Al ver que no lo hace, la mira.
—Quería discúlpame por el incidente.
—Hubiera sido bueno que lo hicieras en ese momento, en vez de reírte con tus amigas —expone— ahora ya no importa.
—Calix, yo...
—Está bien, entiendo la manera de querer ocultar quién eres frente a los demás —quizá no le agrada Darly, pero no podía juzgarle su doble cara cuando ella también lo era—. Ahora déjame sola, no me gusta la compañía.
Darly se mostró incómoda, por lo que obedeció.
Había estado casi toda su vida sola, ahora lo veía ante la traición de Flynn, y tal vez era mejor así, evitaba las traiciones. Ojalá lo hubiera descubierto antes para no haber vivido engañada tres años, creyendo que realmente no estaba sola, cuando la verdad es que personas como ella estaban destinadas a la soledad.
—Hola.
Sintió cómo ese maldito escalofríos aparecía de nuevo.
—¿Por qué no pueden dejarme en paz al menos un día? —Preguntó con irritación.
—Debes alejarte de esa bruja —señala con la cabeza en dirección a Anyi, quien los contempló con interés, pero no se acerca a ellos—. No la conoces, no sabes lo que es capaz de hacer.
—Tampoco te conozco a ti, así que no tengo por qué escucharte —dijo—. Como tampoco ustedes me conocen a mí, quizá me vigilaste y obtuviste información por parte de Flynn y Lailah, pero ¿realmente fui honesta con ellos?, ¿en verdad me mostré como soy? Nadie me conoce Ariel, y aunque intentaran descifrarme, nunca lo lograrían —se puso de pie, y comenzó a bajar las gradas.
No mentía en aquello, era un acertijo, que incluso ella no podía resolver, porque a veces actuaba y hacía cosas que no entendía.
—Espera —la sujeta de la mano. Ella se libera con ferocidad.
—No me vuelvas a tocar —advierte al sentir una sensación extraña ante su tacto.
—Calix, aléjate de ella, es una bruja —aconseja, mientras la chica comienza a descender de nuevo.
—Eso no la hace peor que ustedes.
—Ella te está usando solamente —se detuvo y lo miró.
—Ustedes lo hicieron, ¿Cuál es la diferencia?
Ante su silencio, bajo con más rapidez las gradas, olvidando que tenía el tobillo lastimado, por lo cual al cargar todo su peso en él, perdió el equilibrio. Sintió unas manos sujetarla de la cintura.
—Cuidado, no querrás destruir tu cara bonita —al levantar la mirada, se encuentra con la chica de cabello corto de la fogata—. Tú y yo tenemos algo pendiente, ¿Qué te parece si vamos a un lugar más privado?
Al sentir un hormigueo expandirse por todo su cuerpo, busca con desesperación a Anyi.
‹‹Anyi›› llama telepáticamente, al saber que estaban a punto de teletransportarse
🪶🪶🪶
El pecho le ardía como si una llama fuera encendida en ese lugar, mientras su garganta se cerraba lentamente, impidiéndole respirar, agotándose cada vez más él poco oxígeno que quedaba en sus pulmones.
La mirada de Calix se encontró con la sonrisa diabólica de Rubí.
—Duele, ¿verdad? —murmuró la chica. Calix apretó sus labios con fuerza para evitar jadear o liberar un grito—. Todo parará, no habrá más dolor, solo tienes que darme su ubicación.
¿Por qué todos querían esa maldita rosa?, ¿Por qué se negaba a decir a dónde estaba?, no era su responsabilidad, no sabía para qué servía, entonces de donde venía el empeño de protegerla.
—Solo lo repetiré una vez más, ¿Dónde está la rosa? —De nuevo, fue incapaz de confesar—. Bien, quizá necesitas algo más de precisión —dijo— Esteban —llama. El dolor desaparece inmediatamente de su cuerpo, sintiendo un gran alivio.
Un chico de ojos azules y cabello tan negro como el azabache sale entre las sombras del almacén. De aquella oscuridad que la lámpara sobre ella era incapaz de eliminar.
—Hazlo —le ordena, e inmediatamente el chico desaparece frente a ella.
Estaba agotada por alguna razón, por lo que no tenía fuerzas para luchar contra ella mientras está, la levantaba del suelo y ataba a una silla.
—Eso fue rápido —murmuró Rubí, lo que hizo que Calix elevara la mirada, y se encontrara con Esteban—. Oh, creo que aún no se han presentado formalmente. Calix, él es Esteban, y tiene un don maravilloso como tú, él tiene la capacidad de robar los recuerdos de otras personas. Es tan poderosos que robo cada uno de los recuerdos que tienen tus padres sobre ti, ¿no crees que es genial? —Pregunta—. Ahora no existes para ellos.
Sin poder evitarlo, comenzó a reír con la mirada fija en el suelo, pero no era risa de felicidad, sino una irónica y a la vez de alivio.
—Creo que debería darles las gracias —expuso Calix—. Se atrevieron a borrar lo que yo no tuve el valor de hacer.
Su mirada se fijó en Esteban, quien palideció al sentirla entrar a su mente sin autorización, robando cada uno de los recuerdos que obtuvo de sus padres, para que después no pudieran utilizarlos en su contra. Pero el último de ellos capturo su atención.
Lack se dirigía a la puerta de la casa con confusión, ante el sonido del timbre en un día tan lluvioso como hoy. Pero al abrirla se encuentra con la soledad de la calle. Rasca su nuca, dispuesto a entrar, pero antes de hacerlo, su mirada viaja al suelo, encontrándose con una canasta. Se inclina lentamente, para apartar la manta sobre ella, revelando un bebé. Llama a su esposa con inquietud, quien inmediatamente sale, mientras Lack levanta al bebé del suelo y se lo entrega a su amada esposa, quien observa a la pequeña creatura dormir.
Sin importar que esté lloviendo, Lack se moja en busca del ser humano que ha abandonado a tan pequeño ser, pero deja de hacerlo y regresa a su esposa cuando esta lo llama, para seguido entrar ambos a casa.
Pero antes de cerrar la puerta, el abuelo, quien parece estar también en casa, baja la vista al suelo, y se inclina a recoger algo. Cuando el objeto cuelga de su mano, descubre que es la cadena de ángel que le ha regalado.
Todos los presentes esa noche murmura entre sí, sin saber qué hacer con la creatura. Excepto su madre, quien contempla al pequeño ser removerse entre sus brazos, abriendo sus pequeños ojos lentamente, revelando el gris de su iris.
Esa pequeña y frágil bebé, abandonada por algún ser despreciable, era ella. Ahora encajaba todo, él porque era la única de la familia con un don especial.
Calix aparto la mirada de Esteban y la enfoco en Rubí.
—¿Quieres saber que tan maravillosa soy? —Preguntó y vio atreves de sus ojos la repuesta. Le sonrió con malicia.
Rubí dio un paso a ella al saber lo que iba a ser, pero no fue lo suficiente rápida para lograr detener la teletransportación.
¿Por qué no lo había hecho antes?, ¿Por qué hasta ahora recordaba cuan poderosa era?, aun eso le resultaba un misterio.
💋GRACIAS POR LEERME HERMOSAS, ESPERO QUE LES Esté GUSTANDO LA HISTORIA💋