🪶CAPÍTULO 28: Primer portal🪶

9.5K 821 24
                                    

Sus piernas dolían, ante las horas que llevaba caminando. Segura de no poder dar un paso más, se recarga en una gran roca que obstruye su camino y desliza hasta el suelo.

Dejando viajar la mirada a su alrededor, duda de si esto era una buena idea. ¡Por favor!, desde un principio sabía que era una mala idea, pero estúpidamente se dejó incitar por aquel ser. No entendía por qué le pasaba esto, lo único que pedía era una vida normal y tranquila, pero obtenía todo lo contrario.

Inclinó su cabeza, para después llevar sus manos a ella, frustrada por la situación. Soltando un suspiro, se puso de pie, debía concentrarse, ya estaba en esto y no existía escapatoria.

Contempló con detalle el lugar. Según aquel recuerdo que le mostró la guardiana, había una gran roca y un pequeño árbol a su costado, este parecía aquel lugar, pero ¿A dónde estaba aquel árbol?, no tendría que ser difícil encontrar un árbol en medio de un bosque invadido de pinos.

Se alarmó ante el sonido de una rama quebrándose. Miró en dirección de donde había provenido aquel sonido. Inquieta, decidió ocultarse detrás de aquella roca y al hacerlo vio el tronco de un árbol recién cortado. Al parecer alguien había pasado antes por ahí, y definitivamente no quería que nadie encontrara el portal.

Estiró su mano para tocar la textura de aquel tronco, y así poder ver cuando había sido cortado. Y fue justo cuando las yemas de su mano hicieron contacto con la húmeda madera, que el recuerdo del causante de aquel corte viene a ella.

—Anyi —susurro, alejando la mano.

¿Por qué haría ella eso?, ¿realmente cuál era el papel de Anyi en su vida?

—Puedo escuchar tus latidos, sal ahora mismo —apartó la mirada del tronco.

‹‹Ariel››

No debería estar aquí, ¿Cómo la ha encontrado?

—En verdad crees que puedes ocultarte de mí —menciona.

¿Podía?, claro que no, y eso lo convertía en un gran problema.

Se puso de pie, enfrentando aquel rostro atractivo que carecía de emoción.

—¿Por qué has huido de casa? —la evaluó de pies a cabeza, buscando una herida en su cuerpo.

—No se puede huir de un lugar que nunca fue tu hogar —dice Calix.

—Bien, en ese caso, ¿Por qué te has marchado?

—No te debo explicaciones Ariel, pero la respuesta es obvia —menciona. El ángel desvió la mirada, fastidiado con la respuesta.

—Pero te agradecería que lo hicieras.

—Como yo te agradecería que no te metieras en mi vida.

—En este momento, creo que fui un idiota al venir a buscarte —dice molesto.

—Lo fuiste —dice de acuerdo.

—¿Cuál es tu problema? —Preguntó irritado. Calix era una chica realmente difícil de tratar.

—Tú eres mi problema —dice—, desde que llegaste a mi vida, no he tenido más que problemas y estar en constante peligro, has destruido mi vida, mi mundo.

—Disculpa si piensas que yo terminé con tu vida perfecta, la cual basabas en mentiras que te hacías creer tu misma —se acerca a ella—. Pero lamento decirte que yo no soy culpable de las cosas que te pasan, Calix.

¿Cuál era su problema con ella?, porque no solo la dejaba en paz de una vez.

—Entrégame la rosa —exige repentinamente.

Mi Secreto: La Rosa De Cristal. (Libro I)⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora