🪶CAPÍTULO 18: Años oscuros, salvajes y sangrientos🪶

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Anyi contemplaba con interés el bello lugar frente a ella, que se extendía en hectáreas, recordando el corto tiempo en que fue reinado por el príncipe hada, después de asesinar a su padre y ser capturado por tenebris. Todos creían que él se había marchado por su propia cuenta, agobiado por manchar sus manos con la sangre de su propio creador, pero la realidad era otra, que expuso a los reyes que sobrevivieron en la guerra, para ir en su búsqueda, pero nadie le creyó, ni siquiera aquellas hadas que le servían.

Unos días después, de su desaparición, las dimensiones se llenaron de sangre, llegando tiempos más oscuros, salvajes y sangrientos que en la guerra, a causa del dominio que imponían los tenebris, quienes atacaron cada reino y deshicieron de los reyes. Algunos descendientes de la corona lograron escapar, y sus reinos aun guardaban la esperanza que volvieran y tomaran sus tronos para regresar la estabilidad a él. Pero las probabilidades de que eso sucediera eran muy bajas, ya que algunos tenebris habían cazado a esos descendientes y asesinado, guiados por Samael, algo que pocos sabían. Y si existía alguno aún, aparte de Calix, posiblemente no sería de sangre pura, lo que significaba que no sería tan fuerte su reinado.

Soltando un suspiro, miró al cielo, él único con el poder regresar la estabilidad a cada reino y hacerlo fuerte, era el príncipe hada, al ser la conexión entre ambos mundos, y cada reino, portando esa magia y sabiduría que conectaba a todos a la naturaleza, pero había pasado tanto tiempo de su captura de era imposible que aun siguiera con vida.

—En que piensas.

—En el pasado —contestó la bruja.

—Es bueno recordar el pasado cuando este es bueno, pero cuando es tan oscuros, es mejor mirar al frente y agradecer que los tiempos han cambiado, y la luz domina ahora.

—Vimos muchas vidas ser tomadas, y otras que tuvimos que tomar para salvar la nuestra —murmuró Anyi—. ¿Te arrepientes de lo que hiciste Brindy? —Pregunta.

La guardiana mantiene la mirada fija en el lago, recordando la primera vez que mancho de sangre sus manos, al asesinar a Esmeralda.

Ariel podría decir que lo hizo por avaricia, y quizá tenga un poco de razón, pero su motivo más grande fue que Esmeralda se negaba a pelear contra aquellos tenebris, que estaban matando a sangre fría a su comunidad.

Su hermana había sido ciega, al igual que el rey hada, creyendo que aquel consejero les era fiel y cuidaba, cuando solo los manipulaba.

Claro, no todos los brujos eran malvados o desleales, la prueba de ello era Anyi.

—Hice lo que creí correcto, el mundo estaba colapsando, y solo había una opción de salvarlo. Así que no me arrepiento, porque trajimos un mundo más seguro para las siguientes generaciones.

—Yo si me arrepiento —confiesa la bruja— había seres inocentes, en medio de todas aquellas batallas, creyendo que estaban en el bando correcto, fieles a sus ideas.

—Ningún tenebris es inocente —expone. Anyi la mira.

—Parece que has olvidado de dónde vengo, amiga.

—Tú no eres como ellos Anyi, juraste lealtad a los reinos de luz.

—Al igual que los traidores —recuerda—. Y a causa de ellos, se nos revocó la oportunidad de poder elegir entre ambos mundos, luz u oscuridad, condenándonos con el título de tenebris, como otros tantos seres, aunque seamos tan puros como un ser de luz. Y lo peor de todo, es que no tenemos a donde huir, porque seremos cazados tanto adentro de nuestro mundo, como fuera de él por los suyos.

—¿Qué sucede contigo?, porque tienes eso pensamientos ahora —preguntó.

—Tengo un mal presentimiento con Calix—confesó.

Mi Secreto: La Rosa De Cristal. (Libro I)⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora