🪶CAPÍTULO 24: ¿Por qué Calix se siente como Azul?🪶

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Cerrando la regadera del baño, tomó una toalla y la enredo en su cuerpo, para seguido salir del baño y avanzar al closet con la esperanza de encontrar algo de ropa. Para su sorpresa, este revela varias prendas femeninas, despertando su curiosidad al ver que eran estilos de diferentes épocas, era como ver un viaje en el tiempo en ellas.

¿A quién le había comprado todo esto Ariel?

Sin querer perder el tiempo, haciéndose preguntas de las que nunca obtendrá respuesta, decide tomar algunas prendas para vestirse.

Cuando estuvo lista, descendió a la cocina, al sentir algo de hambre.

Al abrir el refrigerador, toma algunos ingredientes para hacer hot cakes, pero al revisar la lacena, se dio cuenta qué la hacía falta el principal ingrediente.

—¿Has perdido el apetito? —La voz repentina en medio del silencio la sobresalto.

Al girarse, se encuentra con Ariel. Quien termina de entrar a la cocina y toma una botella del refrigerador.

—Veo que decidiste cambiarte —menciona, señalando la ropa.

—Em, espero no te importe.

—Está bien, de todas maneras, la dueña jamás las podría utilizar —dijo, confundiendo a Calix.

—Por cierto, ¿Hay alguna tienda cerca de aquí?

—Sí, ¿necesitas algo? —Calix Asiente.

—Para el desayuno, ¿me puedes llevar?

—Creo que lo mejor es que te quedes aquí, por tu seguridad —menciona.

—Te haré una lista, entonces —dice, con cierto desánimo.

Cuando termina de hacerla, se la entrega. Ariel la contempla con cierto interés, para luego regresar su mirada a ella.

—Tardaré un poco, por ello si escuchas a alguien tocar la puerta, ocúltate, porque significa que estás en peligro.

—Bien —fueron las únicas palabras que pudo formular.

En espera de que Ariel regresará, se dispuso a hacer café, para luego avanzar a la sala y contemplar el bosque a través de la pared de vidrio.

¿Realmente no existía para sus padres?, ¿realmente no eran capaces de recordarla por voluntad?

Bajo la mirada a la taza de café en sus manos. Sabía que había una manera de hacer que recordaran, pero ¿tenía el valor de regresarles sus recuerdos?, claro que no, no tenía el valor, porque, aunque los extrañaba, lo que más deseaba era que ellos estuvieran a salvo.

Levantando la mirada, soltó un suspiro, pero al regresar su atención al bosque se sobresaltó al ver un sujeto contemplándola. Libero la taza que sostenía entre sus manos al perderse en su mirada.

Miró su alrededor, al ver que este había cambiado, había fuego, mucho fuego, personas huyendo de sus hogares en llamas, extraños seres sobrevolando el área, muy parecidos a los demonios, pero con rostros humanos deformes. Mientras cuerpos yacían en el suelo, y los gritos y sollozos se hacían escuchar. Y de pronto, alguien apareció entre medio de aquel caos, mirándola con interés. Dio pasos lentos a ella, y cada paso que daba la proporción de los miembros de su cuerpo cambiaba, transformándose en una vestía con alas, garras, y cuernos. Grito cuando este te abalanzo sobre ella, e intento cubrir con sus brazos su rostro.

—¡Calix! —Escucho decir a Ariel, mientras la tomaba de la cintura y envolvió entre sus brazos, protegiéndola de los cristales de la pared.

Ella se apartó lentamente de él y miró la pared destrozada, y más allá el bosque, en donde ya no estaba el sujeto.

Mi Secreto: La Rosa De Cristal. (Libro I)⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora