🪶CAPÍTULO 9: La bruja de cabello azul🪶

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Calix se impactó contra un suelo lleno de residuos secos de algunas plantas, pero le importo poco al descubrir que podía respirar de nuevo y esa sensación de ser asfixiada lentamente desaparecía.

Agitada, miro con más detalle el cielo estrellado y las glamurosas copas de los pinos.

‹‹¡Ayúdenme!›› Grita de nuevo la chica.

Sentándose en el suelo, miro su alrededor. Estaba en un bosque, eso lo daba por seguro, pero no tenía idea de donde provenía exactamente aquella voz.

‹‹¡Ayuda!››

Levantándose del suelo, sacudió toda la suciedad que se aferraba a sus jeans, mientras esperaba de nuevo el llamado de la chica.

‹‹¡Calix!›› En vez de seguir la voz, se inmovilizo. Aquel ser la había llamado por su nombre.

Su curiosidad aumento, por ello concentro toda su atención en la ubicación exacta de aquella chica. Pero mientras más avanzaba, más pérdida se sentía, hasta que distinguió una fogata a la distancia, la cual parecía ser de gran tamaño para poder verse entre los pinos.

Fue en su dirección, segura de que ahí se encontraba el ser que exclamaba por ayuda.

Cuando estuvo lo suficiente cerca, se percató de una chica de cabello azul atada en el suelo, con el rostro enrojecido y rimen escurrido. Estuvo a punto de dirigirse ella, pero se detuvo en el momento que tres personas salían del otro lado del pequeño prado.

Se ocultó entre las sombras de los pinos, en aquella oscura y fría noche, mientras observaba a detalle cada movimiento de aquellos seres.

—Levántala —ordena una chica alta de piel pálida y cabello corto, tan negro como el azabache.

Un chico de cabello oscuro con delicados rasgos que le resultaron muy familiares, la levanto con cuidado, como si intentara no lastimarla.

—¿Qué diablos estás haciendo?, Esteban—preguntó su compañero, quien tenía una larga cicatriz decorando su rostro, que partía desdés su ceja hasta su barbilla. Era sorprendente que no hubiera perdido el ojo—. No la trates con delicadeza, no lo merece —dijo apartándolo de ella, y tomándola del cuello.

El pelinegro solo lo miró, y se alejó de ambos sin querer buscar problemas.

—Dime, brujita, ¿ahora quién va a evitar que te maten? —pregunta muy cerca de su cara.

—Quien menos piensas y tanto buscan —contesta, escupiéndole la cara.

Él se limpia la saliva del rostro con asco, para seguido lanzarla cerca de la fogata. Esteban se acercó para ponerle de nuevo el pañuelo en la boca.

‹‹Calix. ›› La escucha llamarla. ‹‹Sé que estas aquí, te puedo sentir. ››

Los nervios se apoderan de ella, ante el miedo de ser descubierta.

‹‹Tranquila, solo tú me puedes oír. ›› Informa la chica. ‹‹Pero si no dejas de pensar demasiado alto, ellos te escucharas e irán por ti. ››

Calix quedo en shock con aquella información ¿Cómo se supone que debe pensar en bajo?

‹‹Tienes que ayudarme a escapar de ellos. Desean quemarme viva. ››

A pesar de que no podía verla, su voz delataba el miedo que sentía. La chica estaba aterrada, pero como no, el miedo de cualquier bruja era morir quemada.

‹‹No sé cómo hacerlo. ››

‹‹Piensa, sé que eres buena elaborando estrategias. ›› Aquellas palabras la confundieron, porque la chica le hablaba como si la conociera de toda la vida.

Mi Secreto: La Rosa De Cristal. (Libro I)⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora