🪶CAPÍTULO 16: La cadena de un Rastra🪶

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Calix observaba el pequeño dije reposando en su mano, el cual guardaba cierta similitud con el dije que su abuelo le había regalado de pequeña. Pero también tenían una gran diferencia, y era que entre medio de las alas de su dije había una espada, con un pequeño diamante incrustado en la empuñadura.

Al colocarlo en su cuello en compañía de su dije, contemplo con interés por medio de su reflejo en el espejo, como ambos desprecian un toque misterioso.

Apartando la mirada, tomo su mochila y descendió al primer piso para tomar el desayuno.

—Buenos días, cariño —saludo su padre sin apartar la mirada del periódico entre sus manos.

—Buenos días —contesta, dejando la mochila en el suelo, mientras tomaba lugar en la mesa.

Le dedico una breve mirada a su madre, quien tecleaba algo en su portátil, mientras mordía un pedazo de pan tostado, para luego dejarla viajar a su padre, quien se llevaba la taza de café a la boca, aun con el periódico en mano. Aquello no era nada fuera de lo común, porque su familia siempre había sido así, ocupados en sus propios intereses personales.

El tic tac del reloj le recordó que ya iba tarde a la escuela, por lo que bebió de golpe el licuado de fresa y se puso de pie, tomando su mochila de paso.

—¿Quieres que te lleve? —Pregunta su padre, doblando el periódico.

—Por favor —soltó en un tono de súplica.

Mientras se dirigían a la escuela, Lack vio la oportunidad de sacar a flote el tema que lo ha estado atormentando desde su llegada.

—Tu madre me ha contado que has tenido pesadillas últimamente.

Calix deja de contemplar el bello paisaje que le ofrece el pueblo y mira con brevedad a su padre.

—No es lo que piensas —dijo desinteresada en el tema.

—Calix, sabes que siempre tienes que...

—Sí, sí, siempre tengo que hablarles con la verdad —lo mira de nuevo— y lo estoy haciendo.

—Solo nos preocupamos por ti, cariño —regresa su atención a la ventana.

—Lo sé —murmura.

—Calix...

—Podemos dejar el tema por favor —le interrumpe bruscamente— sabe que odio recordar el pasado —agrega.

—Bien —toma su mano.

—Gracias —dijo, y su padre le dio un ligero apretón.

Al llegar, bajo rápido del auto, al ver que Daya llegaban en un auto con su grupo de amigos y tenía la mano vendada. Lo último que deseaba en este momento era cruzar camino con ella.

Lack la vio marchar confuso, al no despedirse de él.

Mientras Calix avanzaba a la entrada del edificio, escucho que alguien la llamaba. Quizá no era buena recordando caras, pero cuando se trataba del sonido de las voces, era muy sencillo identificar a quien pertenecía.

—Calix —no tuvo más remedio que detenerse cuando Anyi la sujeto con fuerza del brazo.

—Tú en verdad no entendiste la parte de que te mantuvieras alejada de mi ¿no?

—Soy tu guardiana, no puedo dejarte sola —expuso a su defensa.

—No necesito que me cuiden, puedo hacerlo sola.

—Claro, por ello permitiste que una humana común te lastimara —menciona con ironía.

—Tu misma lo has dicho, una humana común, un ser sin poder —comenta— que no tiene ninguna ventaja conmigo, ella podrá lastimarme, pero yo podría matarla. Solo hago lo que creo correcto.

Mi Secreto: La Rosa De Cristal. (Libro I)⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora