🪶CAPÍTULO 19: El lado oscuro y aterrador de un hada🪶

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Calix removía la comida en su plato, con la mente perdida en los recuerdos que había creado con Flynn. Todo había parecido tan real, que se sentía estúpida. Tantas veces se dijo a sí misma que no debía confiar en nadie, pero había cometido el mismo error del pasado. Confiar en alguien que parecía amarla, para al final traicionarla.

El sonido del timbre la hizo dirigir su atención a la puerta. Sabía quién era, por ello permaneció inmóvil, en espera de que se fuera. Él la había lastimado física y emocionalmente, por ello no podía venir y pedir perdón, pensando que así remediaría su error. Apuño su mano ante el recuerdo del día anterior.

Se suponía que las hadas no mentían, que los ángeles no manipulaban, y las brujas guardianas no abandonaba, pero ¿por qué la vida tenía que ser tan irónica?

—Calix, por favor —súplica Flynn, pero la chica se negó a abrir. No necesitaba adivinar para saber que ella jamás volvería a confiar en él. Pero, ¿Por qué lo haría?, había intentado matarla.

Todo se le había salido de las manos, él realmente no quería hacerle daño, pero algo dentro de él lo impulsaba, esa parte oscura y aterradora que tenía cada hada, ese deseo de torturar a su presa antes de llevarla lentamente a la agonía.

¿Por qué no había escuchado a Brindy y a su madre?, si lo hubiera hecho no estaría en esta situación en este momento.

Levanto la cabeza al escuchar la puerta, abrirse, pero antes de poder decir algo, Calix le lanzo un objeto, el cual atropo antes de tocar su cara. Miro inquieto, el dije en su palma.

—Dale eso a tu amigo, y dile que cuando vuelva a entrar a mi habitación sin autorización, no olvide nada, eso es de idiotas.

—Calix, espera —dice Flynn, al ver que está a punto de cerrar la puerta— déjame explicarte por favor.

—Solo mantente alejado de mí, por tu bien —dicho eso cerró la puerta.

Quizá debería escucharla, no podía permitirse perder el control de nuevo y llegar a lastimarla.

🪶🪶🪶

Anyi miró el lugar con detalle, recargada en el tronco de un árbol en espera de que él descendiera. Creando un portal reflejo, vio a Calix sentada con la mirada fija en algo. Los brujos no solían ser amigables entre ellos porque eran muy competitivos respecto al poder que portaban, pero Axel realmente le parecía importar la seguridad Calix, por lo que no estaría mal hacer un lazo de sangre, y volverlo su aliado.

Torció la boca, al recordar lo que estuvo a punto de hacer Flynn. Ariel era un idiota, solo a él se le ocurre mandar a un hada a secuestrar a alguien cuando sabe que, si por algún incidente, el hada se ve obligado a atacar, y no tiene el suficiente entrenamiento, pueden perder el control de sí mismo. Las hadas eran encantadoras, pero también retorcidas, por algo eran un excelente aliado en las guerras.

Pensar en la guerra, le trago recuerdos del príncipe hada, él en verdad era despiadado a la hora de luchar y hasta ahora no conocía a alguien que se le igualara. Siempre lo había admirado y visto como un buen amigo, tanto como aquel grigori, el cual tenía años que no veía, preguntándose a donde se encontraba ahora escondido.

—Parece que esperaste mucho.

—Eso es porque soy más paciente que tu arcángel, ¿o me equivoco?

Él le sonrió, para luego elevar la mirada al cielo.

—Yo solo sigo órdenes —murmura.

—Justificando actos como siempre —dice Anyi.

—Supongo que estás aquí porque dedujiste una parte del plan —menciona.

—Pero demasiado tarde —admite—. Debo admitir que son buenos en aprender de sus errores, pero malos en predecir otros —le sonrió—. Apuesto que no me vieron venir, o quizá sí, pero lo que no predijeron fue que a quien desean destruir, salvaría mi vida y les agrietaría el plan que creyeron perfecto.

—Si no te importa, me marcho, solo eres una pérdida de tiempo —comenzó a avanzar.

—No son los únicos que tiene planes para ella —dice Anyi— lo que me hace preguntarme quién la conseguirá primero, ustedes o la naturaleza. —El arcángel se detuvo y la volteo a ver.

—En vez de hablar, deberías hacer tu trabajo y protegerla, tendrás muchos años de experiencia, pero no somos los únicos que creemos que debería estar muerta.

—No te preocupes, tengo aliados para apoyarme a cuidarla, porque no soy la única que cree que debería mantenerse con vida.

—En ese caso, veremos quién gana —extendió sus alas, y emprendió el vuelo.

🪶🪶🪶

Calix se mecía en el columpio en el jardín de su casa, cuando Anyi apareció a su lado.

—Pensé que nunca volverías —murmuro.

—Lo lamento —dijo sincera— sé que dije que no te dejaría sola, pero...

—Está bien, no importa —Calix la interrumpe— no serás la primera ni la última persona que me miente o rompe una promesa.

—Calix, yo...

—Lo odio —confiesa— odio sentirme decepcionada, herida a causada de su traición —baja la mirada al suelo— esa herida que arde como si hubiera sido causada con una daga muy filosa —levantando la cabeza, mira a Anyi—. Dejará una cicatriz que jamás podre borrar e ignorar, ¿no?

Dudo por un momento, pero al final tuvo el valor de abrazarla. Para su sorpresa, Calix le correspondió el abrazo y pudo escuchar ligeramente provenir de su garganta un sollozo.

🪶🪶🪶

Cuando Calix se quedó dormida, Anyi le dio una última mirada antes de teletransportarse. No conocía a Calix como conoció a Azul, y quizá fueran totalmente diferentes en personalidad, pero aun así la compadecía, porque nadie merecía ser traicionada como lo había sido ella. Y de igual manera deseaba lastimar al causante de su dolor.

Poco a poco Calix fue convirtiéndose en una imagen borrosa que fue remplazada por una cabaña. Avanzo por la oscuridad, hasta que se detuvo y tomó una figura de madera en forma de ángel.

—Un tenebris esculpiendo ángeles, irónico, ¿no? —Se giró y vio a Axel sentado en una silla, tallando otra figura—. Tan irónico como un tenebris convertido en guardián de la realeza y amiga de un grigori.

—También cuidas de ella —dice Anyi— y mi amigo es un caído —agrega.

En el pasado, quizá los brujos habían provocado la guerra, pero quienes se habían encargado de cazar a la realeza, habían sido los grigoris, al mando de Samael. Ninguno de ellos era aliado, pero supieron cómo casi destruir el mundo.

Desde entonces, se consideraba grigori, aquel ángel caído que participo en la guerra, pero ángel caído, aquel que protegió al reino de luz o no participo en ella.

—Supongo que has venido porque necesitas mi ayuda —expuso sin apartar la mirada de su figura de madera.

—¿Has escuchado hablar de los lazos de sangre? —Preguntó Anyi, y por fin el brujo levanto la mirada y la conecto con la suya.

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Mi Secreto: La Rosa De Cristal. (Libro I)⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora