🪶CAPÍTULO 6: La muerte de un cuervo🪶

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 La muerte de un cuervo

La mujer, de cabello rizado, aparto la mirada de la computadora y contemplo con interés a su hija, quien descendía por las escaleras. Calix rodó los ojos ante la expresión de su madre.

—Sí, mamá, yo también me puedo levantar temprano —informa, tomando lugar en la mesa.

—Ahora creo que los milagros existen —se burló, para después regresar su atención al portátil.

—Sí, como los sueños extraños —se lleva el vaso de licuado a la boca al ver que ha hablado de más.

Su madre la miro con preocupación.

—¿Acaso te están pasando de nuevo cosas raras?

Sabía perfectamente a qué se refería con «cosas raras», ya que, debido a eso, estuvo por dos años en terapia.

—No son pesadillas, mamá, solo sueños raros —aclara, dándole una mordida a su pan tostado.

—Calix, sabes que las pesadillas aparecen cuando...

—Freud mantiene que todos los sueños representan la realización de un deseo por parte del soñador, incluso los sueños tipo pesadilla. De igual manera, estos se pueden formar a través de información que adquiriste durante el día o semanas, que capturaron tu atención y guardaste en tu memoria inconscientemente —dice en tono despreocupado, lamiendo la mermelada que ha quedado en sus dedos.

—Calix, hablo en serio.

—Yo también mamá, así que tranquila, solo fue un sueño tonto a causa de Flynn, quien me envió un video sobre posible existencia de ovnis antes de dormir —mintió. No quería preocupar a su madre, y la única manera era darle una razón lógica.

Aparte, no lo había vuelto a ver desde aquel. Y las pesadillas, por muy escalofriantes que fueran, nunca tuvieron nada que ver con él, por ello seguían manteniéndose en su memoria.

—Por cierto, ¿Cómo sabes lo de Freud? —pregunta.

—Libros e internet —menciona—. Pero ya no quiero hablar de eso, así que cambiemos de tema.

—Cariño, yo solo...

—Lo sé, tú solo te preocupas por mí —termina su oración—, pero créeme, no se trata de eso, si fuera así te lo diría. —Baja la mirada—. Nadie, más que yo, desea olvidarse de esas tonterías.

Levantándose de la mesa, se dirige a tomar su almuerzo de la barra de la cocina.

—Por cierto, contesta la llamada de papá —menciona, guardando el almuerzo en la mochila.

La mujer mira la pantalla del portátil y muestra sorpresa al ver la llamada entrante.

—¿Cómo lo supiste? —pregunta, aceptando la llamada.

Calix señala el reloj con una sonrisa divertida. Sí, tenía poderes, pero ninguno era para ver el futuro.

—Me tengo que ir, saluda a papá por mí, quede de pasar por Flynn. —Cuelga la mochila en su hombro.

—Bien, que tengas un buen día, cariño. —Le regala una sonrisa, mientras la ve salir de casa.

El rostro de Calix se sonrojó un poco cuando el frío aire golpeo su piel, haciendo a su vez revolotear su larga melena negra. Sin tomarle importancia, avanzo con decisión a la casa de Flynn, necesita repuestas, y los únicos que podrían dárselas eran los padres de este, que conocían más que nadie el mundo mágico.

Colocándose los audífonos, dejo sonar I Woke Up Nea The Sea.

Durante el recorrido, sintió en más de una ocasión ser observada, pero decidió no tomarle importancia, ya que podría ser cualquier vecino que salía de su casa a sacar la basura o aquellos que pasaban corriendo a su lado.

Dobló la esquina, y entro al pequeño sendero rodeado de pinos, el cual guiaba a la casa de Flynn.

Siempre le había gustado el hogar de su amigo, pues era una cabaña acogedora, rodeada de un jardín espectacular, lleno de flores con colores hermosos. Al llegar, acaricio las flores más cercanas, hasta llegar a los escalones de la casa, pero antes de poder tocar la puerta, Flynn la abrió, como si hubiera sabido que ella estaba ahí.

—Hola Calix —saludo con frialdad.

La chica frunció el ceño, ¿acaso había hecho algo malo?

—¿Están tus padres?, necesito hablar con ellos. —Intento ver detrás de la puerta, pero Flynn la cerró.

—No, han salido. —Se dirigió a la camioneta.

Calix lo observo con interés, ante su extraño comportamiento.

—¿Vienes? —preguntó, al ver que no lo seguía.

Sin decir nada, avanzo hacia él, pero antes de entrar se percató que el vehículo del padre del Flynn estaba en la cochera.

Subiendo a la camioneta, le dio una mirada a su amigo, quien encendía el vehículo. ¿Por qué se comportaba y se sentía tan indiferente?

—Flynn... —llama su atención.

—¿Por qué tu madre no te ha llevado a la escuela? —Interrumpe, mientras se adentran a la carretera.

—Le he dicho que quedamos de irnos junto —confiesa.

Él asintió, pero no dijo nada.

Calix no era tonta, sabía que Flynn por alguna razón evitaba algún tipo de contacto visual con ella, y esto no estaba relacionado en que se encontrara conduciendo.

La chica lo dejo de contemplar y miro hacia enfrente, justo en el momento que algo se impactaba contra el cristal. Calix se sobresaltó al igual que Flynn, por ello freno de golpe.

—¿Estás bien? —preguntó el chico, mirándola con preocupación, escaneándola de pies a cabeza en busca de un daño.

Ignorándolo, bajo de la camioneta, mirando la mancha de sangre, escurriendo por el vidrio, mientras el cuerpo de un cuervo convulsionándose yacía en el suelo.

La mirada de Calix conecto con la de Flynn, quien lucía igual de inquieto que ella. Tal vez, él también veía la parte escalofriante de esto, pues la muerte de un cuervo, en el mundo mágico, significaba un mal presagio. 

Mi Secreto: La Rosa De Cristal. (Libro I)⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora