🪶CAPÍTULO 14: Brujos, reinos y cenizas🪶

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Mientras Axel avanzaba a la salida del edificio, se colocó el gorro de la sudadera y dirigió al bosque, pero antes de poder adentrarse a él, un sujeto lo tomo de la sudadera y pego contra la pared.

—¿Por qué has estado siguiendo a Calix? —Exigió una repuesta el ángel.

Axel, sonrió.

—¿Qué pasa?, no quieres competencia.

—La rosa es mía —expuso. El rubio lo miró divertido, para luego liberarse de él.

—Tranquilo ángel, la rosa no me importa.

—Si es así, porque la vigilas.

—No tengo por qué darte explicaciones, pero la verdad, es que ella me importa, y no permitiré que le hagas daño por algo tan insignificante como una rosa del jardín de las cristalinas. Porque querido amigo, existen cosas más poderosas.

—No soy tu amigo, y no me importan otras cosas, más que la rosa, así que no te metas en mi camino —advierte. Axel sonrió.

—Lo siento, pero eso será difícil.

—Realmente quieres morir, ¿no? —Pregunta el ángel.

—No eres nada en la tierra ángel, y menos con trescientos sesenta y cinco años que llevas en ella. —El ángel lo miró con interés, al parecer no solo vigilaba a Calix—. Tu inmortalidad está desapareciendo, claro, al menos que decidas volverte un caído, pero viendo tus valores, dudo que te atrevas, en fin, eres un ángel que solo sabe seguir reglas. Por lo tanto, es más posible que en un combate tú mueras, y no sabes cuánto ansió que eso suceda, para hacerte pagar todo lo que le has hecho a Calix.

—Yo no le he hecho nada.

Axel sonrió con ironía.

—Eso es lo que piensa, pero pronto veraz el dolor que le causaras cuando se entere de la verdad, de aquel engaño en que vivía —da un paso a él—. Y no sabes cuánto disfrutaré cuando tú también descubras el engaño en el que vives, pero ella ya sea mía —ante aquello el ángel se muestra confundido, ¿estaba hablando de la rosa? —. No intentes entenderlo, aún falta mucho para que lo descubras. Ahora si me disculpas, me retiro, tengo cosas más importantes que hacer que charlar contigo —lo rodeo y dirigió al bosque.

—No dudes, los brujos son los seres más manipulativos del mundo —escucho decir el ángel a su costado, encontrándose con Miguel, el arcángel—. Les gusta jugar con las mentes, plantear dudar, para hacer surgir la traición en sus víctimas, envenenando sus almas.

No era un secreto, que, así como los arcángeles, tenían como rival a la naturaleza, también a los brujos.

—Solo recuerda lo que les hicieron a los reinos, esos hijos de demonios —menciona, antes de desaparecer.

Hace muchos años, antes de la guerra, los reyes de cada reino de las dimensiones acordaron tomar los brujos más antiguos, como consejeros y guardianes, ante la sabiduría que portaban por sus años vividos y su insuperable poder.

Cada uno de ellos, creyeron, que de esta manera sus reinos serían más seguros, al igual que sus herederos, pero fue todo lo contrario, estos seres envenenaron las almas de sus reyes, implantaron dudas, avaricia y un sinfín de pensamientos que los hizo entrar en guerra, haciéndolos caer uno por uno. Hasta que todos los reinos se volvieron cenizas, y pesar de que algunos seres había sobrevividos, jamás volverían a ser los mismos, porque todos estaban en ruinas, como las paredes de sus hogares y castillos, con mentes atormentadas y sus manos manchadas de sangre, de aquellos que creyeron sus enemigos y de esos que alguna vez llamaron amigos.

Mi Secreto: La Rosa De Cristal. (Libro I)⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora