🪶CAPÍTULO 25: La privacidad de un recuerdo🪶

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Mientras avanzaban por el bosque, los cantos de las aves y el sonido del aire chocar con las copas de los pinos llenaba el silencio.

Y realmente era agradable, porque no había nada que decir, ni nada que escuchar, solo pensar y reflexionar, disfrutando cada detalle de la naturaleza que los rodeaba.

—¿Cuándo descubriste que eras diferente? —Preguntó Ariel—. Me refiero a los poderes —específica.

Calix pensó por un momento si debía contestar, o solo ignorar la pregunta, pero sabía que no dejaría de insistir, y si no contestaba ahora, posiblemente volvería a preguntar en otro momento.

—Descubrí que existía un mundo diferente al que conocía cuando tenía diez años —confiesa—. Pero mis poderes no se manifestaron hasta los doce —centra la mirada en el suelo por dónde camina, para evitar una caída.

—¿Estabas asustada?

—¿No debería haberlo estado? —murmuró con cierta diversión—. No es fácil aceptar que eres diferente a todo el mundo, y que aquello que ves en películas puede ser real. Pero que no es tan bien aceptado como en ellas. Yo no era una heroína, tampoco una villanada, era algo que se supone, no debería existir, era algo anormal.

Recordó aquel día que se manifestaron. Estaba tan molesta porque era su cumpleaños y sus padres llegarían tarde a casa por asuntos de trabajo. Se enojó al límite de sentir estallar, y fue ahí cuando sucedió. Las cosas en la casa comenzaron a vibrar y caer al suelo, al principio pensó que había sido un temblor, pero descubrió quien había causado aquello era ella.

—¿Cómo fue que se manifestaron?

—No crees que haces muchas preguntas —menciona. Le había propuesto caminar para bajar el desayuno, pero ahora veía sus verdaderas intenciones.

—No contestes mis preguntas si no quieres —dice con brusquedad.

—Creo que fue mala idea venir a dar este paseo —comenta Calix, para seguido darse la media vuelta, pero antes de que pudiera alejarse, Ariel la tomó del brazo.

—Espera...

Calix se zafa con brusquedad de su agarre.

—Ariel, dime que es lo que realmente buscas en mí —da un paso a él—. ¿Qué es lo que quieres?

—La rosa.

Ella niega.

—Hay algo más, lo sé —menciona—, algo que no logro comprender, y parece que tú tampoco. —Ariel evita hacer contacto visual con ella.

Él también quería entender por qué sentía tanto interés en ella, incluso más que en la rosa. El por qué pudo sentir a Azul atreves de Calix, o verla en una ocasión en ella. El por qué estar a su lado despertaba tranquilidad, esa sensación de estar completo.

—Deja de hacer preguntas, de las que ni tú tienes respuesta —dice Ariel con amargura, ella no era Azul, tenía que entenderlo—, antes de que arruines por completo esto.

—No puedes arruinar algo que nunca existió —murmuró, para seguido continuar caminando.

Ariel sabía que entre ellos no existía ninguna conexión, pero ¿Por qué sentía lo contrario?

Al llegar a un prado, Calix le voltea a ver.

—¿Qué hacemos aquí? —Preguntó.

—Muéstrame que sabes hacer.

Ríe ante la propuesta de Ariel.

—No soy tonta Ariel, sé cuáles son tus intenciones.

—¿Realmente no confías en mí?

—Porque debería confiar en alguien que me subestima demasiado, que finge a cada momento a mi lado —dio un paso a él—. Sé que sabes que la rosa ha regresado a mí, sé que con esto planeas conocer mis habilidades y debilidades para después atacarme y poder apoderarte de ella, porque eres incapaz de derrotarme.

Creando una distancia entre ambos, libera sus alas blancas, las cuales sobresalían de su espalda y se extendía, mostrando los grandes y gloriosas que eran. En solo un segundo, quedo maravillada.

Antes de que pudiera reaccionar y decir algo, él emprendió el vuelo, al mismo tiempo que miles de recuerdos llegaban a su mente.

Unos minutos después, lo contempla aterrizar frente a ella delicadamente, como si temiera hacer un raspón al pasto que está bajo sus pies.

—¿Pasa algo? —Calix niega— ¿Por qué tengo la sensación de que me estás mintiendo?

Inquieta, lo siente entrar a su mente, como un ladrón, mejor dicho, un buen observador. Mientras el fragmento de un recuerdo reencarna en su memoria.

—Basta —ordena, pero él no se detiene.

El viento golpea su rostro mientras sigue aquel rastro de plumas con sangre. El miedo impregna cada poro de su piel, al igual que la curiosidad la invade. Se detiene en seco en medio del bosque, con la mirada fija en el suelo, justo en el momento que él la voltea a ver.

—Calix...

—Jofiel —dice Ariel.

—¡Qué demonios pasa contigo! —Grita Calix, aquel era un recuerdo privado, como se atrevía a entrar a su mente.

—¿Cuándo fue la última vez que lo viste? —Preguntó, ignorando el enojo de Calix.

—Eres un idiota —murmuró, alejándose de él, ante el deseo de lastimarlo por haber invadido su privacidad.

Al llegar a su habitación, se recarga en la puerta, con la ira consumiéndola, no debió ver ese recuerdo, porque solo a ella le pertenecía. Porque solo ella debía saber que fue ahí donde empezó todo, que fue justo en esa época que descubrió que no pertenecía a un solo mundo, sino también a uno que creí una fantasía.

💋GRACIAS POR LEERME BRUJX HERMOSA💋

Mi Secreto: La Rosa De Cristal. (Libro I)⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora